Alfredo Maldonado: El régimen se equivoca

Alfredo Maldonado: El régimen se equivoca

Un gobierno, sea tiranía, sea democracia o hasta comunismo, puede cometer muchos errores, pero uno que jamás puede permitirse es equivocarse sobre lo que piensa la gente y, especialmente, sobre lo que interpreta. Esa equivocación le costó el Gobierno a aquellos copeyanos de Caldera y el Cambio, a los adecos que creyeron ser imprescindibles frente a un Pérez al cual hicieron prescindible, a un Salas Römer que creyó que cabalgando a Carabobo ganaba su batalla.

Chávez cometió todos los errores posibles por creer en el cariño de Fidel Castro, experto en engañifas, y dar por sentadas sus propias ignorancias, pero tuvo el acierto de hacer sentir a las masas que hacia sintonía con ellas y que ellas querían lo que el hacía. Maduro comete errores porque está rodeado de los cultivadores de errores, la revolución ya no tiene la frescura del 4 de febrero y de los jóvenes “comacates” sino las cegueras de los ricos que tienen que defender los billetes que nunca han sabido cómo hacer honestamente.

Y que temen perder, es lo que más temen. Por ahora sólo un mando de Nicolás Maduro, tan enredado como ellos, les garantiza conservar esos bienes. ¿y Maria Corina qué?





El régimen, la verdad sea dicha, no ve más allá, sus narices son el límite. Por eso está perdiendo gente, por eso se encadena a sí mismo cada vez más en sus propias ataduras. El régimen, y casi todos los que analizamos y opinamos, nos equivocamos con la Primaria. Como caramelo no esperado, ese dulce nos agradó, pero el castromadurismo, que tampoco se lo esperaba, ni siquiera paladea el sabor.

Le están diciendo a dos millones y pico de personas que son mentirosos y estúpidos y que muchos no estaban allí. Le están gritando a los que se asomaron a sus ventanas y vieron un gentío, que allí no había nadie. Tratan de borrar al mundo con la goma desgastada de un lápiz demasiado usado. Maduro sacó a su mujer a defenderlo, y eso no lo hace un macho criollo –o colombiano, según algunos creen que es. Maduro debió plantar cara, actuar como Presidente y como Jefe y felicitar a la oposición y muy especialmente a María Corina Machado por su éxito. Incluso, invitarla a tomar café en Miraflores. Eso hace un jefe con dignidad de jefe, eso hace quien está seguro de ganar.

Diosdado Cabello debió también felicitar a la oposición y a Maria Corina Machado sin ironías, porque si ella finalmente es aceptada por el Consejo Nacional Electoral, el que quedará mal será él. En su programa Diosdado Cabello debió dar la bienvenida a María Corina Machado, ponerla como ejemplo de lo lejos que está llegando la mujer venezolana, ¿es que no hay mujeres en el chavismo? Mucho más vale ante las masas venezolanas la Vicepresidente Rodríguez que su hermano mostrando papeles que nadie lee.

Maduro debió recibir con elegancia a María Corina Machado en el enfrentamiento electoral, asegurarle, con seguridad en sí mismo y en su Gobierno, que allí se verán las caras. Mucho más con las nuevas condiciones de las sanciones estadounidenses suspendidas, con lo cual el algo mejorará la economía –bonos, petróleo, gas.

Pero no lo han hecho, María Corina Machado crece como la espuma, no podrán detenerla y la fuerza republicana en Estados Unidos se fortalece con el nuevo “speaker” de la Cámara de Representantes, que es, nunca lo olvidemos, el tercer hombre en el mando estadounidense y hombre de confianza de Donald Trump.

Irán, Rusia, China, están muy lejos y tienen sus propios problemas. La Cuba de Díaz-Canel molesta pero no inspira nada a nadie, Petro es un hablador de sandeces, López Obrador habla mucho y hace poco, Lula da Silva se cae de viejo y enfermo, María Corina Machado sonríe a todos mientras Maduro se va cayendo a pedacitos.