Abraham Sequeda: La dirección política nacional

Abraham Sequeda: La dirección política nacional

No es preciso distinguir enfáticamente, que la Dirección Política Nacional (DPN) elegida, es inequívocamente aquella organización y su cultura, orientada a implementar un plan programático en la reducción del tamaño del Estado y el reforzamiento de sus capacidades intrínsecas, más la reivindicación de la supremacía del ciudadano; en pocas palabras, implementar en Venezuela lo que si da resultados favorables a la población.

En términos muy generales, lo que se ha venido llamando “oposición” en Venezuela, acaba de evolucionar a una dirección política, que tiene incidencia directa obviamente en el quehacer nacional y también en el internacional. Seguidamente ¿qué hay respecto a la dirigencia de la estructura que controla el poder central en el país?, pues esta no se encuentra al alcance de la puja de liderazgo, porque simplemente esa estructura, aparte del control de los órganos del poder público, no tiene vestigio de validez política.

Aclarado este amplio concepto, es necesario una vez más, ir a establecer las fortalezas, debilidades, amenazas y oportunidades de la DPN; que siendo honesto, realista y pulcro, en lo que respecta al avance de las fuerzas ciudadanas en Venezuela, esta dirección hasta ahora se encuentra representada en un equipo para conducir la estrategia y maniobras con un objetivo nacional; ¿cuál es el objetivo nacional?: hacer libre a los venezolanos.





De esta forma, todas las fuerzas de la sociedad medidas en masa, van a responder solamente a la DPN, porque fue a esa dirección que la soberanía popular transfirió el mandato. Cualquier tipo de subterfugio o prepotencia, no solo es una necedad sino además ineficaz. Tal como se ha indicado en otras oportunidades: una primera fase es eliminar al oponente, la segunda es implementar el liberalismo político.

No es bueno olvidar, que la arrogancia de creer que solamente eliminando al oponente manipulador de los poderes públicos se garantiza el bienestar a la población, resulta fétido e inexacto. La hipercompetencia se cimienta ahora más que nunca, en la diferenciación del planteamiento y la destrucción de la otra parte (competencia-oponente), entendida esta como la estructura que controla el poder central. La masa en el espectro electoral es la que debe adherirse al plan por observación de la diferenciación.

La estructura que controla el poder central puede manejar masas, dinero y propaganda a su antojo, por lo que la DPN debe ser dinámica en sus maniobras, para las cuales, las estructuras regionales estarán supeditadas.

Entonces se constituye un interlocutor válido de las decisiones nacionales para liberar a Venezuela de uno de los más dañinos, deformantes y subversivos patrones de dominación. La Dirección Política Nacional establecerá acciones específicas, no defensivas, y cada ventaja lograda debe ser superada por otra, para vencer al oponente.

Nuevamente se alternan posibilidades, en las cuales agentes externos actúan con ciertos intereses utilizando una variable que no se tiene: el tiempo. Ahora la calidad de las decisiones es el modo de calibrar el costo/beneficio para los venezolanos.

@abrahamsequeda