Keiko Fujimori pasó al segundo lugar en el escrutinio provisorio de las elecciones presidenciales en Perú

La candidata presidencial peruana por el Partido Fuerza Popular, Keiko Fujimori, saluda a sus partidarios después de emitir su voto frente a un colegio electoral en Lima durante las elecciones generales del 11 de abril de 2021. – Unos 25 millones de peruanos asistirán el domingo a votar por una nueva presidente en medio de la semana más mortífera del país por la pandemia de coronavirus y un aumento de nuevas infecciones. (Foto de Gian MASKO / AFP)

 

La líder de Fuerza Popular llegó al 13% de votos y superó a Hernando de Soto, con el 70% de mesas procesadas. La tendencia le favorece y todo apunta a que será la rival del izquierdista Pedro Castillo

La candidata derechista Keiko Fujimori se mostró confiada en acceder a la segunda vuelta en Perú, mientras avanza el escrutinio de la votación del domingo, que por ahora ha confirmado la ventaja del izquierdista Pedro Castillo.





Por Infobae

La candidata comenzó la jornada en el cuarto puesto, pero el avance del conteo, que fue incluyendo más votos alejados de los centros, le fue favoreciendo hasta llegar al segundo lugar (13,1%). Así, con el 70% de mesas escrutadas, superó al empresario ultraconservador Rafael López Aliaga (12,5%) y al economista liberal Hernando de Soto (12,9%).

“Tengo mucha fe de que en las próximas horas se confirmará nuestro pase a la segunda vuelta”, dijo Fujimori la noche del domingo en un video dedicado a la militancia fujimorista. Y es que la confianza estaba puesta en el conteo rápido de actas realizado por IPSOS, un método que suele contar con alta precisión y que le da un 14,5% de los votos, con suficiente ventaja por encima de López Aliaga (11,9%) y De Soto (10,8%).

Por su parte Castillo, que irrumpió en las encuestas tan solo en las últimas dos semanas, lidera con holgura tanto las estimaciones de conteo rápido (18,1%) como el escrutinio real (17,1% con el 52% del escrutinio).

Cortesía

 

En cuanto a sus rivales, De Soto asumió una posición de cautela. “Quisiera que las cifras sean más claras y poder decir cuál es mi planteamiento al respecto. Es evidente que el margen es bien estrecho”, dijo a la prensa en la entrada de su casa.

En cambio, López Aliaga, quien antes de la votación había difundido versiones infundadas de fraude, arremetió: “No nos robarán esta elección”. Confrontado por los boca de urna adversos, respondió: “Eso es un mamarracho que no sirve de nada (…). Estamos revisando actas, en todo el Perú estamos barriendo. Aquí vamos a hacer conteo a detalle”.

Ante lo ajustado que se prevé el recuento, Fujimori ya salió al paso para ofrecer a De Soto “trabajar juntos” para confrontar a la “izquierda radical” representada por Castillo. “Más allá de las diferencias que tengamos, también hay grandes coincidencias”, afirmó la candidata antes de señalar que entre ellos “no importa quién pase a la segunda vuelta. Espero que podamos trabajar juntos”.

Keiko también tendió puentes a otros partidos que “no quieren que (el país) se convierta en Cuba o Venezuela”. “Vamos a confrontar al populismo y a la izquierda radical, seremos muchos los peruanos que se van a sumar”, expresó Fujimori.

¿La tercera es la vencida?

La heredera del ex autócrata Alberto Fujimori (1990-2000) llegaría así a su tercer ballotage, tras las derrotas frente a Ollanta Humala (2011) y Pedro Pablo Kuczynski (2016). Es una de las candidatas con más “antivoto”, aquellos ciudadanos que aseguran que nunca votarían por ella, pero el escenario que se viene es de una polarización extrema.

La líder de Fuerza Popular se presentó en esta ocasión con una propuesta de derecha autoritaria, reivindicando la presidencia de su padre, preso por violaciones a los derechos humanos y a quien ya dijo que piensa indultar si llega al Palacio de Gobierno, y apostando por aplicar “mano dura” para resolver los problemas de los peruanos.

Peruvian presidential candidate Keiko Fujimori casts her vote at a polling station in Lima, Peru, June 5, 2016. REUTERS/Mariana Bazo

 

Sobre Fujimori pesa una acusación por el delito de lavado de activos vinculada a la supuesta financiación ilegal de las campañas de su partido en 2011 y 2016 a cargo de la empresa brasileña Odebrecht, entre otras.

La jornada electoral se dio bajo una complicada situación, con la pandemia de COVID-19 batiendo récords de muerte y contagios y el país sumergido en una profunda crisis económica. A esto se añadió un retraso en la apertura de un gran número de mesas de votación debido a la incomparecencia de los miembros de mesa designados.

Si bien casi todas las mesas pudieron finalmente recibir votos, lo hicieron casi cinco horas después de lo establecido y eso generó largas filas y aglomeraciones, además de exponer a los adultos mayores, discapacitados y mujeres embarazas que, precisamente por protocolos de seguridad anticovid, habían sido convocados a votar a primera hora.

Más de 25 millones de peruanos fueron llamados a votar en estos comicios, obligatorios para todos los ciudadanos de entre 18 y los 70 años de edad.