La vida del dueño de “La Maison” asesinado por su ex pareja en Uruguay: el fracaso con el cannabis y los embargos de Canadá

La vida del dueño de “La Maison” asesinado por su ex pareja en Uruguay: el fracaso con el cannabis y los embargos de Canadá

Gonzalo Aguiar junto a Romina Camejo, la expareja que lo mató a balazos (@romicamejo1)

 

El empresario uruguayo Gonzalo Aguiar llegó hasta la casa de su expareja, Romina Camejo, en Punta del Este en un auto deportivo acompañado de una mujer. Intentó ingresar, pero la madre de su hija de seis meses se había asegurado que la puerta no abriera pese a que él tenía las llaves. Las discusiones entre ellos, que incluían gritos y amenazas, venían desde antes y el bullicio despertó a quienes estaban cerca. Aguiar logró ingresar y Camejo estaba preparada: tomó una pistola automática y le disparó cinco veces al pecho. Un sexto disparo le dio en el brazo.

El asesinato de Aguiar –que relata El País tras la audiencia judicial en la que se dispusieron medidas cautelares sobre la mujer– fue en legítima defensa, según argumenta el abogado de Camejo, Camilo Silvera. Aunque no había denuncias, la relación entre ellos era violenta y, según aseguran en el entorno de la mujer, si no hubiera disparado, hoy se estaría ante un caso de femicidio.





Cuando la emergencia policial llegó a esa vivienda de Punta del Este, Aguiar ya estaba muerto. El empresario, de 46 años, era investigado por una estafa tras el cierre de la planta procesadora de cannabis medicinal Boreal, en el departamento de Salto. Pero para llegar a esto, Aguiar se dedicó a otros rubros, vivió en Canadá, se contactó con empresarios y se dedicó a una vida llena de lujos que lo llevó a comprar La Maison, una de las casas más cotizadas del balneario top uruguayo.

Aguiar nació en el barrio montevideano La Unión, caracterizado por los paseos comerciales, y luego migró a Canadá hasta 2019. Ese año –según narró el noticiero Telenoche, de Canal 4– retornó a Uruguay para instalar la luego fracasada planta de cannabis medicinal. Para concretar el proyecto, Aguiar alquiló una oficina en el barrio residencial Carrasco, compró un terreno en Salto y contrató consultores y personal. Había conseguido capitales canadienses que respaldaban la inversión.

En septiembre de 2020, Aguiar inauguró junto al presidente Luis Lacalle Pou una planta de procesamiento de cáñamo medicinal en Salto, que entonces se anunció como la más grande de la región. Meses después comenzó a llevar una vida de lujos y excentricidades: autos, yates y excesos de drogas –según contaron personas de su entorno a ese noticiero– que generaron problemas laborales.

Aguiar se trasladaba en autos blindados y con seguridad privada. Él y su entorno siempre estuvieron armados.

En julio de 2022, la Policía indagó a él y su entonces pareja Romina Camejo por porte de armas. El operativo incluyó una persecución policial desatada luego de una denuncia de un particular que pasó cerca del auto y vio el arsenal. La mujer dio entonces una rueda de prensa luego del operativo en la que afirmó que su pareja era un “coleccionista” de armas y que todas las que tenían estaban “en regla”. El episodio se trató, según afirmó, de un “malentendido”.

En 2022, compró La Maison por USD 4 millones y antes había realizado una fiesta de casamiento con Camejo, por la que pagó USD 150.000. Dirigentes políticos del país participaron de esa boda ficticia.

Durante su vida en Canadá, empresarios del sector minero comenzaron a charlar con él porque veían en Uruguay una oportunidad para invertir en el negocio todavía incipiente del cannabis medicinal, como informó El País. Aguiar los convenció para que confiaran en él y le encargaran un proyecto para el que le dieron USD 27 millones. Sin embargo, el empresario asesinado solo utilizó USD 8 millones y, según denuncian los accionistas de la empresa, el resto lo usó con fines personales.

Los accionistas canadienses comenzaron a dudar de Aguiar, lo destituyeron del cargo e intervinieron la empresa por un desfalco de más de USD 17 millones. Los denunciantes aseguraron que Aguiar falsificó documentación del banco estatal República, donde tenía las cuentas de la firma y mandaba comprobantes de venta por 90 millones de euros, cuando eso era imposible para una empresa de cáñamo que recién comenzaba a operar.

La denuncia de los canadienses fue por apropiación indebida, estafa y falsificación de documentos. Además, pidieron su embargo.

Tras la muerte del empresario, su causa judicial deberá reformularse, según el diario local El Observador. El fiscal que lleva adelante la investigación, Gilberto Rodríguez, se reunirá con los abogados denunciantes para analizar qué otros nombres están involucrados en la denuncia y que otros elementos de prueba se pueden reunir para seguir avanzando en la investigación.

La denuncia incluye a otras personas que asistieron a Aguiar en la falsificación de documentos públicos y privados, que falsearon su identidad para presentarse ante los inversionistas y ante bancos.

Pese a la muerte, el Estado tiene la posibilidad de seguir investigando y, si logra comprobar que hubo lavado de activos, se puede quedar con los bienes de Aguiar. En la causa hay al menos tres propiedades vinculadas a él: su casa de Punta del Este, una vivienda en Ciudad de la Costa (Canelones) y otra en el Prado (Montevideo).

Con información del elpais.com.uy