En Venezuela, los albergues infantiles se están quedando sin recursos para hacer frente al universo de dificultades que viven los niños abandonados o víctimas de violencia. Algunas casas hogar han tenido que cerrar ante la imposibilidad de seguir ofreciendo alimentos, salud y apoyo psicológico.
Por Adriana Núñez Rabascall / vozdeamerica.com
“Se ha incrementado de manera importante el tema del abandono, abandono en vía pública o abandono hospitalario y también se ha incrementado mucho el tema de la violencia intrafamiliar, entonces, nos están llegando muchos casos por maltrato y, lamentablemente también, muchos casos de abuso sexual”
La red de casas de abrigo “Hogar Bambi” advierte que ese incremento de niños en riesgo los enfrenta al dilema de decidir en qué invertir las cada vez más escasas donaciones que reciben.
“Se nos ha puesto muy, muy difícil la situación de la captación de recursos, desafortunadamente, al ser más difícil la realidad con la que nos llegan los niños, evidentemente, la inversión que requiere hacer es una inversión de especialistas, hay muchos temas de desnutrición, llegan con secuelas de su salud integral. Requieren de mayor abordaje. Ese abordaje es costoso”
En Venezuela no hay cifras oficiales de niños en riesgo. Nicolás Maduro escribió en su cuenta en Twitter que “la lucha contra el maltrato infantil es una tarea que debemos asumirla colectivamente“.
En los últimos 5 años, Venezuela pasó de tener de 56 a 30 casas hogar administradas por la sociedad civil, según la Asamblea Nacional de Entidades y Programas de Protección a la Niñez y Adolescencia.
“Hemos tenido la pérdida de bastantes donantes que se fueron… Empresas, amigos; que se han ido del país y que nos apoyaban con comida, con cualquier necesidad, porque la casa hogar se sostiene de la caridad”
Hasta hace unos años, la casa Hogar Domingo Savio abrigaba a 31 niños, pero hoy solo pueden atender a la mitad.
“Hay poca gente que quiera tener un trabajo tan comprometido y no recibir un recurso para sostenerse”
Los ingresos que manejan son insuficientes para mantener la infraestructura y curar las heridas emocionales de los niños que se refugian en sus espacios.
“No solamente comen, no solamente se visten, hay que atenderlos, atenderle la parte emocional, vienen de situaciones y familias bastantes complicados han pasado por cosas de su vida que ellos no… ¡Son niños! Son niños pequeños Que tienen que ir avanzando, hacerles ver que tienen oportunidad de salir adelante“
Esa oportunidad es fundamental para que, al cumplir los 18 años, puedan insertarse laboral y socialmente, como lo logró este hombre, quien pasó su vida en un centro de protección.
“Sí me costó mucho, porque cuando me tocó prepararme afuera, yo por lo menos adentro tenía todo, yo no te compraba ni un alfiler y después poco a poco yo fui preparándome mentalizándome, me fueron orientando”
En su afán de repetir historias como esta las casas hogar del país claman por conseguir ese apoyo para no ser la próxima en cerrar.
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