Luis Barragán: Monseñor Víctor Hugo Basabe

Luis Barragán: Monseñor Víctor Hugo Basabe

Monseñor Víctor Hugo Basabe

 

Todos los sectores religiosos venezolanos y, muy particularmente, la Iglesia Católica, se saben bajo un régimen que no es precisamente ejemplo de los más altos valores humanos. Consabido, las alusiones a cualesquiera pasajes o versículos bíblicos, hacen del poder un descarado manipulador de los sentimientos más profundos de la población, revelando al mismo tiempo cuán lejos llega el cinismo del que, en última instancia, rinde culto a las cuentas bancarias personales.

En su homilía de procesión, monseñor Víctor Hugo Basabe pidió que “cesen las burbujas de la falsedad económica que pretenden ocultar al mundo la precaria situación en la que están inmersos la mayor parte de nuestros hermanos venezolanos”, para llamar a “poner en el corazón de nuestra oración a nuestra Venezuela herida, maltratada, traicionada y saqueada hasta más no poder”. A la Divina Pastora llegó la plegaria del obispo de la Diócesis de San Felipe y Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Barquisimeto, desatando la ira oficial.





Demasiado obvias las realidades del país que de nuevo movilizan a los más variados sectores sociales tan burlados, con una divisa de galopante e inalcanzable ascenso, el régimen se muestra temeroso y sensible a las críticas aún más modestas. Un piquete de afectos, expresando la opinión de los grandes enchufados que esperan sólo docilidad de sus seguidores, claman a los cielos por la campaña de odio y de violencia del pastor que tiene el inmenso coraje de radiografiar las penurias y el sojuzgamiento de las grandes mayorías del país.

Siendo tan moderada la voz eclesiástica, quizá en demasía, a nuestro juicio, en los últimos años, la prefieren completamente silenciada, como ha ocurrido en Cuba y todavía lo pretenden en Nicaragua. La Iglesia está comprometida con las enseñanzas de Cristo, ahondando en una fe que no permite callar, y los religiosos y religiosas, como toda la feligresía, cumplen con sus terrenales responsabilidades al denunciar y marcar derroteros para una situación tan asfixiante, prolongada y, terriblemente, injusta.

La prepotencia de los prohombres del régimen, los lleva a caricaturizar a un fiel servidor de Dios, con toda suerte de señalamientos hacia monseñor Basabe que obvian aquellos piquetes oficialistas pontificadores contra el odio y la violencia, porque naturalmente se hace eco de las vehementes y constantes protestas ciudadanas, al igual que de la suerte del venezolano tan injustamente desplazado y refugiado en todo el planeta. De modo que importa disminuir, achicar y burlar al obispo, amedrentando así al resto de la Iglesia, como si fuese fácil una y otra cosa.

Además, desde que principió el presente siglo, el poder establecido siempre quiso tener una Iglesia Católica sumisa, incluso, intentando auspiciar una corriente cismática que le fuera propia, al igual en los sectores protestantes, aunque optó mejor por aquellas sectas mágico-religiosas que le dieran algo de sentido al discurso y la discursividad oficiales. Faltando poco, explícita o implícitamente, ofrecen una comprensión y respaldo material para que otras creencias llenen o digan llenar algo así como el vacío que supuestamente deja la catolicidad; faltando poco, dando ocasión para la humorada digital: “Tu Iglesia bien equipada”.

La táctica es la de siempre, no lo olvidemos. Se trata de un régimen que está cansado de sí mismo, pero nadie puede desertar de las mafias y, mucho menos, de las mafias antioccidentales.