Equinoterapia, esperanza para niños discapacitados de familias de escasos recursos en Caracas

Manuel Alejandro, de 26 años, quien sufre de sordoceguera, sostiene un caballito de plástico, mientras acaricia a Mulan antes de una sesión de equinoterapia en el Centro de Terapia Integral de San Pedro, en Caracas, Venezuela, 4 de agosto de 2022. REUTERS/Leonardo Fernandez Viloria

 

 

Drake, el hijo de seis años de Claireth Mendoza, se retuerce en el regazo de su madre. Ella le pide que levante la cabeza y el niño se endereza.





Por Reuters

Drake sufre de parálisis cerebral y, hasta hace poco, luchaba por hacer algo tan simple como mirar a su madre.

Mendoza atribuye las mejoras de Drake a la equinoterapia, que utiliza paseos a caballo guiados para influir en la postura, la coordinación y el movimiento muscular, que se ven afectados por la parálisis cerebral.

“Ha sido lento, pero el progreso ha sido bastante notorio”, dijo Mendoza.

Drake es uno de los 103 pacientes que han recibido tratamiento en la Fundación Centro de Terapia Integral de Venezuela (CTIV) de Caracas, una organización sin fines de lucro que ofrece terapia asistida por caballos a niños y adolescentes con discapacidades.

CTIV no cierra sus puertas a familias de bajos ingresos, con entre 50-100% del costo subsidiado para algunas familias con dificultades económicas.

La asistencia ha sido un salvavidas para Mendoza, de 26 años, quien está desempleada en un país con una de las tasas de inflación más altas del mundo.

“Queríamos asistir y brindar un servicio y rehabilitación, especialmente a los niños de escasos recursos”, dijo Patricia de Chumaceiro, fundadora y directora de CTIV.

La inspiración de Chumaceiro para abrir CTIV en 2008 fue personal: su hijo menor, que ahora tiene 18 años, nació con parálisis cerebral y se ha beneficiado personalmente de la equinoterapia.

Situada en un predio de 13.000 metros cuadrados en una colina al este de la capital de Venezuela, CTIV cuenta con un equipo de 16 personas, entre trabajadoras sociales, psicólogas, logopedas, terapeutas ocupacionales y fisioterapeutas, que asisten a niños en sesiones de 45 minutos dos o tres veces por semana.

Las lecciones de equitación, una galería de arte y el alquiler de instalaciones en el lugar ayudan a pagar los subsidios a familias como la de Drake.

Para Mendoza, la oportunidad de recibir terapia gratuita para Drake ha sido un alivio en un momento en que a veces le cuesta poner comida en la mesa.

“Estoy súper agradecida (…) se ha avanzado mucho”, dijo.