Lo que Shakira, Piqué y todos los padres separados deberían saber por el bien de sus hijos

Lo que Shakira, Piqué y todos los padres separados deberían saber por el bien de sus hijos

Imagen de archivo de Shakira y Piqué con sus hijos

 

Más allá de relojes Rolex, coches Ferraris o Twingos, el último éxito de la cantante Shakira con Bizarrap es el claro ejemplo de lo que las parejas con hijos jamás deberían hacer. Numerosos profesionales de la salud infantojuvenil se han pronunciado estos días a través de las redes sociales por los dardos envenenados que la colombiana ha lanzado públicamente al padre de sus hijos, Gerard Piqué, porque las faltas de respeto entre los progenitores afectan a los menores. Y es que al margen de las situaciones frívolas, curiosas o graciosas que se han desatado estos días, nadie parece acordarse de que la colombiana y el exjugador del F.C. Barcelona tienen dos hijos en común: Milan y Sasha Piqué, de 10 y 8 años respectivamente.

Por abc.es

«En psicoterapia me encuentro con pacientes que están más dolidos y traumatizados por lo que ocurrió después de la separación entre los padres que por el hecho en sí. Las faltas de respeto pueden causar diversas consecuencias a los niños», recuerda Ascen Castillo, psicóloga sanitaria y directora de Tu Refugio Psicología.

El hecho de que un progenitor no respete al otro ante sus hijos por el bien de estos, tal y como detalla Castillo, puede provocar que los menores al final sean víctimas de situaciones aún más complicadas como el Síndrome de Alineación Parental «que se estipula para hablar justamente de las consecuencias de las separaciones en las que se llevan a cabo estas faltas de respeto y los niños forman parte de esos ‘triángulos’». Según la experta, es un término que se utiliza especialmente en el mundo legal «cuando uno de los padres ‘malmete’ contra el otro en presencia de sus hijos. Estos acaban creyendo su versión y habitualmente tienen problemas con el otro progenitor».

Pero no solo eso. Cuando una pareja decide poner fin a su relación y se olvida del interés superior del menor, también puede provocar en los hijos un «sentimiento de culpa porque sus padres no se lleven bien, confusión, ansiedad, miedo, rabia… Además, aprenden que las faltas de respeto son válidas e inevitables en los conflictos y los niños se generan una idea de su madre o padre basada en lo que les han contado y escuchado en vez de en sus propias experiencias», explica Castillo. Cuando esto sucede, «en el futuro podemos encontrarnos con un trauma».

Los casos con los que más se encuentra la experta en consulta son: rencor hacia los padres o rabia hacia ellos, miedo a los conflictos, miedo al abandono, dificultades para establecer relaciones de pareja sanas…».

Todas ellas son consecuencias nada desdeñables teniendo en cuenta que en España, en el año 2021, hubo 86.851 divorcios, un 12,5% más que en el año anterior, de los que 45,2% tenían hijos menores de edad, según datos del INE. En la mayoría de los casos, las madres se quedaron con la custodia (53,1%) mientas que la compartida fue la segunda opción (43,1%). Solo el 3,5% de las fueron para los padres.

El mejor ejemplo

Así, una de las reglas de oro de buenas prácticas en un adecuado divorcio es mantener al margen del mismo a los hijos, tal y como detallan desde la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA). «No los utilice nunca como arma arrojadiza contra el otro progenitor. El impacto psicológico de la ruptura es menor si los padres cooperan», recuerdan los expertos, quienes cifran que un 97% de los divorcios contenciosos con hijos tiene un alto nivel de conflictividad.

El respeto es, por tanto, una pieza clave en todo este proceso. «Si nos separamos y respetamos en el proceso a nuestra expareja, estaremos enseñando a nuestros hijos que se pueden tener conflictos sin tener por qué hacernos daño», afirma la psicóloga. «Así que, como siempre diría a esos papás y mamás que piensen en cómo enseñar a sus hijos cualquier cosa, la mayoría de las veces la respuesta es clara: a través del ejemplo».

Otro tema diferente es el dolor, rencor o resentimiento que pueda haber entre los adultos. «Son experiencias tremendamente complicadas», reconoce la experta, para quien «la gestión y la regulación emocional» son la clave en este tipo de conflictos. «Con regulación –continua– me refiero a saber cómo podemos hacer para vivir y experimentar nuestras emociones y las diferentes fases del duelo de una forma que se haga lo más suave posible porque por el duelo es inevitable».

Queda claro, por tanto, que la pareja va a transitar por diferentes sentimientos durante el proceso. «Para asimilarlo y procesarlo, lo mejor es poder hablar en entornos seguros de lo sucedido y centrarnos en aquellos aspectos de la vida que nos devuelven el bienestar y la confianza», concluye Castillo.

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