4 de febrero de 1992: la muerte de Cicerón, Locke y Rousseau, por Baldomero Vásquez

4 de febrero de 1992: la muerte de Cicerón, Locke y Rousseau, por Baldomero Vásquez

Este 4 de febrero se cumplen 30 años del fallido golpe militar intentado por el Teniente Coronel Hugo Chávez en Venezuela. Fecha propicia para reflexionar sobre la democracia y la ley. Lo haremos apoyándonos en el compendio de sabiduría política escrito por el prestigioso politólogo italiano Giovanni Sartori con el título de DEMOCRACIA EN 30 LECCIONES (2008).

Escrito con sencillez y profundidad para llegar a un público mucho más amplio que el de los especialistas o interesados en teoría política, su disertación llega hasta nuestros días abordando complicados temas actuales: Mercado vs Estado, Socialismo, Conflicto de Civilizaciones, Democracia e Islam, Multiculturalismo vs Pluralismo, lo Políticamente Correcto, etc.

Para nuestros propósitos nos vamos a enfocar en dos lecciones o capítulos: el 11 (Democracia antigua y moderna) y el 13 (La libertad política)





Durante dos mil años dejó de hablarse de democracia

Para comparar la democracia antigua con la democracia moderna, Sartori sintetiza algunos rasgos de aquella retrocediendo a los siglos V y IV a. C. en Grecia, cuna de la civilización occidental. Señala como rasgo de la democracia antigua la participación ciudadana Pero acota que ella era posible porque los habitantes -unas 35.000 personas- y los ciudadanos que participaban en la Asamblea Popular -unos 2.000 ó 3.000- vivían en una “pequeña ciudad”,  en una “ciudad-comunidad”, una ciudad sin Estado acotado territorialmente. Aquella era “una democracia sin Estado” que por su incapacidad para crecer no era viable y pereció porque estaba condenada, encadenada, al espacio que la hacía posible.

Será mucho tiempo después, en el siglo XVII con la Paz de Wesfalia, cuando se perfilaría y avanzaría el concepto de Estado-Nación que, apunta Sartori, viene “a designar una presencia estructural del poder político y un control efectivo de esa entidad sobre un territorio sometido a su jurisdicción”. Dicho Estado para alcanzar su madurez en “el Estado que nosotros conocemos” necesitó del siglo XVIII, XIX y de la Primera Guerra Mundial para llegar a su consolidación “como un complejo y vastísimo conjunto de mando, administración y legislación”.

En suma dice Sartori: “Hicieron falta más de dos mil años para llegar al Estado moderno” y “durante ese larguísimo intervalo dejó de hablarse de democracia”. Pero al reaparecer el término “democracia” en Occidente ahora designa “una realidad nueva, totalmente inédita”. Nuestra democracia  es “una democracia representativa, no es una democracia, inmediata (directa)” que está “completamente entretejida de mediaciones”, ya que la participación se fue ampliando a millones, decenas o centenas de millones de personas.

4 de febrero de 1992: el régimen democrático no tuvo defensores

Resulta  doloroso pensar que una variante de tan deseable forma de gobierno que había desaparecido por dos milenios existía en nuestra patria, Venezuela, desde 1958. Pero fue destruida como un ideal, no sujeto a restricciones de ninguna naturaleza, el mismo día del  golpe militar, el 4 de febrero de 1992. No sólo no tuvo defensores aquel fatídico día; sino que uno de los padres fundadores de nuestra democracia, Rafael Caldera, se convirtió en su verdugo. Ante un Golpe Militar, como un demagogo revolucionario, traicionando su pasado y al pueblo venezolano, se expresó con las siguientes palabras venenosa contra la democracia en su alocución en el Congreso:

“Es difícil pedirle al pueblo que se inmole por la libertad y por la democracia, cuando piensa que la libertad y la democracia no son capaces de darle de comer”.

La muerte de Cicerón, Locke y Rousseau

Aún nos falta abordar un aspecto esencial de la democracia: la reflexión de Sartori en el capítulo 13 sobre la Libertad Política. La inicia con una pregunta abstracta ¿El hombre es un ser libre? Su respuesta descarta la Libertad Interior, ubicada dentro de las personas. Le interesa la Libertad Externa: “ser libre o no libre en relación con las demás personas”. La Libertad Política es “una coexistencia en libertad con la libertad de las demás personas”.

Bajando a tierra dice Sartori que la Libertad Política protege al ciudadano de la opresión de los gobernantes. ¿Pero a través de qué medio lo puede proteger?: a través de la ley, es decir, de ese marco legal plasmado en la Constitución que regula las relaciones entre el Estado y los individuos, Son las leyes Constitucionales las que protegen a los ciudadanos  del poder despótico de un gobernante. Sartori explica la relación entre libertad política y la ley citando las respuestas concisas de tres prominentes miembros del Olimpo Intelectual de Occidente: Cicerón, Locke y Rousseau.

Cicerón  en el siglo II a. C. observaba:

“Somos siervos de la Ley con el fin de poder ser libres”.

Locke, en el siglo XVII, lo expresó así:

 “Donde no hay Ley no hay Libertad”.

Y  Rousseau en el siglo XVIII, advertía:

“Cuando la Ley está sometida a los hombres no quedan más que esclavos y amos. Es la certidumbre de la que estoy más seguro: la libertad siempre sigue la suerte de las leyes, reina y perece con ellas”.

El golpe del 4/febrero/1992 fue un ataque directo a la Soberanía Popular, un intento de dar muerte a la ley, a la Constitución de 1961, cuyo Artículo 4 establecía: “La soberanía reside en el pueblo, quien la ejerce, mediante el sufragio, por los órganos del Poder Público”. Sin embargo, el carácter inconstitucional de tomar el poder por la vía de las armas, pasando por encima de la Soberanía Popular, no fue condenado con la fuerza que requería, y la democracia quedaría herida de muerte. Simbólicamente, el golpe de febrero de 1992 significó la muerte de Cicerón, Locke y Rousseau en Venezuela.