El “Monstruo de El Degredo” espera evolución psiquiátrica

El “Monstruo de El Degredo” espera evolución psiquiátrica

José Vicente Aguilar, conocido como “El monstruo de El Degredo”, quien podría enfrentar la pena máxima, sigue esperando por los exámenes médicos que comprueben hasta qué punto de consciencia logró cometer tan atroz crimen, al asesinar a machetazos a sus padres y dos hermanas, estando una de ellas embarazada, la madrugada del 13 de agosto en el caserío El Degredo del municipio Andrés Eloy Blanco.

Por Guiomar López | LA PRENSA DE LARA





Lo contienen los barrotes de un calabozo en el Cicpc, porque desde el domingo ya fue imputado por el Ministerio Público por parricidio y homicidio agravado. Según el parte policial este proceso puede llevar 45 días y así determinar la posible psicosis esquizofrénica, para hacer una comparación entre la lógica de la realidad exterior y esa amenaza alucinante de la realidad interna de este individuo.

Un aspecto que ha sido muy discutido en torno al caso espeluznante que casi a acabó con toda una familia, solo dos quedaron vivos, con el reconocimiento de familiares de las crisis violentas de este joven de 22 años, quien no recibió atención médica continua y terminó arrastrado por sus trastornos mentales al punto de tener un concepto muy particular de “justicia” o “salvación”. Douglas Rico, director nacional del Cicpc, informó que perpetró el crimen, presuntamente, porque su padre Antonio Aguilar constantemente agredía a su madre Reina Manzano. El muchacho le habría confesado al Cicpc que, al parecer, asesinó a su madre y hermanas (María Isabel y Yenny) para que no sufrieran por la muerte de Antonio.

Según la fuente policial, atacó mientras dormían y luego intentó deshacerse de los cuerpos, dos de ellos mutilados. Pero con un comportamiento de tanta frialdad, que vecinos se asombraron al escucharle. Ellos gritaban: “¿Dónde estará Reina?” y hasta tuvieron la esperanza que se hubiese salvado, hasta que el joven les responde que no la buscaran más, porque estaba por la pipa y efectivamente, la ubican decapitada. Su mirada congelada no escurría arrepentimiento.