“Muerte blanca”, el francotirador desfigurado que aniquiló a 700 soviéticos y aterrorizó a Stalin

“Muerte blanca”, el francotirador desfigurado que aniquiló a 700 soviéticos y aterrorizó a Stalin

Simo Hayha causó tanto temor en las tropas enemigas que lo apodaron “La muerte blanca”. Foto vía Clarín

 

 

En una Europa de cazas ultramodernos, drones turcos capaces de derribar un carro de combate y bombas termobáricas, sorprende que un arma tan vetusta como un fusil de precisión pueda provocar el caos en un ejército en el que se han invertido millones y millones de rublos. Pero la realidad impera. Y si no, basta con saber que un francotirador ucraniano ha estremecido este viernes a la sociedad al acabar con la vida del general ruso Andrei Sukhovetsky de un solo disparo realizado a más de 1.500 metros de distancia. El soldado se ha unido así a una larga lista de tiradores que han sembrado el caos en el Ejército Rojo; entre ellos, Simo Häyhä, un finlandés que segó la vida de 700 soldados de Iósif Stalin durante la Guerra de Invierno.





Por ABC

Simo Häyhä, el futuro tormento de los soviéticos, vino al mundo en el pueblo de Rautjärvi el 17 de diciembre de 1905. Al menos, así lo afirman los divulgadores históricos Vesa Nenye, Peter Munter y Toni Wirtanen en su obra ‘Finland at War: The Winter War 1939-40’. Y es que, atendiendo a las fuentes a las que se recurra, este militar pudo haber nacido en un amplio abanico de fechas. «Fue el segundo hijo más joven de una familia de ocho. Estudió gramática en la escuela y, muy pronto, comenzó a ayudar a sus padres en la granja familiar. Sus ‘hobbys’ siempre incluyeron el esquí, disparar, cazar y jugar al Pesapallo, la versión finlandesa del baseball», explican. El destino quiso además que la aldea en la que vivía estuviese cerca de la frontera con los rusos, los mismos a los que luego asesinaría a decenas.

El mejor

Häyhä ingresó a la edad de 17 años (fecha discutida, pues se ha extendido que fue a los 25) en la Guardia Civil Finlandesa (Suojeluskunta), unidad que provenía de la vieja Guardia Blanca que había combatido en la guerra civil del país contra la denominada Guardia Roja. En este cuerpo, nuestro héroe pasó horas y horas al aire libre perfeccionando su puntería. Ese número incontable de disparos, unido a su talento natural, le convirtieron en uno de los mejores de su unidad. «Fue un experto tirador. Ganó competiciones acertando seis veces en un minuto a un pequeño objetivo ubicado a 150 metros de distancia», añaden. Entre 1925 y 1927, cuando apenas contaba 20 años y sumaba 1,52 metros de altura, llevó a cabo el servicio militar obligatorio de su país en el Batallón Ciclista.

Fue ascendido después de cumplimentar el curso de suboficiales. Apenas unos meses después superó las pruebas para convertirse en francotirador. Sin embargo, terminó retirándose a la granja familiar para tener una vida tranquila. Al menos, hasta el 30 de noviembre de 1939, cuando el Ejército Rojo atacó Finlandia y dio comienzo la llamada Guerra de invierno; una contienda destinada a ser un paseo militar para el gigantesco ejército de Stalin. Sin embargo, el contingente encontró en aquellas gélidas tierras un escollo que sus, en muchos casos, inexpertas tropas no pudieron sortear: la determinación de las tropas locales. «La resistencia fue feroz y la actuación soviética pésima. Muchas de las unidades desplegadas no estaban entrenadas ni equipadas para la guerra invernal», señala el historiador Martin H. Folly en su ‘Atlas de la Segunda Guerra Mundial’.

En una Europa de cazas ultramodernos, drones turcos capaces de derribar un carro de combate y bombas termobáricas, sorprende que un arma tan vetusta como un fusil de precisión pueda provocar el caos en un ejército en el que se han invertido millones y millones de rublos. Pero la realidad impera. Y si no, basta con saber que un francotirador ucraniano ha estremecido este viernes a la sociedad al acabar con la vida del general ruso Andrei Sukhovetsky de un solo disparo realizado a más de 1.500 metros de distancia. El soldado se ha unido así a una larga lista de tiradores que han sembrado el caos en el Ejército Rojo; entre ellos, Simo Häyhä, un finlandés que segó la vida de 700 soldados de Iósif Stalin durante la Guerra de Invierno.

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