Pareja gay dejó todo para recorrer el mundo y ser influencers de turismo Lgtbiq+

Sebastien y Stefan se conocieron hace más de 13 años en Londres y nunca más se separaron. Foto: Cortesía.

 

Era febrero de 2009 cuando Sebastien Chaneac y Stefan Arestis coincidieron en un bar londinense. El morocho de origen griego -Stefan- se había instalado en la ciudad inglesa para ejercer como abogado; justo estaba en una entrevista laboral cuando cruzó miradas con Sebastien. El chico lindo al otro lado de la barra festejaba con amigos sus últimos días en Londres; se iba a trasladar a España para deleitarse con los vinos, el jamón de jabugo y los jugadores de fútbol. Pero al final, cambió de opinión.

Por Inbfobae





Chaneac y Arestisse se pusieron de novios, se mudaron juntos y pasaron la barrera de los 30 cuando decidieron dar un volantazo para cambiar su estilo de vida: la rutina tenía un sabor a aburrimiento. Fue entonces que decidieron poner en pausa sus carreras para hacer las valijas y embarcarse hacia lugares exóticos. Stefan estaba fascinado con las peripecias de Genghis Kahn. Y Sebastian estaba listo para un poco de aventura. En junio de 2014 iniciaron su primera travesía con un viaje de 18 meses conociendo Asia. Y no pararon más: América Latina, Europa y Medio Oriente fueron sus próximos destinos. Crearon el blog Nomadic Boys para su familia y amigos pero, con el tiempo, empezaron a recibir visitas y sponsors: muchos querían saber cómo es viajar por el mundo para una pareja gay. Lo que al principio era un medio para comunicarse con sus allegados se convirtió en un negocio para financiar una vida trashumante.

Explorando rincones remotos, deleites gastronómicos y las mejores escenas LGBT+, hace 10 años que Stefan y Sebastian abrieron una ventana al mundo para contar cómo vive su aventura esta pareja de viajeros gay.

—En su primer gran viaje juntos recorrieron Asia, ¿por qué lo eligieron?

Seby: Nuestro primer viaje como pareja fue en 2012 a Tailandia, y después a Japón. Nos gustó tanto que quisimos volver. Estos dos destinos son muy seguros para las personas gay, aunque obviamente hay muchos lugares en el continente que no lo son.

Stefan: Me encanta la ficción histórica y desde que leí Wolf of the Pains, de Conn Iggulden (sobre la vida de Genghis Khan y su dinastía) realmente quería visitar Mongolia y tomar el Transiberiano. Esto fue lo que inspiró la primera parte de nuestro viaje a Asia, aunque al principio estábamos un poco indecisos y fingimos ser “amigos” por nuestra seguridad.

—¿Cuándo dijeron: “Ok, esto no es solo un año sabático, queremos este estilo de vida”?

Seby: Inicialmente, nuestro viaje estaba destinado a ser un año sabático en Asia, y creamos Nomadic Boys en 2014 para que nuestra familia y amigos estuvieran al tanto de nuestros viajes -sobre todo mi mamá que estaba preocupada por nosotros y mi papá que quería ver el mundo a través nuestro. Pero un año después de estar viajando, empezamos a tener más y más tráfico en la web y algunas marcas empezaron a contactarnos para hacer colaboraciones. Todo se disparó de ahí en más.

SA: Yo trabajaba de abogado, pero renuncié cuando me harté de la carrera y quería un cambio. Mi plan era convertirme en docente después del viaje a Asia pero cuando la web comenzó a despegar, dejé esa idea por un tiempo para dedicarme a Nomadic Boys. Estaba investigando qué hacían otros ex abogados para trabajar de manera online y me encontré con el blog “Legal Nomads” de Jodi Ettenberg. Ella es una ex abogada canadiense que también hizo el Transiberiano y exploró Mongolia de la misma manera que yo quería. Al instante, me enamoré de ella. Ella me inspiró mucho y me introdujo a lo que era un blog. Hoy tenemos a un escritor, editor y un administrador de redes sociales trabajando con nosotros.

—¿Cómo se financian?

Seby: Recibimos alrededor de 250 mil visitas mensuales en nuestro sitio y este tráfico se traduce en publicidad, junto con las comisiones de los hoteles y tours que recomendamos.

SA: También tenemos varias campañas pagas a lo largo del año enfocadas en nuestras redes sociales.

—¿Cómo es viajar siendo una pareja gay?

SA: Para las parejas gay es un poco más complicado que para nuestros amigos hetero. La primera pregunta que nos tenemos que hacer es “¿es seguro o legal ser gay en ese destino?”. Después, tenemos que considerar, “¿tenemos que actuar como amigos?”, “¿tenemos que configurar nuestras redes sociales como privadas y evitar cualquier posteo durante el viaje?”.

—En su segundo viaje estuvieron en Argentina y varios países de Latinoamérica, ¿qué los motivó a venir?

Seby: Argentina es uno de los lugares más gay-friendly que hay en el mundo y siempre quise ir -junto con el resto de América Latina. Es famoso por ser muy abierto a los homosexuales y por su escena gay en Buenos Aires, donde incluso hay milongas gay. Es algo que les recomendamos a todos los turistas LGBT+.

SA: Yo ya había estado y me enamoré: los chicos, la carne, el tango, el vino, la pasión … Realmente quería volver con Seby para que pudiéramos experimentarlo. También fue una oportunidad para dar una charla sobre influencers LGBT+ en la conferencia G Network. Ahí nos pudimos conectar con muchos negocios gay-friendly.

—En su experiencia, ¿cuál es el país más gay-friendly y cuál el más peligroso?

Seby: España y Holanda son los más abiertos. Son dos lugares donde te sentís muy seguro como turista gay en donde sea que estés, incluso en las zonas rurales. Los países más peligrosos que visitamos fueron Líbano y Rusia, este último por razones obvias. En el Líbano existe una legislación anti-gay y se te encuentran posteando cualquier contenido gay en redes sociales durante el viaje, los oficiales de inmigración te pueden parar, interrogar y quedás en una lista negra que te prohibe volver al país. Esto nos pasó a nosotros y quedamos muertos de miedo.

SA: Estoy de acuerdo con Seby, pero agregaría a Canadá y a cualquier país nórdico, como Dinamarca, Finlandia, Islandia, Suecia y Noruega. Estos son los lugares que siempre encabezan las listas en cuanto a la protección de los derechos LGBT+ y por lo amigables que son con los homosexuales. Realmente sentís eso cuando estás ahí, tanto en una gran ciudad como en un pueblito remoto.

—¿Cuál fue la escena gay que los sorprendió?

Seby: Taiwan, otro lugar súper gay-friendly que seguramente mucha gente no conoce. Fue el primer país (y el único) en Asia que legalizó el matrimonio igualitario. La escena gay es enorme y muy divertida.

—Entiendo que el blog también es una herramienta para ayudar a la comunidad gay, sobre todo en los países con leyes más restrictivas. ¿Por qué elegir estos destinos?

SA: Al principio, tuvimos mucha prensa negativa por viajar a países con legislación anti-gay y nos decían que era mejor “boicotearlos”, pero nos dimos cuenta que era mucho más efectivo ir a esos lugares para apoyar a los negocios gay que están luchando en un entorno difícil. Al final, un gobierno homofóbico quiere que las personas gay no vayan, entonces ¿por qué concederles eso? ¿Por qué no hacer lo contrario y mostrar que estamos presentes y, lo más importante, visibilizar que hay personas LGBT+ viviendo en ese país?

—Después de vivir durante 8 años esta vida nómada, ¿cuál es la parte negativa de estar constantemente en tránsito?

Seby: Durante mucho tiempo, anhelamos tener un punto de enclave y el Covid nos dio eso. Nos refugiamos en Chipre -la ciudad de origen de Stefan- y nos casamos antes de la pandemia. Íbamos a organizar el casamiento pero el Covid nos echó a perder el plan. Chipre nos gusta mucho y pudimos volver a la vida normal.

SA: Es agotador estar todo el tiempo viajando e intentamos contrarrestarlo encontrando un lugar en el cual hacer base a largo plazo que nos permita viajar a otros lugares desde ahí, en lugar de estar en constante movimiento.

—¿Tienen planes de asentarse próximamente para, por ejemplo, tener hijos?

SA: En relación a formar una familia, los dos somos unos tíos y padrinos muy populares. Me gustaría adoptar unos cachorros y gatitos, pero sabemos que esto no será posible hasta que nos instalemos en algún lugar más a largo plazo y nos mudemos a un lugar más grande. Está en las cartas, pero no todavía, ¡hay muchos lugares que queremos visitar!