Los gemelos siameses más longevos del mundo, Lori y George Schappell, murieron a los 62 años

Los gemelos siameses más longevos del mundo, Lori y George Schappell, murieron a los 62 años

Superando expectativas de vida y barreras de movilidad, los Schappell llevaron vidas llenas de arte, deporte e independencia hasta los 62 años. (ShutterStock)

 

El mundo perdió a los gemelos siameses más longevos, Lori L. Schappell y George A. Schappell, quienes murieron a la edad de 62 años el pasado domingo, en el Hospital de la Universidad de Pensilvania, según confirmaron los récords Guinness World Records (GWR) y la funeraria Leibensperger Funeral Homes en Leesport. Nacidos en West Reading, Pensilvania, el 18 de septiembre de 1961, los hermanos eran conocidos no solo por su rara condición de estar unidos por la cabeza, sino también por su determinación en vivir vidas independientes y cumplidas a pesar de las adversidades.

Por Infobae





Desde su nacimiento, Lori y George enfrentaron desafíos significativos, incluyendo el hecho de que compartían vasos sanguíneos vitales y aproximadamente el 30% de sus cerebros, lo que los colocaba en la rara categoría de gemelos craniópagos, representando solo el 2-6% de los casos de siameses.

Sin embargo, su historia no es solo de supervivencia, sino también de superación y singularidad; George hizo historia al transicionar y convertirse en el primer gemelo siamés en identificarse como un hombre transgénero en 2007.

A pesar de los desafíos físicos, como el diagnóstico de espina bífida de George, que le impedía caminar, Lori y George no solo lograron vivir de manera independiente desde los 24 años, sino que también prosperaron en sus intereses y carreras individuales.

George se dedicó a la música country, actuando en Estados Unidos y países como Alemania y Japón, mientras Lori destacó como una gran jugadora de bolos que llegó a ganar competiciones. Sus vidas fueron un testimonio del espíritu humano y la determinación, con George declarando en un documental de 1997: “¿Nos separaríamos? Absolutamente no. Mi teoría es: ¿por qué arreglar lo que no está roto?”.

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