“Muy salvajes”: Azafata y piloto de jets privados revelaron lo que suelen pedirles sus clientes VIP en el vuelo

“Muy salvajes”: Azafata y piloto de jets privados revelaron lo que suelen pedirles sus clientes VIP en el vuelo

En vuelos domésticos de dos horas promedio, el alquiler de un jet mediano cuesta 4.500 dólares (ida y vuelta). Foto ilustrativa Shutterstock

 

Una azafata y un piloto que trabajan en un jet privado revelaron lo que suelen hacer sus clientes millonarios cuando viajan en sus vuelos. Celebridades, políticos, miembros de la realeza. Ninguno, al parecer, le escapa a las excentricidades.

Por: Clarín





Un poco de contexto. Según Daily Mail, el piloto dijo que alquilar el avión que él maneja cuesta entre 3.200 y 6.400 libras esterlinas por hora, lo que significa que un viaje de Londres a Nueva York, por ejemplo, sale algo así como 80.000 libras (sumado el catering).

La azafata, por su parte, aseguró que hubo clientes que gastaron hasta 800.000 libras al mes en vuelos privados y que ella llegó a recibir 1.500 de propina en un solo viaje.

Ahora bien. No todo es color de rosa en los aires cuando se está acompañado de este tipo de clientes. O quizás sí dependiendo de quién lo vea.

Pasajeros alocados

Las cosas más llamativas que suceden en sus vuelos tienen que ver con los extraños pedidos que suelen hacerles los pasajeros a estos dos profesionales.

La mujer, por un lado, dijo que hubo quienes le pidieron que hicieran “bailar el avión”. ¿Cómo? Querían que el piloto “hiciera que el avión oscile hacia arriba y hacia abajo para que el movimiento de rebote ayudara con su baile”.

Y si les solicitaron que hicieran “bailar” el avión, también, obviamente, los invitaron a ellos a participar del baile. El piloto, obviamente, nunca se sumó.

Así es por dentro el jet privado más lujoso y con mayor alcance del mundo. Foto: Web Boeing
Así es por dentro el jet privado más lujoso y con mayor alcance del mundo. Foto: Web Boeing

Otro raro pedido que suelen hacerles sus clientes es que los sostengan durante las turbulencias -inclusive a sus perros- para que no se caigan de sus asientos.

Sin embargo, la azafata dijo que lo más extravagante que le pidieron fue que no mirara a los ojos a los pasajeros ni les hablara, sino que se comunicara solamente con su asistente personal.

Al piloto, en cambio, lo más al límite que le pasó fue tener que aterrizar en Australia para recoger a un prisionero que estaba siendo extraditado a los Estados Unidos. El hombre viajó rodeado por tres oficiales, lo que “fue un poco desconcertante”.

El sexo y el alcohol también es moneda de cambio dentro de su jet privado.

En un vuelo, por ejemplo, un miembro de la tripulación descubrió a dos pasajeros “medio desnudos” revolcándose en sus asientos. Se dio cuenta porque lo llamaron y ninguno de los dos parecía haber apretado el botón con sus manos…

El piloto reveló que las fiestas a bordo de los aviones son algo habitual y que a menudo estas se vuelven “muy salvajes”.