El Tren de Aragua es la estructura criminal más poderosa de Venezuela y el único grupo local que ha logrado afianzarse en el extranjero. Dejó de ser una pandilla carcelaria confinada al estado de Aragua para convertirse en una amenaza de naturaleza transnacional con un amplio portafolio criminal.
Por insightcrime.org
Esta expansión transnacional se produjo a expensas del masivo éxodo venezolano. Desde la prisión de Tocorón, en Aragua, la pandilla supervisaba y se beneficiaba de células establecidas en al menos otros tres países suramericanos. Sin embargo, en septiembre de 2023, 11.000 policías y militares venezolanos, irrumpieron en Tocorón para aparentemente tomar el control del que, hasta entonces, había sido el centro de operaciones del Tren de Aragua. A pesar del golpe que supuso la pérdida de su base de operaciones, la cúpula de la pandilla escapó y sus células transnacionales siguen operando.
La expansión de Tren de Aragua a Colombia, Perú y Chile ha transformado, en algunos casos, el panorama criminal local y ha atraído la atención de las autoridades de estos países y de toda la región. La preocupación de algunos legisladores de Estados Unidos por la posible expansión del grupo en ese país llevó al Departamento del Tesoro a declarar al Tren de Aragua como una Organización Criminal Transnacional en julio de 2024. Además, el Departamento de Estado estadounidense ha ofrecido US$12 millones en recompensas por información que conduzca a la detención de tres de sus principales líderes.
Historia
El Tren de Aragua nació en la cárcel de Tocorón, en el estado de Aragua. El nombre del grupo puede tener su origen en un sindicato de una obra ferroviaria que nunca concluyó. Pero Héctor Rustherford Guerrero Flores, alias “Niño Guerrero”, convirtió el Tren de Aragua en lo que es hoy durante su encarcelamiento en Tocorón.
Bajo el liderazgo de Niño Guerrero, Tocorón se convirtió en una de las prisiones más notorias del país, en gran parte debido a la política no oficial del gobierno venezolano de entregar el control de algunas prisiones, entre ellas Tocorón, a jefes criminales conocidos como pranes. Esta libertad y los ingresos delictivos de la pandilla permitieron la construcción de un zoológico, una piscina, un parque infantil, un restaurante y un club nocturno dentro de la cárcel.
Con el control de la pandilla firmemente cimentado dentro de la prisión, el Tren de Aragua comenzó a expandir su influencia. Comenzó por el barrio de San Vicente, donde estableció un estricto control social e incluso recibió recursos y apoyo del gobierno a través de su fundación benéfica conocida como “Fundación Somos El Barrio JK”.
Algunas bandas criminales que ya operaban en Aragua establecieron pactos de no agresión con la pandilla, entre ellas el Tren del Llano. Sin embargo, tras el asesinato del líder del Tren del Llano en 2016, el grupo carcelario comandado por Guerrero se apoderó de sus territorios en Aragua y parte del estado Guárico, según fuentes policiales que hablaron bajo condición de anonimato por temor a su seguridad.
En los años siguientes, la pandilla expandió su red a otros estados de Venezuela a través de alianzas con grupos más pequeños, llegando a estar presente en al menos otros cinco estados. Durante este proceso, amplió su portafolio criminal en Venezuela para incluir la extorsión, el secuestro, la trata de personas con fines de explotación sexual, el tráfico de migrantes, el contrabando, la minería ilegal, el tráfico de drogas al por menor, la ciberdelincuencia y el robo.
La expansión del Tren de Aragua se volvió transnacional hacia 2018, cuando la pandilla intentó establecerse en la frontera entre Venezuela y Colombia, entre el estado venezolano de Táchira y el departamento colombiano de Norte de Santander. Allí se enfrentó a importantes grupos criminales colombianos, entre ellos el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC). Los grupos lucharon por el control de los pasos fronterizos clandestinos, conocidos como trochas, que albergan diversas economías delictivas, como el trasiego de drogas, contrabando de bienes y migrantes.
El Tren de Aragua se abrió un espacio dentro de la población fronteriza colombiana de La Parada, donde muchos migrantes venezolanos que huían de su país llegaban por primera vez a Colombia. En ese momento, el éxodo venezolano estaba en pleno apogeo y el Tren de Aragua vio una oportunidad en la desesperación de sus compatriotas. Mientras los principales grupos criminales colombianos se centraban en el narcotráfico, el Tren de Aragua comenzó a explotar sistemáticamente a los migrantes venezolanos, cobrándoles extorsiones, llevándolos clandestinamente a Colombia y haciéndose con el control de varios nodos del mercado de la trata de personas con fines de explotación sexual.
Entre 2018 y 2023, el Tren de Aragua construyó una red criminal transnacional, estableciendo células en Colombia, Perú y Chile, con informes adicionales de su presencia esporádica en Ecuador, Bolivia y Brasil.
El grupo se expandió siguiendo los flujos migratorios venezolanos, permaneciendo inicialmente bajo el radar al centrarse únicamente en los migrantes venezolanos, a medida que aumentaba su presencia en los pasos fronterizos y en las zonas urbanas donde estos se congregan.
A medida que las células se fueron consolidando, permearon economías delictivas locales, empleando una violencia selectiva y llamativa para expulsar a los grupos locales y constituirse como una seria amenaza. Además de la extorsión y el tráfico de migrantes, las facciones del Tren de Aragua en el extranjero controlan un sistema de préstamos ilegales (también conocidos como gota a gota), microtráfico, el secuestro, el tráfico internacional de drogas a pequeña escala, la trata de personas y los robos. Cada célula se especializa en actividades diferentes, en función de las condiciones locales.
Sin embargo, como el uso de la violencia por parte del grupo en el extranjero ha encendido las alarmas en la región, autoridades de Sudamérica tienen ahora al Tren de Aragua en la mira. El gobierno de Venezuela retomó el control de Tocorón en septiembre de 2023, privando al Tren de Aragua de su bastión histórico, mientras que las fuerzas de seguridad de Chile, Perú y Colombia han llevado a cabo operaciones de gran escala contra la pandilla desde 2022.
Liderazgo
El líder del grupo es Héctor Rustherford Guerrero Flores, alias “Niño Guerrero”, quien dirigió al Tren de Aragua desde la prisión de Tocorón hasta septiembre de 2023. Se fugó antes de la operación para retomar la cárcel, tras ser advertido con antelación, según informes de la sociedad civil venezolana. Se desconoce su paradero.
De acuerdo con los registros del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, Guerrero comenzó su carrera delictiva en 2005, cuando asesinó a un agente de policía en Aragua. Fue encarcelado por primera vez en Tocorón en 2010, pero se fugó dos años después. Su recaptura y regreso a Tocorón en 2013 llevaron a Guerrero a consolidar el Tren de Aragua junto a otros delincuentes, que se convirtieron en sus lugartenientes de mayor confianza. Entre ellos estaban Larry Amaury Álvarez, alias “Larry Changa”, y Yohan José Guerrero, alias “Johan Petrica”.
Álvarez escapó en 2015 de Tocorón, y en 2018 llegó a Chile para liderar la expansión y consolidación del grupo criminal en el país. En 2022, cuando la policía chilena empezó a investigarlo, huyó a Colombia, desde donde seguía liderando las operaciones de la facción en Chile, además de planificar la estrategia de expansión de la banda en Colombia. Álvarez fue capturado en julio de 2024 en el departamento del Quindío, en Colombia.
Por su parte, Johan Petrica se ha dedicado a dirigir una poderosa agrupación de extracción ilegal de oro en Las Claritas, ubicado en el sur del estado Bolívar, conocida como el Sindicato de Las Claritas. Algunos informes sugieren que Niño Guerrero podría estar escondido con Petrica en Las Claritas tras la invasión de Tocorón.
Además de ofrecer recompensas por información que conduzca a la captura de Niño Guerrero y Johan Petrica, el Departamento de Estado estadounidense ofreció en julio de 2024 una recompensa de US$3 millones por información relacionada con Giovanny San Vicente, alias «Giovanny» o «El Viejo», y lo señaló como uno de los tres líderes del grupo. Los servicios de inteligencia estadounidenses creen que tanto Niño Guerrero como Giovanny se esconden en Colombia.
Reportes oficiales de las fuerzas de seguridad en Perú, Chile y Colombia sugieren que a pesar de la expansión geográfica de la banda, esta ha mantenido una estructura jerárquica, con Niño Guerrero al mando. Documentos judiciales muestran cómo varios lugartenientes del Tren de Aragua han sido enviados a células de toda la región, algunos de los cuales incluso parecen rotar entre varios países.
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