Lo que le preocupaba al coronel Dávila horas antes de ser hallado muerto en camioneta

Lo que le preocupaba al coronel Dávila horas antes de ser hallado muerto en camioneta

CTI de la Fiscalía inspecciona el vehículo del fallecido Coronel Dávila Foto: Suministrada

 

Oficiales cercanos al coronel Óscar Dávila, ‘cursos’, que asistieron a sus exequias este fin de semana en el Centro Religioso de la Policía, compartieron con EL TIEMPO detalles de las últimas horas de vida del oficial.

Por eltiempo.com





La tarde del viernes 9 de junio, el coronel Dávila llevó a su mamá y a una hermana al aeropuerto internacional El Dorado. Las dos viajaban a España. En el camino de regreso hacia su casa llamó a varios amigos para hablar del tema que le preocupaba: su situación jurídica tras el allanamiento por parte de la Fiscalía Nacional a su sede de trabajo, en el piso 13 del edificio de la DIAN.

La versión de esos oficiales de la Policía es que Dávila contemplaba seriamente la posibilidad de terminar condenado por los procedimientos relacionados con el uso de un polígrafo de Palacio y de ‘chuzadas’ a los teléfonos de dos empleadas de la exjefe de Gabinete Laura Sarabia, todo dentro del marco de la investigación extrajudicial de un dinero perdido de la casa de la exalta funcionaria.

Uno de ellos dice que incluso le recomendaron que de ser el caso aceptara cargos por los procedimientos irregulares.

Le dijimos que en el peor de los escenarios serían unos dos años preso en una instalación policial, y que siempre íbamos a estar visitándolo y apoyándolo”, dijo la fuente consultada por EL TIEMPO.

La respuesta de Dávila los dejó preocupados: que su temor era terminar procesado por delitos más graves como secuestro y tortura (que han sido mencionados extraoficialmente en el proceso), y que de ser así iba a tener que sacrificar el patrimonio de su familia para su defensa.

De hecho, esta semana se conoció que el coronel le había hecho un adelanto de 50 millones de pesos al polémico abogado Miguel Ángel del Río, quien iba a prestarle sus servicios legales.

“Voy a perder mi apartamento, lo mucho o poco que tengo”, les aseguró. Y pese a lo complejo de la situación que les estaba pintando, afirman las fuentes, nunca pensaron que estuviera pensando en quitarse la vida.

Esa versión, la del suicidio, no ha sido confirmada oficialmente por la Fiscalía, que aún no revela los resultados de la necropsia y que no ha descartado tampoco la hipótesis de un homicidio. Dávila llegó al frente de su casa, en el sector de Salitre en Bogotá, y llamó a su esposa. Ella le dijo, según las fuentes, que estaban rezando el Rosario y él le respondió que subiría en unos minutos. Nunca lo hizo.

No quiero subir a rezar”, le dijo a su conductor, el mismo que lo acompañó por una década. Su versión es que dejó el arma en el carro porque su jefe le pidió que le comprara una botella de agua.

Al caer la tarde del pasado viernes, el país conoció el nuevo giro del escándalo de la plata robada a Sarabia: la muerte violenta de uno de los oficiales de la Policía indagados por el caso. De inmediato el CTI llegó hasta el sitio a apersonarse de la investigación.

El arma, la declaración del subintendente y el celular del coronel Dávila, así como las condiciones de la escena de la muerte (pruebas de balística, entre ellas), son claves en la investigación. El conductor y escolta fue enviado a vacaciones: la Policía dice que se debe a la afectación sicológica.

Fuentes de la Fiscalía confirmaron que las llamadas y mensajes de Dávila son objeto de especial estudio. Sobre todo, sus comunicaciones con su jefe, el coronel Carlos Feria Buitrago, jefe de la Casa Militar.

El domingo, en la ceremonia religiosa, los allegados a Dávila se extrañaron porque no solo no le rindieron honores, ni le entregaron la bandera de la Policía a su viuda, ni se le hizo calle de honor al féretro.

El presidente Petro y el general William Salamanca, director de la Policía, estuvieron presentes en la misa, celebrada en el Centro Religioso de la institución.

La madre del coronel Dávila regresó al país apenas aterrizó en España. Alcanzó a llegar para la ceremonia y allí les dijo a los ‘cursos’ de su hijo que él era un hombre de fe y que solo una condición “de mucha presión” lo habría llevado a una salida desesperada.