La crisis universitaria pareciera no ver luz al final del túnel

La crisis universitaria pareciera no ver luz al final del túnel

 

 

 





 

Con toga y birrete, bandera en mano y consignas, Raúl Brito ha tomado las calles de Ciudad Guayana junto a sus colegas profesores para exigir mejoras laborales y universitarias. Pero también se ve en las aulas, impartiendo clases y tutorando a varios tesistas.

Pableysa Ostos // Corresponsalía lapatilla.com

Brito es el presidente de la Asociación de Profesores de la Universidad Nacional Experimental de Guayana (UNEG) en el estado Bolívar, y una vez más alzó su voz para elaborar una radiografía de lo que vive el sistema universitario y, sobre todo, los docentes, el personal obrero y administrativo, que aún sigue bregando a pesar de las dificultades.

Uno de los primeros anuncios que ofreció fue que nuevamente la oficina de Apuneg está activa. “Porque tenemos dos años con las puertas cerradas y un año con el secuestro de las cuotas sindicales. El gobierno sigue atacando a los universitarios, a los sindicatos, a los gremios profesionales, cuando le quita las cuotas sindicales”.

“Cuando la administración universitaria fue entregado al Sistema Patria, prácticamente le entregó la autonomía universitaria y le está entregando lo que es la caja de ahorro. Esto representa un 10% del salario integral que le descuentan al profesor, mientras el patrón debe poner el otro 10%, es decir, el Gobierno nacional está quitando un 20% del salario integral a todos los profesores universitarios de Venezuela. Si hay 200.000 trabajadores universitarios en Venezuela, el Sistema Patria le está quitando ese recurso de su salario y aparte lo están devaluando”, detalló Brito.

Precisó que en el caso de ellos, tienen 7 meses con la cuota sindical retenida, lo cual los motivó a tomar una decisión en asamblea. “Nosotros decidimos que el Gobierno no nos siguiera robando. Que no nos siguieran robando más. En julio nos debían 40.000 bolívares que eran unos 9.000 dólares. Ahorita, esa misma cifra no llega ni a los 4.000 dólares: se está devaluando la moneda”.

Acciones mancomunadas

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Fueron los mismos profesores los que decidieron hacer su aporte directamente al gremio, para recuperar la oficina de Apuneg, así como otros asuntos por atender en esas instalaciones. Pero los recursos aún no son suficientes para, por ejemplo, reparar el vehículo de la asociaciòn y que ya tiene varios meses parado en el estacionamiento de la universidad.

“No lo podemos reparar, porque nos tienen retenida nuestra cuota de mantenimiento, pero a pesar de todo eso, este gremio no ha dejado de pelear, no hemos dejado de estar en la calle, de denunciar que la universidad venezolana está en crisis, que la universidad venezolana está en terapia intensiva”, destacó Brito.

Ante la interrogante de por qué las universidades están en condiciones tan deplorables, el gremialista sin titubeos describió que no ha sido fácil, ni tampoco “de la noche a la mañana” que las instituciones de educación superior hayan llegado al estado en que se encuentran actualmente. Son varios factores que han propiciado ese escenario.

“Es muy fácil, le quitaron el presupuesto para el comedor, para el transporte, para las becas, para el funcionamiento, no hay dinero para recuperar un video beam, no hay dinero para los centros de investigaciones y en el caso de nuestra universidad (la Uneg), que tiene 13 centros de investigaciones, nadie investiga, y si quieren no pueden, porque no se cuenta con los recursos. No hay recursos para pagar los cursos intensivos, no hubo para pagar los del año pasado y el de este año tampoco se pagó”, explicó.

Reinventarse para sobrevivir

El gremio de profesores de la Uneg, ubicada al sur del país, admite que a finales de noviembre, unos 300 jóvenes egresaron de la universidad. Pero admiten que esos estudiantes no se graduaron gracias a una educación gratuita. “Se graduaron con el hambre de los trabajadores universitarios. Los universitarios estamos pasando hambre para mantener la universidad abierta”.

“Nosotros nos mantenemos es tutorando tesis de grado, siendo tutores de pasantías, dando clases en la universidad y seguiremos haciendo presencia aquí. Hay un grupo de trabajadores apoyando, colocando recursos propios a la asociación de profesores, pero aun así se nos hace a cuesta arriba visitar las sedes de la universidad que operan en el resto del estado”, ejemplifica Brito.

Actualmente en la UNEG existen unos 600 profesores, unos 500 empleados y 100 obreros, una plantilla de personal entre profesores y obreros que supera entre todos los 1.500 trabajadores entre activos y jubilados. Con esperanza, reconocen que hay una masa estudiantil que se está recuperando. Esto se lo atribuyen al regreso de las clases presenciales.

Pero aun así no llegan ni a 6.000 estudiantes entre todas las sedes que existen en el estado Bolívar. Para el año 2010, la universidad contaba con 22.000 estudiantes, y también tenía el doble de profesores, el doble de empleados, el doble de obreros, pero muchos se han ido tras una crisis económica que ha arropado a muchos hogares venezolanos.

Sueldos míseros

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También denunciaron que su mayor descontento son los salarios de hambre’. “Un profesor universitario que más gana aquí en la Uneg, lo que cobra es 545,00 bolívares, es decir, unos 58 dólares según la tasa del Banco Central de Venezuela. La rectora de esta universidad, de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y Universidad de los Andes (ULA), su salario básico es de 545,00 bolívares. Claro, se incrementa con la prima rectoral, pero sigue siendo un salario de hambre”, puntualiza.

Según lo señalado por Brito en el año 1999, los profesores universitarios ganaban 2.000 dólares, “pero qué hizo el Gobierno aplicando el socialismo: le quitó a los que ganan más y le dio a los que no trabajan con bonos de 60 bolívares y 80 bolívares. Y los que sí estamos en el Sistema Patria, no recibimos esos bonos, no los queremos tampoco, queremos son salarios dignos de ganar 2.000 dólares pasamos a ganar 30, 40, 50 dólares. Entonces, los 1.950 dólares de diferencia los pusieron a repartir en dádivas”.

“La revolución reparte lo que no es ellos, no cree en el mérito, solo en el que más aplauda, jala mecate, ve que nombran a gente que no sabe nada sobre el cargo, pero lo hacen porque solo tienen la bandera roja. Son como los zamuros que se comen lo peor de lo peor”, crítico el agremiado.

Parece no haber esperanza

La crisis universitaria pareciera no ver una luz al final del túnel. Y con el pasar del tiempo, esto pareciera agudizarse. Los profesores señalaron desconocer cuál es el presupuesto de la universidad.

“Pero sí sabemos que hay una política de que la universidad sea socio productiva, lo que significa que debe generar sus propios recursos, pero cómo lo hace una universidad pública que no puede incrementar la cuota de inscripción, porque aquí es de 5 o 11 bolívares, pero la universidad le cobra al estudiante que se va a graduar 30 dólares para darle el título. Puedes cobrar eso para entregar el título, pero no 2 dólares o 3 dólares al estudiante para que se inscriba y así reparar las aulas, el aire acondicionado”, cuestionaron.

Tras varios meses cerrada, la sede de la Uneg, ubicada en la avenida Atlántico en Puerto Ordaz, sigue sin condiciones aptas. Denunciaron que la biblioteca no va abrir sus puertas, porque está contaminada. A eso le suman el problema de la seguridad y, por último, el transporte. “Si vas a meter 1.000 estudiantes, cómo se trasladan si no hay transporte universitario y el privado es costoso”.

“Queremos que la universidad funcione y estamos aquí, porque la amamos y la sentimos, pero no es la misma de hace 15 o 20 años. La universidad venezolana va camino al cementerio, porque prácticamente le quitaron todos los recursos. Una muestra de esto es que ni está contemplado el bono vacacional en el presupuesto del próximo año. Este año no estaba contemplado y hasta tuvimos que salir a protestas. Tampoco quieren discutir el contrato colectivo con los verdaderos líderes gremiales”, agregó Brito.

Finalmente, el profesor Brito advirtió: “No hay presupuesto para la universidad. ¿Qué es lo que se espera? La luz de Guayana se está apagando, y la mantiene viva, no la directiva nefasta, sino estos profesores que aún tienen la disposición y el amor de venir a dar clases. En mi caso personal, nunca he dejado de dar clases en esta universidad, de los graduandos de ahorita, diez fueron mis tesistas. Yo pongo todo mi empeño, y no es solo salir a protestar, es demostrar en las aulas. Con el amedrentamiento al que estamos expuestos constantemente, no nos va a callar”.