Cambio de bolívares en efectivo: el “negocio redondo” que involucra a gerentes de bancos en Maracaibo

Mercado Las Pulgas

 

 

 





 

“Cambio dólares y pesos colombianos por bolívares en efectivo…”. Esa es la frase más oída en los pasillos del centro comercial Plaza Lago y del tradicional Mercados Las Pulgas, ambos ubicados en el casco central de Maracaibo. Esta es la denominada “economía de supervivencia”, donde unas 450 personas obtienen ganancias con las transacciones cambiarias.

Por Corresponsalía / lapatilla.com

“Los peseros o cambiadores”, como se les conoce en la economía informal, se dispersan por la calle ancha del casco central, la avenida Libertador y los pasillos del mercado más antiguo del Zulia, Las Pulgas, y su trabajo es cambiar bolívares en físico por dólares, euros o peso colombiano, pero el fuerte en el cambio es la moneda estadounidense.

Muchos son los mitos sobre este cambio ilegal de monedas que se desarrolla desde hace más de dos décadas en el mercado, pero que tomó fuerza desde el año 2017, cuando desaparecieron los bolívares en billetes en Maracaibo, la segunda ciudad más importante de Venezuela.

Desde las 6:00 am se observan jóvenes, adultos, damas y ancianos que se dedican al cambio. Unos cuantos solo tienen un morral con el dinero y pasan el día caminando en busca de clientes. Otros tienen una mesa, que funciona como si esa fuera su oficina, y algunos hasta tienen secretaria y asistentes.

La incertidumbre en la colectividad crece y muchos se preguntan de dónde provienen tanta cantidad de bolívares en efectivo en una entidad donde desde 2017 y hasta 2021 tener efectivo era un lujo.

Quien tenía billetes, los vendía al 100% de su valor, redondeándose un negocio en medio de la escasez. Por ejemplo, si necesitabas 100 bolívares en efectivo, debías pagar por transferencia bancaria 200 bolívares. Este tipo de transacción se conoce con el nombre de avance en efectivo, y quienes tenían divisas, las cambiaban por bolívares.

Mercado Las Pulgas

 

El diputado de la legítima Asamblea Nacional, Julio Montoya, reitera que en Venezuela se vive una inestabilidad monetaria que llega casi a la década. Es por eso que los empresarios, comerciantes grandes y pequeños se vieron en la necesidad de crear una solución monetaria ante el cambio dual, y todos apuntaron a obtener dólares para proteger su capital.

Corrupción bancaria

Rusbier Díaz arriba a tres años en el negocio de cambio ilegal. Dice estar estable en su actividad económica: tiene su mesa, silla y trabaja seis días a la semana. Contó a La Patilla cómo es el mecanismo de trabajo y de dónde proviene el preciado y anhelado efectivo.

“En 2019 cuando el efectivo estaba duro, duro, se tenían contactos con los gerentes de los bancos. Ellos nos facilitaban, bueno, nos vendían el efectivo y nos cobraban el 7% por la entrega. No nos limitaban en cantidad y siempre nos guardaban los billetes de alta denominación. Así empecé yo. Llegué de Colombia días antes de la pandemia e inicié el negocio con 300 dólares. Contacté a un gerente de la banca pública y empecé el negocio”, relató Díaz.

Para los cambiadores, el año 2018 y 2019 fue calificado como “rudo”, debido a la escasez de billetes en efectivo. Acudían a los gerentes de bancos para obtener los billetes. Algunos gerentes cobraban entre el 5% y 7% por entregar el efectivo, y los cambiadores los vendían al 10% o 12% por encima de su valor nominal si la transacción se concretaba por transferencia bancaria. También se cambiaban dólares por bolívares a un valor de 10 puntos por debajo de la cotización del dólar publicada en cuentas de redes sociales que son referencia para el mercado negro.

Para los cambiadores era un negocio lucrativo, mientras que el ciudadano común “pasaba las de Caín” porque no tenía acceso al efectivo que debía literalmente comprar para pagar sobre todo el pasaje en el transporte público.

Un joven de 29 años, que pidió no revelar su identidad, comentó cómo se inició en este mercado. “Fue en el año 2018, un señor acá en Las Pulgas me prestó 200 dólares en bolívares en físico para cambiar. Me pidió garantía, y yo solo tenía un televisor y una cadena de oro. Se los di como garantía. Logré el objetivo, porque hoy tengo contacto directo con personas que me suministran efectivo”.

“Banco” Las Pulgas

Los bolívares eran llevados al mercado en cajas de huevos, en vehículos particulares, custodiados por efectivos policiales o militares, en algunos casos por particulares, y los guardaban en locales comerciales. “Cada quien recibía su caja y empezaba a trabajar. Al finalizar cada jornada, se guardaba en las cajas e iba al local. Pagábamos la custodia y no pasaba nada”, indicó el joven.

Para el economista Edinson Morales, profesor de la Universidad del Zulia (LUZ), este fenómeno que vivió la región de total escasez del dinero en efectivo se debió a la ausencia de la masa monetaria en las entidades bancarias. Señaló que el Banco Central de Venezuela (BCV) es el responsable y única institución en el país autorizada a colocar el dinero en las entidades bancarias tanto publicas y privadas, y para los años 2017, 2018 y 2019 no tenía liquidez para cumplir su función.

“En el mercado se maneja una tesis: al bajar la oferta de algún rubro o escasear, se dispara el precio. A alguien en Maracaibo y otros municipios del eje metropolitano se le ocurrió, ante la carencia del efectivo, empezar a cambiar por divisas u otra moneda extranjera sólida y satanizaron esta actividad”.

Mercado Plaza Lago en Maracaibo

 

Para el año 2018, la crisis económica en el país era galopante. El BCV no contaba con la disponibilidad de bolívares en efectivo para suplir el mercado. Pocos billetes se veían en la capital y la zona central del país, pero en el occidente la realidad fue más dura y cruel.

El Mercado Las Pulgas fue un referente en la distorsión de la economía: las mafias decidían cuando no aceptar determinado billete venezolano, a la par que el dólar mandaba en menudeo.

A pesar de que en la actualidad los bancos están proporcionando más cantidad de efectivo a la gente, las transacciones cambiarias siguen siendo un negocio redondo en Las Pulgas. Según la información recaba, los “cambiadores” tienen como meta por día cambiar entre 150 y 200 dólares en bolívares, por lo que se estima que a diario se muevan a través de estas transacciones alrededor de 60.000 dólares solo en Las Pulgas.

Según Ender Pinto, Presidente de Asopulgas, en el casco central de la ciudad existen más de 15.000 personas que se dedican al comercio informal. Estima que el 80% del comercio en el Mercado Las Pulgas manejan los pagos en bolívares en efectivo o dólares. Muy pocos cuentan con puntos de ventas.

Señaló Pinto que en este mercado siempre se ha manejado el dinero en efectivo hasta en los peores episodios de la economía venezolana. Recordó que en 2018 se dio un fenómeno en la región: los productos eran más baratos si eran pagados en bolívares en efectivo. La finalidad era poder captar mayor cantidad de bolívares, cambiar esto por dólares, y así poder evitar la devaluación que a diario se vivía en la ciudad por el incremento del dólar en el mercado negro.

Este cambio ilegal está a los ojos de todos los que transitan por el casco central de Maracaibo. También se realiza esta actividad en el Mercado Los Plataneros de Maracaibo y en la Curva de Molina.

Nuevo esquema

En el último trimestre de 2021, el mercado del cambio de bolívares por dólares fue modificado. Durante tres años el cambio era entre 8 a 10 puntos por debajo de lo cotizado en el mercado negro. Actualmente fue modificado este esquema. Ahora se cambia a la par del dólar: si la tasa de cambio es de 4,86 bolívares por dólar, otorgan el efectivo tal cual esta cotización. Algunos dan 5 bolívares, otros 4,50 bolívares.

¿A qué se debe esto? La explicación es evidente desde la entrada en vigencia de la flexibilización total en el país. En el Zulia, las taquillas de las entidades bancarias están otorgando a los ahorristas la cantidad de 100 bolívares por día, equivalente a 20 dólares. Eliminaron las condiciones y restricciones que impusieron a los usuarios durante casi 36 meses.

La marabina Clara González recordó que en 2018 soportaba largas colas en los bancos de seis y siete horas para retirar diez mil bolívares (hoy equivalentes a 10 bolívares) para los pasajes, y solo lo podía hacer retiros dos veces por semana. Ese monto apenas le alcanzaba para cubrir una parte del pago de los pasajes para ir a su trabajo.

Mercado Plaza Lago en Maracaibo

 

“A veces pienso que el gobierno era cómplice o tenía las manos metidas en esto del cambio. Cómo es que antes no se conseguía efectivo y el centro tenía locales llenos con cajas de billetes. Había algún interés, o los del gobierno chavista tenían esta mafia”, cuestionó González.

Para el economista Morales, el mercado del cambio se igualará debido a la oferta de bolívares en efectivo que pueden retirar los ahorristas en los bancos. El BCV nuevamente está colocando circulante de dinero, y las personas dedicadas al cambio se verán en la obligación de equipararse el mercado.

Un grupo de comerciantes informales que se dedican a la venta de legumbres, hortalizas y frutas contaron a La Patilla cómo es su método de trabajo. Hoy un guacal de tomate en Mercasur, un mercado mayorista de frutas y verduras, lo venden en 6 dólares. Esto equivale a 30 o 32 bolívares dependiendo de la tasa que maneje el mayorista.

Si compran 5 cestas, son 150 bolívares, es decir, alrededor de 300 billetes de 0,50 bolívares, el de mayor circulación.

Protegiendo el capital

Freddy León, vendedor de verduras, dijo que cambia los bolívares por dólares para no tener tanto volumen de billetes y resguardar su capital de trabajo. “Aquí nunca se sabe qué puede pasar con el dólar que sube y baja como un columpio. Si tenemos el dinero en bolívares, siempre se pierde. Mejor cambio aquí mismo en Las Pulgas los bolívares por dólares y estoy cabeza fresca”.

La inestabilidad económica propiciada por el régimen chavista, obliga a muchos venezolanos a comprar divisas para proteger sus ingresos o capital en bolívares, o para que les alcance las remesas que envían los más de seis millones de venezolanos dispersos por el mundo.