Carlos Ochoa: Gloria al bravo pueblo de Dios

Carlos Ochoa: Gloria al bravo pueblo de Dios

A menos de un mes de la elección presidencial del 28 de julio, la ventaja que tiene Edmundo González Urrutia sobre Nicolás Maduro es solida, contundente, abrumadora, la campaña admirable de María Corina Machado a lo largo y ancho del país ha volcado a la gente a la calle con una espontaneidad y firmeza inédita.

El mensaje liberal de proyecto de país que difunde María Corina, ha calado en la Venezuela profunda, desnudando por completo al populismo autoritario que se queda sin respaldo popular, arrinconado y jugando las únicas barajitas repetidas que le quedan sin mucho éxito, porque el pueblo ha demostrado con contundencia que perdió el miedo a las amenazas y al chantaje del populismo autoritario que representa Maduro.

La estrategia de defensa del voto de María Corina, Edmundo y la plataforma unitaria para enfrentar un manotazo por parte del régimen al inevitable triunfo del cambio, entre otros movimientos que desconocemos por ser parte de acciones y respuestas que no se pueden anticipar ni anunciar, se centra en el apoyo de la gente, porque hay que repetirlo, en toda la historia electoral desde 1958 hasta hoy no se había pronosticado una elección presidencial con una diferencia tan abultada a favor del cambio, tiene razón María Corina cuando expresa que esta campaña va a ser estudiada en el futuro por historiadores, políticos y escuelas de marketing político y procesos electorales.





Es inimaginable como la coherencia narrativa, la impecabilidad, la constancia y una voluntad acerada de la líder del cambio, ha logrado sumar el apoyo de la mayoría en condiciones adversas, casi imposibles de vencer y sin embargo ha superado todos los obstáculos y vencido las dificultades que el autoritarismo torpemente le ha fabricado sin lograr el objetivo de detenerla ni amilanarla.

En el imaginario colectivo María Corina representa al héroe y su liderazgo se fortalece de manera natural por su narrativa y acciones en un mesianismo liberal que nunca se había visto en Venezuela, a diferencia de Chávez que encarnó a medias un mesianismo populista que nos retrocedió a una épica resentida alimentada por el odio, el mesianismo liberal de María Corina se nutre del amor y el respeto de la gente.

En los procesos históricos como el que está transitando Venezuela, la necesidad de un liderazgo positivo surge como consecuencia de una alineación de la inmensa mayoría con la urgencia de un cambio que una y reconcilie al país, como todo mesianismo tiene rasgos y elementos religiosos propios de la cultura religiosa mayoritaria del país, el cristianismo católico.

Lamentablemente algunas iglesias cristianas han sido penetradas por los dólares negros del gobierno con el aval de sus lideres, no creo que su feligresía respalde esos negocios que benefician a pocos, ellos como venezolanos también sufren la tragedia de sobrevivir en un país en donde las promesas de prosperidad se reciclan todos los años sin cumplirlas y mucho menos honrarlas.  

 El 28 veremos a un pueblo que perdió el miedo acudiendo en masa para respaldar el cambio y defenderlo, el día después si intentan desconocer la voluntad popular, Maduro y sus socios se van a encontrar con la mejor arma con la que cuenta las fuerzas del cambio, el pueblo empoderado defendiendo su voto como nunca antes, en todas las calles de todos los pueblos y ciudades, haciendo valer la estrofa de nuestra canción patria de 1811, que con emoción y valor glorifica al pueblo que se despoja del yugo opresor.