Jóvenes venezolanos estudian carreras cortas para conseguir trabajo rápido

Se ven sillas y mesas vacías en el café de la Facultad de Administración y Contabilidad de la Universidad Central de Venezuela (UCV), en Caracas, Venezuela, 29 de septiembre de 2020. Fotografía tomada el 29 de septiembre de 2020. REUTERS / Fausto Torrealba

 

 

Las carreras de Técnico Superior Universitario (TSU) han sido de mucha demanda en el país, debido a la situación actual. Son las más solicitadas por los estudiantes para poder titularse con rapidez.





María Isabel Rangel  // 2001 

Tulio Ramírez, presidente de la Asociación Civil Asamblea de la Educación, explicó que los jóvenes eligen carreras corta “dada la premura que tienen por obtener algún tipo de titulación para buscar empleos a temprana edad. Inclusive migrar con un título lo más rápido posible, porque eso podría garantizar la apertura de oportunidades.”

Ramírez, quien es profesor de la Universidad Central de Venezuela y la Universidad Cátolica Andres Bello, comentó que “no hay ninguna cifra oficial que demuestre que las carreras cortas tienen más demanda que la de licenciatura”.

En ese particular recalcó que “el panorama del país prácticamente hace que los estudiantes puedan optar por esa alternativa de estudios”.

El educador especificó que “a nivel general la matrícula ha decrecido tanto en las universidades públicas como en las privadas. En esto, por cifras oficiosas no oficiales de investigadores como el profesor Luis Bravo Jáuregui, que ha demostrado en sus series estadísticas construidas a través de los años que la matrícula desde el 2007 hasta hoy ha ido en constante baja”. Esto se debe a la migración de jóvenes, la búsqueda en el mercado laboral y ahora la pandemia por COVID.-19.

TSU es lo más rápido

En el caso de los bachilleres que cursan estudios superiores en las áreas no deseadas, mencionó que: “eso suele suceder en Venezuela desde hace tiempo, por efectos de una asignación arbitraria que hace la Opsu, porque no siempre ubica a los estudiantes en la carrera o en la universidad que solicitan”.

“Experiencias como esa no siempre terminan de manera feliz”, expresó Ramírez. Recalcó que “no hay ánimo para salvar obstáculos porque está estudiando algo que no le gusta. Cualquier percance es suficiente para abandonar la carrera”.

El experto en educación dijo que “mi propuesta siempre ha sido que sean las propias universidades las que elaboren sus mecanismos de admisión, que no solamente suponen una prueba de conocimientos, sino que también una prueba vocacional”.
“Terminan siendo profesionales frustrados”, destacó el profesor Ramírez.

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