Alfredo Maldonado: Inicio a cierres y a tiros

Si esto es para comenzar el año, mal lo vemos para los once meses y medio que vienen. Claro, quizás alguien en el alto Gobierno o en La Habana pensó que los cuerpos legislativos, llámense Asamblea, Congreso o Parlamento, son casas de locos, y mejor un psiquiatra para dirigir la nuestra que un militar retirado y que ya había estado al frente de esa Asamblea cuando tenía opositores adentro y después parece haberse entrenado en la legislación sin contramano en su Asamblea Nacional Constituyente. Ha llamado la atención y hasta hay quien diga que está caído, personalmente no lo creo, en mi opinión puede que haya cambiado el mazo pero sigue dando.

No mucho después de la cómoda y bastante descarada instalación de la Asamblea sin oposición, la policía uniformada entró a plomo sin cortapisas en las alturas peligrosas de La Vega y disminuyó la población malandra en 20 o algo más de individuos sin un solo policía siquiera rasguñado, sin que el Fiscal General de la República, otrora empecinado defensor de los derechos humanos dijera ni una palabra.

Y para completar el exitoso inicio de año de acuerdo a la escuela castrista, el régimen arrasó con WPI TV y cerró o al menos amenazó a Efecto Cocuyo y está investigando, tribunales de por medio, a una ONG que parece que estaba conspirando o estafando con enfermos de SIDA, con lo cual sólo quedarían hablando mal del gobierno voceros opositores fugados al exterior aunque, como bien señaló el propio Diosdado Cabello, eso poco importa porque en esta Venezuela no hay Internet. Este modesto y viejo escribidor de pendejadas es prueba paciente de que Cabello tiene razón, no hay internet. Por lo menos, el de CANTV.





Y tras todo eso, mientras el coronavirus crece como el hambre y el hartazgo populares, lo único que nos faltaría es que al señor Joe Biden, nuevo Presidente de Estados Unidos, le dé por mantener sanciones contra Venezuela y su gobierno en vez de ser el pajarito en rama que los castromaduristas interpretan, amigo del alma y con un partido que, como el demócrata, ya es medio comunista.

Habría que tener en cuenta, sin embargo, que hay un concepto extraño, vsinas de los gringos, que igual sirve de pretexto para conversaciones que para motivo de ataques y avanzadas militares, que se llama “intereses de los Estados Unidos”, y que no depende de quien esté al frente de la Casa Blanca sino de lo que los expertos del norte opinen –y entre esos expertos organismos tan peligrosos como el Departamento de Estado, la Central Intelligence Agency –popularmente conocida como la CIA, de tenebrosas suspicacias-, la aún más suspicaz National Inteligence Agency (creo que se llama así) y el siempre preocupante Comando Sur. Como detalle, todo barco civil o militar con bandera estadounidense que esté navegando por el Caribe, tanto si va a Puerto Cabello o Guanta, a Curazao o Guyana, por estar en ese mar pertenece automáticamente al Comando Sur; es decir, el Almirante Faller tiene bajo sus órdenes no sólo los buques de combate a los cuales Fuerte Tiuna quiere atemorizar con un par de Sukhois sobrevolando el litoral oriental, sino a muchos barcos que cruzan esas aguas en direcciones diversas. Algo que deben tener en cuenta los tanqueros iraníes, que tras una enorme vuelta, llegan a puertos venezolanos con la peor gasolina del mundo –aunque mejor ese kerosén que ninguno.

Claro, todo eso después que el Presidente arrancó el año con un peculiar discurso que escribió alguien que no conoce al país ni sabe lo que pasa, o es un mentiroso entrenado, vestido de liquiliqui azul que ya es una manera de irrespetar al Poder Legislativo –pero se le perdona- con descaro y condecoraciones.

Me dicen que está por abrirse una agencia Ferrari en Las Mercedes (no me consta), que es algo que sí debería prohibir el Gobierno a menos que se proponga hacer un censo de los audaces, porque a menos que el Ferrari traiga reservas de gasolina para varios meses, ese carro con la iraní ni siquiera arranca, además que andar con un auto de esa magnitud por las calles caraqueñas es una especie de grito permanente de “soy muy rico, ven y asáltame”. Porque una cosa es ir a un bodegón a comprar con dólares en el bolsillo carísimos y exclusivos productos importados que después pueden meterse en una bolsa o en la maleta de un carrito modesto –un chino, por ejemplo-, y otra pararse en un semáforo con un Ferrari mientras le dure la gasolina traída de Europa.

O que la carísima suspensión caiga en uno de tantos huecos, que ya sería desgracia, si uno con carro viejo y rudo menta madres en cada hueco, imagínese lo que un enchufado diría dentro de su Ferrari, atención, Presidente.

Eso, sin contar conque como dice una periodista, la Fuerza Armada ya no es capaz de defender a la patria de las invasiones armadas que ya están adentro con soldados y cuarteles en dificultades de comida y de atención médica –no hablamos de los generales y almirantes, ellos sí están bien.

Tal vez uno, que nunca pierde la esperancita, deba decir como Petkoff una vez, “lo bueno de esto es lo malo que se está poniendo”.