¿Por qué las personas alérgicas a los mariscos no deben ingerir cigarras? Expertos en EEUU aclaran

¿Por qué las personas alérgicas a los mariscos no deben ingerir cigarras? Expertos en EEUU aclaran

Foto: Cortesía

 

Muchos chefs y aficionados a la cocina alrededor del mundo suelen experimentar con recetas que incluyen abundantes cantidades de cigarras o chicharras, como también se les conoce, ya sea en platillos de sushi, tacos o como decoración en galletas.

Por Noticias Telemundo 





Pero este miércoles las autoridades de Estados Unidos emitieron una advertencia para quienes gustan de esos ruidosos insectos: las personas alérgicas a los mariscos no deben comerlos.

“Tenemos que decirlo”, advirtió en un tuit la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés). “No coma #cigarras si es alérgico a los mariscos, ya que estos insectos comparten una relación familiar con los camarones y las langostas”.

Expertos y defensores del medio ambiente han promovido por mucho tiempo el consumo de insectos como una fuente de proteínas sostenible y económica, una práctica que no ha tenido un éxito extendido Estados Unidos. A los insectos se les atribuye que son fuente de proteínas de alta calidad y de otros nutrientes, como ácidos grasos omega-3, hierro, zinc, y vitaminas B12, C y E.

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La advertencia de la FDA se produce pocas semanas luego de que una docena de estados de la Costa Este vieran la llegada de miles de millones de cigarras del ‘enjambre X’, uno de los más numerosos del país, que emergieron esta primavera para cumplir con su frenético ritual de reproducción después de haber pasado 17 años bajo tierra, protegidos de sus depredadores y viviendo de la sabia y las raíces de las plantas.

La Agencia de Protección Ambiental asegura que las cigarras no son dañinas para las mascotas, los jardines o la mayoría de los humanos. Sin embargo, si los gatos o los perros se las comen, “esto puede causar malestar estomacal o vómitos temporales, pero no hay necesidad de preocuparse si una mascota come una pequeña cantidad de cigarras”.

“Las cigarras no pican ni muerden. No son tóxicas”, dijo el Centro de Medicina Veterinaria de la FDA en un tuit a fines del mes pasado. Aún así, su “exoesqueleto crujiente puede irritar el revestimiento del estómago si se come en grandes volúmenes y puede ser un peligro potencial de asfixia, especialmente para perros pequeños”.

El ‘enjambre X’

Se esperaba que durante las últimas semanas de mayo y las primeras de junio el enjambre emergiera del subsuelo, primero como larvas que treparían a las ramas de los árboles y luego como ruidosos insectos voladores que saldrían de sus exoesqueletos para buscar pareja en el bosque.

“Cortejarán, se reproducirán, volarán, volverán a la gente loca y serán comida de todo mundo”, vaticinó en enero el entomólogo Michael J. Raupp, profesor emérito de la Universidad de Maryland.

Hay quince grandes enjambres o generaciones de cigarras en el país. Cada una emerge en un periodo de entre 13 y 17 años. El año pasado, los insectos de la generación IX vieron la luz en el suroeste de Virginia, Virginia Occidental y Carolina del Norte, también tras pasar 17 años enterrada.

El nombre de ‘enjambre X’, por tanto, es el número romano que se refiere al orden en el que fue descubierta esta generación de chicharras por los científicos. De las quince generaciones que se han hallado, se cree que dos se han extinto.

Aunque las cigarras son increíblemente ruidosas —cada macho es capaz de producir un sonido de entre 80 y 100 decibeles, equivalente al ruido del motor de una podadora o de una avioneta volando a baja altitud— expertos concuerdan en que no representan un riesgo para los humanos ni para los animales.

Los insectos: ¿la comida del futuro?

Por mucho tiempo, debido a su extraordinaria abundancia, los insectos han sido fuente de alimento para muchas especies animales, y también para los humanos.

Los ambientalistas aseguran que, dado que se espera que la población mundial alcance los 9,700 milliones para el 2050, uno de los mayores desafíos de la humanidad es asegurar que haya suficiente comida para todos. Es en ese marco que presentan a los insectos como una forma de lidiar con la crisis.

Se estima que más de 2,000 millones de personas en 130 países ya los consumen.

Estudios recientes citados por la publicación The Conversation aseguran que consumir algunos insectos (como los gusanos de seda, las orugas de la polilla de la cera, las larvas de tenebrio y los gusanos de la harina) “podría mejorar la salud intestinal, la presión sanguínea y reducir los niveles de glucosa en sangre”.

Los científicos también defienden que, comparados con animales de granja convencionales como las vacas, los cerdos o los pollos, los insectos protegen más el medio ambiente porque producen menos gases de efecto invernadero, pues no defecan tanto y no fermentan alimentos en sus entrañas produciendo metano.