Creo que fue Karl Popper, el filósofo y profesor austriaco ya fallecido, el que diferencia la predicción de la profecía en la historia, para entender lo importante de este límite partamos que la predicción es un relato que se construye a futuro de un acontecimiento o de un conjunto de particularidades como aproximación, se hace en base al análisis de datos comparados con patrones o tendencias y presenta un resultado que puede o no cumplirse de acuerdo a la fiabilidad del método predictivo utilizado, por ejemplo en este momento nadie puede predecir cuándo ni cómo va a terminar la invasión rusa a Ucrania, pero hay cierto consenso respecto a lo que le espera a Putin que no es nada bueno ni esperanzador para el hombre fuerte de Rusia, porque eso de convertirse en la persona más detestada en los medios de todo el mundo según estudios recientes, es igual a decir que gane o empate la guerra se le va a hacer muy complicado mantenerse en el poder, porque inició un conflicto a partir de una profecía, basado en argumentos míticos de unos posibles orígenes comunes que unen a Ucrania con Rusia en el pasado remoto, en el pasado reciente, en el presente y en el futuro, cuando la realidad está demostrando que los ucranianos o la mayor parte de ellos no se sienten unidos a Rusia por tradición, cultura e idioma, la resistencia que han mostrado al mundo en estas pocas semanas está muy lejos de parecerse a la unidad histórica que plantea Putin.
En muchos medios se han preguntado si Putin estaba bien informado para acometer una operación militar de tal envergadura, dudan que un hombre que ha demostrado ser un hábil estratega pueda cometer un error garrafal de apreciación que le puede costar el puesto y hasta la vida.
La respuesta a esa interrogante la podemos encontrar en un largo artículo escrito por Putin el año pasado y publicado en la página web del Kremlin que podemos leer traducida al español, en las opiniones de Putin encontramos a un hombre obsesionado con el pasado lejano de una Rusia que se forjó con guerras y alianzas como casi toda Europa, destacando la rivalidad con occidente y la pertenencia de Ucrania a la gran patria rusa con la que sueña.
En esa` línea profética su papel mesiánico en la coyuntura actual lo obliga a continuar hasta que lo detengan como lo están haciendo, es una predicción no una profecía que no puede enfrentarse al mundo sin pagar las consecuencias, el despotismo oriental como modelo de confrontación a las democracias liberales occidentales tiene sus días contados en Rusia y ello puede acarrear una consecuencia que se menciona con discreción en los centros académicos y estratégicos, pues se considera más profecía que predicción.
Un nuevo orden mundial geopolítico es un escenario que no se puede predecir de la actual crisis, pero lo cierto es que el mundo desarrollado va a enfocarse en cerrar las fuentes energéticas fósiles para no depender del petroleó y el gas que ha sido utilizado como arma política en el siglo XX y en lo que va del XXI, las estimaciones es que en 20, 30 años los combustibles fósiles serán pasado y una diversidad de tecnologías van a sustituir sino totalmente en gran medida al llamado oro negro.
El reto de Uslar Pietri lanzado hace casi un siglo a los venezolanos de aprovechar esa bendición de la naturaleza para desarrollar al país está pendiente, continuamos siendo un país minero, las últimas dos décadas nos han hecho más dependientes, más pobres en todos los sentidos. Por supuesto que si nuestros políticos opositores continuan creyendo en la profecía que en el 2024 vamos a derrotar a Maduro en unas hipotéticas elecciones porque somos mayoría no vamos a cosechar nada, porque primero hay que sembrar la esperanza del cambio con cada acción y prepararse para la oportunidad que se puede producir a corto plazo con una eventual debilidad o salida de Putin, que sin duda acelerará los tiempos políticos en Venezuela, Cuba y Nicaragua hacia la libertad y esto apreciados lectores es una predicción y también una profecía.