El Tiempo: Así era el tenebroso Borugo, el campo de concentración del ‘Mono Jojoy’

El Tiempo: Así era el tenebroso Borugo, el campo de concentración del ‘Mono Jojoy’

Ejército conserva la infraestructura del campamento y hace escenificaciones como memoria histórica. FOTO: César Melgarejo. EL TIEMPO

 

‘Jorge Briceño Suárez’ o el Mono Jojoy‘, esos eran los alias de Víctor Julio Suárez Rojas, un guerrillero que sembró el terror en los Llanos Orientales y que por décadas se asentó en zona rural de La Macarena, Meta.

Por ALICIA LILIANA MÉNDEZ / eltiempo.com





Era calificado como una persona sanguinaria y despiadada, que asesinó a varios menores de edad y que sometió a vejámenes a las mujeres. El 22 de septiembre de 2010, hace 11 años, las Fuerzas Militares lanzaron la operación Sodoma, que acabó con la vida criminal del ‘Mono Jojoy’ y de 20 guerrilleros más.

Este martes, en el aniversario de la muerte de ‘Jojoy’, declaraciones de algunos miembros del ahora partido político Comunes, surgido tras la desmovilización de las Farc, causaron polémica, pues definieron al excomandante guerrillero como un “comunista íntegro” que tenía “la combinación perfecta entre autoridad y ternura” y era un “ejemplo de fraternidad”.

Además, en declaraciones a Blu Radio, la congresista de Comunes Sandra Ramírez se refirió a las condiciones en las que permanecían los secuestrados por las Farc así: “Ellos tenían sus comodidades a medida de las condiciones, su camita, su cambuche, todo”.

El ‘Mono Jojoy’ fungía como jefe del Bloque Oriental de las Farc, con unos 1.200 hombres a su mando. Tenía a su cargo las actividades de narcotráfico, reclutamiento forzado de menores, extorsiones y secuestros.

Además de ser señalado de varios ataques contra integrantes de la Fuerza Pública. De hecho, se le sindica, tan solo en la década de los 80, del asesinato de más de 250 uniformados.

Su muerte fue considerada como la puerta para debilitar a las Farc y llevarla a buscar una salida negociada al conflicto que libró por más de 50 años contra el Estado colombiano.

Tras la terminación de la zona de distensión (1988-2002), que comprendía cinco municipios: Uribe, Mesetas, La Macarena y Vista Hermosa, en Meta, y San Vicente del Caguán, en Caquetá, se ordenó la recuperación de la zona y nació la Fuerza de Tarea Conjunta Omega. 

La Omega es un teatro de operaciones que cuenta con efectivos del Ejército, la Fuerza Aérea Colombiana y la Armada Nacional.

Vale la pena recordar que durante el tiempo que se estableció la zona de distensión, la guerrilla se consolidó como grupo narcotraficante, y en el caso del ‘Mono Jojoy’, tomó posesión de la zona rural de La Macarena, donde tuvo su base para delinquir, un campamento conocido como Borugo.

Ese campamento fue copado por las Fuerzas Militares. De hecho, la sede base de la Fuerza de Tarea Omega se construyó en inmediaciones de Borugo y hoy ese campamento hace parte de la memoria histórica que el Ejército Nacional no quiere perder, para que propios y extraños conozcan las atrocidades que el ‘Mono Jojoy’ perpetró en ese lugar.

‘Borugo solo se compara con los campos de concentración’

Para tal fin, los hombres de la Omega conservan la infraestructura del Borugo y allí, con el apoyo de la comunidad de La Macarena, escenifican los días del ‘Mono Jojoy’.

Una mujer simula ser Ingrid Betancourt durante su secuestro. Foto: César Melgarejo. EL TIEMPO

 

Un equipo de periodistas de EL TIEMPO estuvo en el Borugo observando la puesta en escena, que de acuerdo al general Raúl Hernando Flórez Cuervo, comandante de la Omega, “permite contarles a delegados internacionales y funcionarios que propenden por la defensa de los derechos humanos que visitan esta base militar las infamias que cometieron las Farc y en especial el ‘Mono Jojoy’, hechos que jamás se pueden repetir”.

El oficial aclaró que el Borugo no es un sitio turístico, al reiterar que es el punto de “reflexión para no olvidar las atrocidades de la guerrilla”.

El grupo de actores, compuesto por militares y población civil, entra en escena simulando la llegada del ‘Mono Jojoy’ en una camioneta, se escuchan disparos al aire y gritos de bienvenida para el jefe guerrillero.

El ‘Mono Jojoy’ mantenía en el campamento licores finos y su bebida preferida a base de malta. En el lugar organizaba bacanales donde agredía sexualmente a las guerrilleras, en su gran mayoría niñas entre los 12 y 16 años que había reclutado a la fuerza.

En el Borugo, los militares representan a los menores que recibieron instrucción en manejo de armas, explosivos y que en caso de fallar en alguna tarea o de pretender huir eran asesinados. El ‘Mono Jojoy’ obligaba a otros menores de edad a ‘ajusticiar a sus compañeros’.

Un ejemplo de ello es un informe revelado por las autoridades en 2010, que reporta la incautación de papeles y memorias de la columna ‘Teófilo Forero’ y el frente 48, donde se registraba la muerte de 180 guerrilleros por órdenes de sus mandos. Eran fusilados tras los llamados ‘consejos de guerra’.

En el campamento permanecieron por años, en condiciones infrahumanas, los llamados secuestrados políticos: políticos, norteamericanos e integrantes de la Fuerza Pública por quienes las Farc pretendían un canje.

Los secuestrados permanecían, por orden del ‘Mono Jojoy’, encadenados y encerrados a través de cercas que recordaban los campos de concentración nazis. 

Muchos de los secuestrados de la Fuerza Pública estuvieron más de 10 años privados de la libertad. Foto de la representación del campamento. Foto: César Melgarejo. EL TIEMPO

 

A ‘Jojoy’ se le sindica, entre otras cosas, de coordinar la toma a la base militar de Las Delicias, en Puerto Leguízamo, Putumayo, el 30 de mayo de 1996. En esa toma fueron asesinados 31 soldados y secuestrados 60 uniformados.

El 3 de agosto de 1998, el ‘Mono’ ordenó el ataque a la base de Miraflores, en Guaviare. Ese día asesinaron a 9 uniformados y secuestraron a 22, muchos de ellos recuperaron la libertad 10 años después.

Los militares representan las crueldades que vivieron los secuestrados en el Borugo. “Queremos la libertad”, gritan amarrados, como los mantenían los guerrilleros a través de alambres para evitar que huyeran.

Con la cara baja, una mujer representa a Ingrid Betancourt, simulando la imagen que fue prueba de vida de ella durante su secuestro y que le dio la vuelta al mundo. Allí estuvo con Clara Rojas. Las Farc las tuvieron más de seis años secuestradas junto con los ciudadanos estadounidenses Thomas Howes, Keith Stansell y Marc Gonsalves, por mencionar algunas de las víctimas civiles.

Así mismo estuvieron más de 400 integrantes de la Fuerza Pública, secuestrados tras cruentos ataques ordenados por ‘Jojoy’, quienes fueron torturados y sometidos a malos tratos. Muchos murieron en cautiverio.

Este es el objetivo del Borugo: “No olvidar las atrocidades del conflicto”, afirma uno de los uniformados que participa en la puesta en escena.