Gerardo Lucas: Andan de pipí agarrados

Gerardo Lucas: Andan de pipí agarrados

Para la gente que no ha escuchado esta expresión caraqueña con la que titulamos nuestro artículo, debemos aclarar, que la misma se emplea para significar que dos individuos andan juntos y encompinchados, según la RAE, esta última palabra compincharse: alude a dos o más personas que se ponen de acuerdo con malicia o picardía para actuar como compinches. Por ejemplo, hoy en día, el gobierno y Fedecámaras andan “de pipi agarrados”.

Lo que sucede no debería extrañarle a nadie, el gobierno siempre le ha querido poner la mano a esta organización empresarial. Sobre el particular, podemos traer a colación el intento fallido de Alberto Cudemos, quien de la mano del presidente Chávez, intentó hacerse con el control de Fedecámaras. 

Hoy en día, dada la extrema debilidad económica y el cansancio del empresariado después del 2017, no podría vislumbrarse otra salida. Por otra parte, la élite empresaria siempre ha estado sujeta a esa circunstancia, sino vayamos al abrevadero de la historia.





Desde los lejanos tiempos del Ilustre Americano, General Antonio Guzmán Blanco, a finales del siglo XIX, cuando Venezuela rayaba el millón de habitantes, los más destacados empresarios de entonces; Manuel Antonio Matos y John Boulton, ambos, estaban emparentados con Guzmán. Durante la invasión andina de 1899 Cipriano Castro, en su avance triunfante hacía la capital del país, fue rodeado y aclamado por la godería Valenciana. Juan Vicente Gómez fue apoyado por las “fuerzas vivas” bajo el estandarte de Unión, Paz y Trabajo

Eleazar López Contreras, de inclinación democrática, al contrario de sus antecesores, incentivó a los empresarios a unirse y formar organizaciones que sirvieran de interlocutores con el gobierno, de ahí salió la Cámara de Industriales de Caracas (1938). Otro tanto hizo Medina Angarita, bajo su régimen, en 1944, se estableció Fedecámaras. Marcos Pérez Jiménez y su Nuevo Ideal nacional, contó con el apoyo de Fedecámaras, bajo el liderazgo de varios de sus presidentes, culminando con el de don Feliciano Pacanins. 

Durante la era de la democracia representativa, se mantuvo un nivel de entendimiento cambiante entre los grupos económicos más importantes y la elite política. Esta situación se hizo más evidente durante los dos gobiernos de Carlos Andrés Pérez y el grupo banquero empresarial la Red Conexus, liderado por Pedro Tinoco.. 

Después de 1998, con el triunfo de Chávez, la dirigencia empresarial asumió una posición crítica y de enfrentamiento al llamado gobierno del Socialismo del Siglo XXI, situación que condujo al Paro Cívico Nacional de 2002-2003, ente el cual, el gobierno actuó con saña; arremetió contra las empresas privadas, mediante el control obrero, auspició, además del hurto y saqueo a las empresas, la expropiación de muchas de ellas, con el final por todos conocido.  

Estamos ante una nueva realidad en la relación gobierno-empresa, que nosotros como historiadores, consideramos inevitable en este momento de debilidad institucional. 

Frente a esta coyuntura, los pocos empresarios que quedan están divididos y envueltos en la dialéctica interpretativa, entre “realistas” e “institucionalistas”, estos últimos, llamados por sus adversarios “radicales”. Los “realistas” aducen que acercarse al gobierno es la única alternativa. Exponen, que aislarse no conduce a nada, que el acercamiento les brinda la posibilidad de influir en la acción del gobierno a favor de medidas que alivien la situación del empresariado. Los “institucionales” o “radicales”, por su parte, quienes no se sienten a gusto con la compañía de los personeros del gobierno, argumentan que esa ‘narrativa” es una ilusión; que no hay ninguna capacidad de influir sobre las acciones del otro; que solo gente ingenua o desprevenida puede creer en eso. 

Detrás de la mampara, están los intereses de parte y parte. Los del gobierno, conseguir el reconocimiento y la legitimación que tanto necesitan, y los del empresariado, unos de buena fe, y otros, detrás de lo suyo, convivir. 

La reciente toma o expropiación de la Cruz Roja Venezolana por parte del gobierno, y su posterior entrega a empresarios de la alianza, de acuerdo con los de “pensamiento radical”, ejemplifica el funcionamiento del nuevo modelo cooperativo.

Economista/ Master en Finanzas/Historiador. https://gerardolucas.wordpress.com/