Franklin Piccone Sanabria: ¿Quién será el candidato?

Franklin Piccone Sanabria: ¿Quién será el candidato?

La carrera para ser el abanderado de la oposición tímidamente había comenzado unos meses atrás. Una vez conocido el cronograma electoral presentado por la Comisión Nacional de Primarias, las encuestas online, a manera de laboratorio, han pretendido generar favoritismo entre uno y otro aspirante en una forma trepidante.

El camino empero, es más arduo y más espinoso, que retwittear desde la comodidad de una oficina por una de las opciones. Se requieren condiciones mínimas para calificar un postulante como un candidato con reales posibilidades de alcanzar el lauro. La primera, es que el aspirante tenga sobre sus hombros experiencia en gestiones públicas aprobadas por los ciudadanos, bien sea como gobernador o alcalde. ¿Cómo alguien que perdió una contienda (unos comicios) para estar al frente de una entidad regional o municipal pretende la principal magistratura de la nación? Es una ambición descabellada.

¿Y alguien sin trayectoria en asuntos públicos puede resultar ser ese timonel que conduzca sin sobresaltos la transición política en Venezuela? De ninguna manera. No hay espacio para la improvisación. Hoy no requerimos un outsider, ajeno al manejo y la negociación política. La coyuntura actual exige que el abanderado surja del estamento político para conducir los difíciles escenarios que supone el cambio democrático en Venezuela.





Otro ítem, ¿quién puede interpelar a ese país que le dio la espalda a los asuntos públicos para buscar por sus propios medios la calidad de vida que el Estado le niega? Aquí la palabra liderazgo es clave para entusiasmar de nuevo a una población frustrada y deprimida. El verdadero reto es derrotar el pesimismo y la desesperanza, que puede traducirse en una gran abstención.

¿Cómo evitarla? Con la claridad del discurso y la honestidad de las acciones. Ni ángeles bajados del cielo ni dioses del Olimpo, se trata de construir una narrativa que incluya progreso y justicia social, reinstitucionalidad y servicios públicos con inversión privada, el respeto a los derechos humanos y el respaldo al papel de una economía mixta como alternativa al socialismo. Todo ello, hace pensar en una perspectiva progresista, popular y democrática para cimentar el retorno a la vida institucional.

Desde ese punto de vista, se puede esperar alianzas y declinaciones entre candidatos que compartan similitudes ideológicas y programáticas como ocurrió en las internas de la oposición en el 2012, con el pacto Capriles-López, a quien Petkoff (Tal Cual, 26 de enero) calificó como la reagrupación de la derecha moderna. Muy probablemente, no todos lleguen al final, conscientes de su realidad. Esta madurez va a permitir un candidato unitario y no único. Quien no entre en esta autopista de entendimiento nacional, queda fuera del espectro político por megalomanía compulsiva. El candidato final será el resultado, sin duda, del ejercicio de la sensatez y la racionalidad política.