Qué es el síndrome del corazón roto y cuáles son sus síntomas

Qué es el síndrome del corazón roto y cuáles son sus síntomas

El mal de corazón roto o de TakoTsubo ocurre mayoritariamente en mujeres

 

 

La Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) y la Fundación Cardiológica Argentina (FCA) advirtieron que la expresión ‘me rompió el corazón’ tiene un origen orgánico. A horas del Día de los Enamorados, cuál es la importancia de cuidar nuestro corazón y el de quienes amamos.

Por infobae.com

Este 14 de febrero se celebra el Día de los Enamorados. A horas de que comience esta jornada “romántica”, desde la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) y la Fundación Cardiológica Argentina (FCA) advierten que se puede romper un corazón y que la expresión “me rompió el corazón” tiene un origen orgánico. “No es una leyenda; puede ocurrir y es importante saber de qué se trata para poder consultar a tiempo o ayudar a quien presenta estos síntomas”, indicaron.

“Blanca, de 55 años, llegó a mi consultorio después de 2 años de estar muy angustiada porque tras un año de cuidar a su marido enfermo (que había fallecido hacía 3 meses), a pesar de no haberse sentido bien, los trámites y el cansancio retrasaron su consulta. Cuando le realizo el electrocardiograma, me quedo sorprendida al encontrar una cicatriz nueva en su corazón (un infarto). Empiezo a preguntar por síntomas: Blanca me relata que dos días antes de fallecer su esposo, y en el contexto de una internación, sintió un dolor muy fuerte en su pecho con una gran sensación de angustia, pensando y justificando su dolencia producto de la situación de estrés”, narró la experta.
Los síntomas de este padecimiento se confunden a veces con los de un infarto agudo

 

Según señalaron, “este es uno de los casos que llegan al consultorio o a una guardia, donde tras una situación de estrés físico (una cirugía, intervención) o psíquico (separación, duelo, despido laboral, desastres naturales o muerte de mascotas, entre otras); es decir luego de emociones extremas, se pueden desarrollar un infarto”.

En palabras de los expertos, esta patología tomó este nombre “por una vasija de forma abombada y con el cuello estrecho usada por los pescadores en ese país para atrapar pulpos, ya que es la forma que adquiere el corazón tras sufrir este tipo de injuria, donde se para y se afecta la punta del corazón”. Asimismo, indicaron que en el 85% de los casos reportados son mujeres postmenopáusicas, que, tras sufrir una situación de estrés inesperado (físico o emocional) presentan una liberación excesiva de adrenalina.

El estrés es uno de los principales causantes de este síndrome / Archivo

 

Este síndrome se caracteriza por tener una presentación similar a la del infarto de miocardio, con síntomas como dolor de pecho, falta de aire, electrocardiograma anormal, enzimas cardiacas elevadas y disminución de la irrigación del corazón, que en este caso no se debe a la oclusión de una arteria por un coágulo de sangre como en la enfermedad aterosclerótica.

“En el Síndrome de Takotsubo las arterias del corazón son casi siempre normales (confirmadas por un cateterismo, estudio que muestra el interior de las arterias), pero la parte del corazón afectada por la disminución del flujo de sangre (habitualmente la punta del corazón) suele contraerse inicialmente con menos fuerza. En la mayoría de los casos esta debilidad se recupera transcurridas algunas semanas y el corazón vuelve a contraerse normalmente”, señalaron los expertos mediante un comunicado.

Los expertos explicaron que su aparición es más frecuente en mujeres post menopáusicas, ya que las hormonas femeninas protegen la salud cardiovascular

 

La adrenalina tiene efectos tanto sobre el corazón (causa taquicardia, que es el aumento de las pulsaciones) y un cierre sobre los vasos sanguíneos (vasoconstricción), produciendo, por ambos mecanismos, una disminución muy importante o directamente el cese del flujo de sangre que alimenta al músculo cardiaco

En este sentido, el doctor Julio C. Giorgini (MN 100.308), médico cardiólogo, miembro del Consejo de Aspectos Psicosociales y del Área Corazón y Mujer de la Fundación Cardiológica Argentina (FCA), explicó: “En otros casos en que la situación nos sobrepasa podemos incluso quedarnos ‘paralizados’ o perder el estado de conciencia (síncope), como parte de un mecanismo antiquísimo de afrontamiento a situaciones de estrés”.

Según un estudio publicado por la Asociación Americana del Corazón (AHA), existe una mayor incidencia de este síndrome en mujeres de mediana edad y también mayores, en una proporción 10 veces mayor que en hombres o mujeres más jóvenes. “Este estudio mostró el papel fundamental que tiene la conexión entre cerebro y corazón”, reflexionó Salvatori.

Se trata de un cuadro que se presenta 10 veces más en las mujeres que en los hombres / Getty

 

 

Asimismo, desde la Sociedad Argentina de Cardiología y la Fundación Cardiológica Argentina afirmaron que es posible cuantificar los niveles de colesterol, de presión y de glucemia, pero que es difícil cuantificar cuán estresada, deprimida o triste está una persona. “Sin ninguna duda, el corazón y las emociones están relacionados y lograr un buen manejo del estrés es tan importante como tratar aquellos factores ‘clásicos’ como la hipertensión, el consumo de tabaco, el azúcar en sangre o colesterol elevados o el sobrepeso”, indicaron.

Los expertos, incluso, resaltaron otro dato importante: después de los 50 años la incidencia de enfermedad cardiovascular en la mujer aumenta paulatinamente con el envejecimiento y llega a superar a la del hombre. Esto ocurre porque se pierde la protección que las hormonas femeninas generan sobre el sistema cardiovascular, ya que las terapias de reemplazo luego de la menopausia no han demostrado protección cardiovascular.

“Si bien la creencia popular es que la principal causa de muerte en la mujer es el cáncer de origen ginecológico, esto no es así”, aseguró Salvatori. Mientras que Giorgini completó: “La enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en las mujeres, afectando a 1 de cada 3 mujeres, versus la mortalidad por tumores ginecológicos que se presenta en el 18% de los casos”.

Algunas situaciones pueden manejarse para evitar los picos de estrés y se pueden aplicar varios métodos para evitar este síndrome

 

 

“Este no es un dato menor, ya que las mujeres realizan sus controles anuales ginecológicos, pero no suelen chequear su corazón. Muchas veces, incluso se confunden los síntomas de infarto y se los minimiza pensando que solo se trata de estrés”, resaltaron los expertos.

Sobre este punto, desde las sociedades cardiológicas indicaron que una reciente revisión del año 2021 de la AHA evaluó el impacto sobre la enfermedad cardiovascular de condiciones como la ansiedad, emociones desagradables como la ira, el enojo, la tristeza, enfermedades como la depresión o incluso ser pesimista. Tras su análisis, se demostró que, en conjunto, incrementan cerca de un 30% el riesgo de tener un infarto.

“Los ataques de ira o enojo incrementan las probabilidades de infarto, accidente cerebrovascular o arritmias cardíacas malignas hasta en un 20% y la mayor parte de estos episodios ocurre dentro de las 2 horas posteriores al enojo o ataque de ira. La depresión mayor se presenta en un 5 a 7% de la población general, pero llega hasta el 15% en personas que han tenido un infarto”, recalcaron los expertos.

El paciente debe intentar evitar y controlar el estrés

 

 

Por otro lado, según Giorgini, “también tomadas como un conjunto, actitudes beneficiosas, como tener una mirada positiva de la vida, el optimismo, la meditación y el Mindfulness disminuyen un 18% el riesgo de sufrir un evento coronario”.

Con el Día de los Enamorados a horas de comenzar con su “jornada romántica”, los expertos señalaron la importancia de la relación entre el contacto físico y el corazón.

“Hay estudios que han demostrado que las caricias y abrazos generan un entorno seguro, una mayor conexión neuronal entre dos personas y mayor activación de la porción ventral del nervio vago, fortaleciendo los vínculos y el apego seguro (tanto en niños como en adultos). A nivel cardiovascular, la activación del nervio vago ventral (ubicado a la altura del vientre) estimula la acción parasimpática, aumentando la variabilidad y coherencia cardíacas y disminuyendo las pulsaciones (menos arritmias y taquicardia) y la presión arterial (menos hipertensión). En conclusión, ¡las caricias y los abrazos son buenos para el corazón!”, concluyó Giorgini.

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