Luis Barragán: Dag Nylander, del Esequibo a México

Luis Barragán: Dag Nylander, del Esequibo a México

Luis Barragán @LuisBarraganJ

Respecto al diálogo o las negociaciones, entre un sector reiteradamente específico de la oposición y representantes de la usurpación, no depara ni deparará sorpresa alguna para los venezolanos ausentes de la agenda anunciada. Tienen por única vocación la de concursar en el ritual de las asignaciones del venidero 21 de noviembre, siendo todo lo demás secundario.

La sola suscripción de un documento de entendimiento, echa por tierra las grandes jornadas cívicas que explican al mayoritario país que se le ha resistido a la ínfima minoría armada que controla el poder central. Ni siquiera fue ventilada formalmente la iniciativa entre los parlamentarios para evitar los errores garrafales que completan una faena de espaldas al país hiperinflacionado, pandémico, censurado y reprimido.

Algo más que curioso, ambas partes ponen el destino del país en manos de Dag Nylander, quien suscribió también el memorándum de entendimiento. Y, así como hemos aprendido las amargas lecciones de los innumerables diálogos o negociaciones fracasados, parecemos olvidar la que infringió el noruego a los altos intereses nacionales, poco tiempo atrás.





En efecto, el Secretario General de las NN. UU., fijó el plazo de un año para que Venezuela y Guyana se acordaran en torno a la reclamación del Esequibo, nombrando a Nylander como su representante con poderes de mediación, en 2017. Que sepamos, el vecino país nunca se sentó a negociar con representantes venezolanos y a quien suponíamos un experimentado mediador, pues, estuvo en la Colombia conflictiva, sólo conversó en Miraflores y jamás hizo las diligencias pertinentes con la oposición legítimamente representada por la Asamblea Nacional, como si lo hizo con la oposición al gobierno de Georgetown, cosa que denunciamos públicamente al cuestionar su trabajo. ¿Cuál fue el resultado?

El Secretario General de las NN. UU., el señor António Guterres, remitió injustamente el caso esequibano a la Corte Internacional de La Haya, pero, ahora, aparece de nuevo en el horizonte el señor Nylander en un rol estelar para el consabido encuentro mexicano. El detalle que falta, pues.