Domingo Alberto Rangel: Nuestro peor enemigo

Domingo Alberto Rangel: Nuestro peor enemigo

Domingo Alberto Rangel @DomingoAlbertoR

Sin darme cuenta crecí en una Venezuela próspera que sin mucho esfuerzo había salido de la miseria que dejaron las guerras de la Independencia y la anarquía ulterior.

En aquella época que ni añoro porque sería perder el tiempo, ni volverá, los venezolanos recibimos en el barajo que nos tocó… una escalera real.

En esos años los milagros se materializaban y mi país recibió cientos de miles de inmigrantes… europeos.





Es decir… provenientes de la parte presuntamente más civilizada del mundo.

Eran gentes de trabajo que huían horrorizados de la pobreza física y humana que dejó la Segunda Guerra… gente dispuesta a quedarse en la nueva patria… o en el peor de los casos a pasar penurias con tal de ahorrar por si otra vez la fortuna cambiaba.

Trabajaban de sol a sol.

No obstante a que fueron en general bien recibidos… un sector de la población los veía con recelo y ese sentimiento se reflejaba recuerdo en los chistecitos malignos que de niños repetíamos.

Así cuchufletas mediante una veces era el italiano quien “olía mal”… otras tocaba el turno del portugués… y finalmente del español.

En esos chistes siempre había un mapurite o mofeta como parte del elenco… quien habitaba en presunta cueva… hasta donde ignoro por cual razón esos inmigrantes europeos supuestamente… ingresaban para salir despavoridos cuando el animalito se defendía peando a quienes importunaban su hábitat.

El chiste terminaba cuando a la cueva ingresaba un venezolano que enseguida lograba que el mapurite saliera corriendo… derrotada la pestilencia del animalete.

Desde luego que nada de eso era verdad: los inmigrantes no estaban sobranceros como para gastar en perfumes y en realidad nunca nos llegó de nuestros amigos… hijos de esos recién llegados… un olor desagradable.

Y nosotros como es sabido… nos bañamos hasta 2 veces diarias… e incluso en las construcciones donde trabajé como ingeniero… a la salida los obreros ya limpios… dejaban tras de sí un vaho de perfume.

Pero sobre esa base del supuesto mal olor… peor bebida… y en general mal comportamiento nuestro… bien construyéndose una inveterada costumbre que le da la razón a quienes piensan que “no hay peor enemigo del venezolano… que otro venezolano”.

Si partimos de ensalzar supuestos malos comportamientos… como parte de nuestro ADN… ¿entonces porque habríamos de ayudarnos entre nosotros?

Y esa es la norma que nos rige y gobierna tanto a los que vivimos en el país… como a la población que emigró en estos años.

Esa manía que no quiero llamar costumbre… sobresale en medios y redes que es dónde muchos dicen y escriben lo que se les ocurre… sin reflexionar lo que sus palabras significan.

En las redes muchas veces se ven publicaciones que destilan sino odio… a lo menos envidia o venganza… vaya a saber usted por cual razón.

Allí es usual que un desconocido invite a linchar presuntos “ladrones chavistas”… que trabajan de asalariado en una tienda yanqui. Y eso sucede proporcionalmente con más regularidad fuera de Miami y del estado de la Florida.

El twitter… red que más se presta a este tipo de ejercicios de “valor”… por ser allí la norma el lenguaje de Tarzán… donde no hay espacio para explicar… y el usuario se está acostumbrando… está lleno de avisos de ese género… que nadie sabe que los motiva.

Ejemplo de lo poco que valoramos los venezolanos a otro compatriota… merced a Virginia Contreras que me sugirió escribir sobre el tema… y lo documentó… es el de Héctor Rojas, matemático venezolano que recién la Nasa admitió… después de medio siglo y más del primer alunizaje… sus invalorables méritos para hacer seguro el primer paso del ser humano en nuestro satélite.

Sin los cálculos de Rojas el alunizaje o el de cualquier nave humana llegando a otro planeta… habría sido muy riesgoso. Lamentablemente con la Guerra Fría para la NASA era cuesta arriba admitir que un venezolano… aún no nos llamaban hispanos… fuese tan importante para los viajes lunares.

El trabajo de rescatar la memoria de Rojas no lo emprendió ni el gobierno venezolano… ni el que en Narmia dice tener un embajador en Washington.

Fue un español… biógrafo de Rojas… Pierre Monteagudo, de Valladolid… quien tras solitaria batalla logra que la memoria de Héctor Rojas por cierto poco valorada en su país natal… fuese reivindicada por la NASA.

Termino recordando que en aquellos años del alunizaje… solo la Cadena Capriles anunció los aportes de Rojas… pero también es de recordar… que al día siguiente por las redacciones de Ultimas Noticias y El Mundo… apareció un ignoto venezolano… disminuyendo el aporte de Rojas… a quien insinuó como mentiroso.

Esa mala sangre entre compatriotas no se ve entre cubanos… puertorriqueños… dominicanos… mexicanos… haitianos… colombianos y paremos de contar.

Hora de cambiar esa mala maña.