Tras recuperar el control de las instalaciones invadidas, comenzaron las investigaciones sobre el intento de golpe en Brasil

Tras recuperar el control de las instalaciones invadidas, comenzaron las investigaciones sobre el intento de golpe en Brasil

Comenzaron las investigaciones sobre el intento de golpe en Brasil. (REUTERS/Amanda Perobelli)

 

Las autoridades brasileñas empezaron rápidamente a lanzar investigaciones y medidas judiciales desde la noche del domingo, luego del asalto de seguidores del ex presidente Jair Bolsonaro al Congreso, el Palacio presidencial y la Corte Suprema, en un ataque condenado por la comunidad internacional.

La Fiscalía general solicitó abrir inmediatamente investigaciones que lleven a la “responsabilización de los involucrados” en los ataques contra las sedes de los poderes en Brasilia.





En una conferencia de prensa el domingo por la noche, el ministro de Relaciones Institucionales de Brasil dijo que los edificios serían inspeccionados en busca de pruebas, incluidas huellas dactilares e imágenes, para pedir cuentas a las personas, y que los manifestantes aparentemente tenían la intención de provocar acciones similares en todo el país.

El ministro de Justicia, Flávio Dino, dijo que los actos equivalían a terrorismo y golpismo y que las autoridades comenzaron a rastrear a quienes pagaron los autobuses que transportaron a los manifestantes a la capital.

“No lograrán destruir la democracia brasileña. Necesitamos decir eso plenamente, con toda firmeza y convicción”, dijo Dino. “No aceptaremos el camino de la criminalidad para realizar luchas políticas en Brasil. Un criminal es tratado como un criminal”.

Hasta el momento, 300 personas han sido detenidas, dijo la policía civil del distrito federal en Twitter.

La democracia brasileña resistió este domingo al ataque de miles de bolsonaristas que tomaron por la fuerza, por cerca de cuatro horas, las sedes del Gobierno, del Parlamento y del Tribunal Supremo, en la mayor agresión a los poderes republicanos vista desde el golpe de Estado de 1964.

Siete días después de la investidura del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, los extremistas irrumpieron en los palacios violentamente, destruyendo todo lo que se encontraron a su paso, mientras que el jefe de Estado se encontraba de viaje en la ciudad de Araraquara, en el estado de Sao Paulo.

El mobiliario de los palacios fue destrozado y arrojado por las ventanas a la calle, aunque las autoridades todavía no han podido realizar un balance de los cuantiosos daños causados por la turba.

Tras el violento ataque, los funcionarios encontraron tirados por el suelo de los despachos pinturas al lienzo rasgadas, computadoras, impresoras y televisores dañados, según vídeos grabados por el ministro de Comunicación Social, Paulo Pimenta.

La turba no llegó a entrar en el despacho de Lula en el palacio de Planalto porque la Policía llegó en ese momento, según dijeron a EFE fuentes oficiales.

Los radicales no reconocen el resultado de las elecciones del pasado 30 de octubre, en las que Lula derrotó al ahora expresidente Jair Bolsonaro por un estrecho margen de menos de dos puntos porcentuales.

Este domingo, encaramados en la rampa del Congreso Nacional, los extremistas corearon consignas pidiendo la intervención de las Fuerzas Armadas, pero los militares no acudieron al llamado y sus comandantes se mantuvieron en estricto silencio.

Un ataque coordinado

Las protestas de este domingo fueron convocadas por los grupos bolsonaristas que llevan acampados frente al Cuartel General del Ejército en Brasilia desde el día posterior a las elecciones.

En más de dos meses de concentraciones, los radicales han protagonizado varios hechos violentos, entre ellos un ataque a una sede policial y un intento frustrado de colocación de un explosivo cerca del aeropuerto de Brasilia, hace dos semanas.

Este domingo, miles de radicales viajaron en autobús desde otros puntos del país para sumarse a las concentraciones que alentaban un golpe de Estado.

Los manifestantes, vestidos con banderas de Brasil y camisetas con los colores verde y amarillo, se dirigieron al centro de Brasilia a media tarde y pasaron sin inconvenientes por un pequeño cerco policial montado en la Explanada de los Ministerios.

Se dirigieron al Congreso Nacional y a continuación, al Tribunal Supremo y al palacio presidencial de Planalto, todos ellos ubicados en torno a la plaza de los Tres Poderes.

Ante la inacción de la Policía capitalina, quebraron los vidrios de los edificios de palacios, considerados patrimonio de la Humanidad, y los invadieron causando destrozos en su interior.

Estados Unidos, la Unión Europea (UE), la ONU y líderes latinoamericanos condenaron las acciones violentas de este domingo y expresaron su apoyo al actual presidente del gigante sudamericano, Luiz Inácio Lula da Silva.

Con información de AFP, EFE y AP