Rosana Sosa: Venezuela, socio estratégico importante para la UE y Occidente que podría contribuir en la transición energética mundial

La Unión Europea (UE) es el tercer mayor consumidor de energía en el mundo, después de Estados Unidos y China. Pero la falta de fuentes de suministro propio la torna vulnerable a shocks externos.

El viejo continente depende en materia de energía de factores como la disponibilidad y precios de la energía, la eficiencia energética, gobernanza, etc., que de vez en vez impactan sus cimientos y la ponen a moverse en busca de soluciones y a anticiparse ante nuevos sacudones.

La invasión de Rusia a Ucrania, en febrero del 2022, la ha estremecido inesperadamente. Poniendo al desnudo su debilidad y volcándola a promover la reducción de la dependencia del suministro de petróleo y gas natural desde Rusia.





La sujeción a la energía rusa representó cuotas superiores al 40 % en carbón y gas natural. Es preciso recordar que la UE importa el 90 % del gas que consume y Rusia le proporcionaba el 45 % en 2021. Una dependencia que pudiera lucir inexplicable por la manera cómo subestimó los malos pasos en los que podría incurrir el régimen autoritario instalado desde hace tiempo en el gigante eslavo.

Nueva hoja de ruta

La subordinación al abastecimiento ruso encendió las luces de alarma y llevó a Europa a establecer para 2030 la meta de desconexión total del gas ruso, previendo eliminar la dependencia comunitaria de Moscú a razón de un 30 % anual

En marzo del 2022 se planteó una hoja de ruta destinada a diversificar el suministro y coordinar que entre los Estados miembros las reservas de gas superaran en octubre el 90 % del total. Aumentar la participación del hidrogeno y del biometano, a la par de reducir el uso de los combustibles fósiles, también estuvo en la agenda.

Adicionalmente, se optó por la capacidad de importar 500.000 millones de mts cúbicos más de gas natural licuado de proveedores como Qatar, EE.UU., Egipto y el este de África.

Aumentar significativamente las importaciones de países como Noruega o Argelia es difícil a corto plazo, por la limitada capacidad de los gasoductos, por lo que se han incrementado las compras de gas licuado que se transporta en barcos metaneros desde cualquier lugar y se regasifica al llegar a Europa.

Afortunadamente, las exportaciones rusas de gas a Europa se desplomaron en más de 45 % en 2022, respecto al 2021.

Asimismo, la UE pactó aplicar un tope de 180 euros el megavatio por hora, del gas ruso que importa el bloque, a fin de evitar precios excesivos en el mercado europeo, medida que entra en vigor el próximo 15 de febrero.

El Repower EU adoptado el 18 de mayo del 2022 ha sido un esfuerzo direccionado eficazmente, ya que no solo responde a la necesaria diversificación de los suministros de Gas Natural Licuado (GNL) y gasoductos que no provengan del abastecimiento ruso, para terminar con la dependencia de los combustibles fósiles desde este país; sino que también sirve para abordar las crisis del cambio climático.

¿Comercio poco amistoso? Business are business

La nueva coyuntura ha permitido que Estados Unidos se haya comprometido en aumentar hasta 15 mil millones de metros cúbicos las exportaciones en barco de Gas Natural Licuado a Europa, sumados a los 22,2 mil millones de metros cúbicos que envió en el 2021.

Convirtiendo a Europa, junto con Asia, en uno de los mercados más importantes para gas natural procedente de Estados Unidos. Sólo durante los primeros cuatro meses del 2022 exportó el 74 % de su GNL a Europa, en comparación del 34 % del 2021

En noviembre del año pasado el Presidente francés Emmanuel Macron y el Vicecanciller alemán Robert Habeck, calificaron de poco amistosa la nueva coyuntura comercial y acusaron a Washington y a sus empresas de beneficiarse de la guerra al haber sacado provecho de la nueva dependencia energética europea.

La postura de Macron quizás explique su reciente acercamiento a Maduro en el mismo mes de noviembre en el marco de la Cumbre Climática COP27 de la ONU cuando le dijo que le “encantaría” hablar y comenzar un “trabajo bilateral”.

Y no les falta razón a Macron y a Habeck, las importaciones se han triplicado tras la guerra. Ante la mayor demanda del gas y el aumento de los precios, Estados Unidos no ha dudado en producir más para exportarlo. La mayoría proviene de los Estados de Texas, Pensilvania, Luisana, Virginia Occidental y Oklahoma.

¿Venezuela podría posicionarse en ese tablero comercial?

En este contexto, debemos considerar la gran importancia geopolítica que otorga el hecho de que en 2021 Trinidad y Tobago fue el sexto mayor exportador de GNL a Europa.

“Hay una relevante infraestructura midstream infrautilizada e instalaciones de gas natural licuado disponibles en Trinidad y Tobago, lo que podría asegurar que no se requiere de una inversión significativa en instalaciones de procesamiento totalmente nuevas, para aumentar la oferta de GNL a mercados internacionales.(El tren 1 de la instalación de exportación de Atlantic LNG, con una capacidad de procesamiento de 3 mill de toneladas anuales de GNL,está fuera de servicio desde 2020); nos señala la cámara de energía de Trinidad y Tobago” (Bnamericas.06/09/2022)

La posibilidad de importar gas de gasoductos de países vecinos desde una infraestructura ya existente es una solución y la fuente más inmediata de gas natural es Venezuela.

Pasaría por la instalación del Atlántico para su posterior entrega a los mercados internacionales, esta opción se encuentra denegada actualmente, debido a las sanciones económicas impuestas a Venezuela.

Sin embargo, la coyuntura internacional exige acelerar la posibilidad de utilizar este recurso en Venezuela, con reservas de más de 220 billones de pies cúbicos (TFC) de gas.

Venezuela es una de las principales fuentes mundiales de reservas

Los vientos que soplan representan una nueva gran oportunidad para que el país pueda desarrollar una industria de vital importancia, en el contexto económico mundial.

Las condiciones para utilizar dicho potencial pasan por una verdadera reestructuración institucional que promueva mayor transparencia en las formas de hacer negocios en Venezuela.

En la búsqueda consciente de sembrar deberes y responsabilidades juridicas frente a la corrupción, los sobornos, las comisiones y la mala praxis.

Hemos estudiado y demostrado que la debacle financiera económica en Venezuela tiene gran parte de su raíz en la enorme corrupción que abruma el tejido de toda la sociedad venezolana.

El pasado debe servir para concientizar a todos de la extrema necesidad en el cambio de rumbo en la forma de gerenciar un país.

Con un éxodo de más de 7 millones de habitantes y ¾ partes de la población sumida en la pobreza, es tiempo de reconocer los errores.