Biden lucha contra la idea de que su gobierno es el tercer mandato Obama

Biden lucha contra la idea de que su gobierno es el tercer mandato Obama

“El equipo refleja que Estados Unidos ha vuelto”, remarcó Biden al presentar el martes en Wilmington a los primeros elegidos (CHANDAN KHANNA / AFP)

 

 

 





La comparecencia tuvo un aire de restauración o de encuentro de compañeros de clase. Así se describió la presentación en público de los seis primeros elegidos por Joe Biden para cargos clave de su próximo gobierno.

FRANCESC PEIRÓN // LA VANGUARDIA

“Es un equipo que refleja que Estados Unidos ha vuelto”, remarcó el presidente electo en el acto de Wilmington, en Delaware. Su afirmación fue un rotundo rechazo al aislacionismo internacional del America first del presidente Trump, bunkerizado en su realidad alternativa sin reconocer su derrota, a pesar de haber autorizado la transición.

Están listos para liderar el mundo, no para retirarse de él. Abrazan mi creencia básica de que Estados Unidos es más fuerte cuando trabaja con sus aliados. Colectivamente, este equipo ha obtenido algunos de los logros diplomáticos y de seguridad nacional más definitorios de los últimos tiempos, conseguidos gracias a décadas de experiencia colaborando con nuestros aliados”, remarcó Biden.

Todos disfrutan de un trazo en común: los seis son veteranos de la administración Obama. Y por esta razón ya le ha caído a Biden el calificativo de que está ensamblando un tercer mandato de su amigo, con el que compartió la Casa Blanca ocho años en su condición de vicepresidente.

Este no es un tercer mandato de Obama”, enfatizó Biden la noche del martes, en una entrevista en la NBC, para tratar de quitarse de encima ese sambenito. “Afrontamos un mundo totalmente diferente al que encaramos en la administración Obama-Biden”, insistió en su argumento.

El presidente Donald Trump ha cambiado el paisaje, lo ha convertido en América sola”, reiteró.

Esa conexión con el 2016, una vez se salga del túnel trumpista, aún aumenta con dos nominaciones que se prevén para la próxima semana. Una, Janet Yellen como secretaria del Tesoro, ya ha trascendido. La otra es una apuesta. En los medios existe la casi unanimidad de que Michèle Flournoy será la elegida para el Departamento de Defensa. Las dos recibieron la bendición en el anterior ejecutivo demócrata. Barack Obama nominó a Yellen para la Reserva Federal, donde ocupó la presidencia del 2014 al 2018, mientras que Flournoy desempeñó la subsecretaría de Defensa.

A la hora de hacer este ensamblaje, Biden da la impresión de perseguir la unidad de las facciones del partido. Su cálculo hace que los analistas consideraran que no está yendo ni demasiado a la izquierda ni demasiado a la derecha. Ni los progresistas encuentran por ahora ningún nominado que les desespere, ni tam-poco los moderados, incluidos republicanos reconvertidos en su lucha contra Trump. Pero si despuntaron voces jóvenes de esa ala progresista, cuyo poder ha ido a más en especial desde las elecciones legislativas de medio término en el 2018, que no muestran interés en revivir una repetición de los años Obama.

Las legisladoras Alexandria Ocasio-Cortez, Ihan Omar y Rashida Tlaib, tres de las integrantes de la llamada “cuadrilla”, firmaron este martes una petición destinada a Biden. Le urgieron a no nominar a Bruce Reed para la oficina de gestión y presupuesto. Reed fue su jefe de gabinete en su época de vicepresidente.

En esa petición le describen como “un halcón del déficit” y recordaron que, en su momento, Reed, apoyó los recortes en Seguridad Social y en las ayudas sanitarias a los pobres.

La configuración de su equipo también provocó murmullos de protesta entre los colaboradores que han estado a su lado durante estos cuatro años de travesía del desierto. Los que han compartido esa etapa con Biden creen que se les relega en beneficio de la gente procedente de la era Obama.

Por ahora, sin embargo, predomina la percepción de que Biden está armando un ejecutivo de profesionales bien preparados, “de adultos” como dicen en comparación al que formó Trump. Pero no se olvide que casi todos se han de ganar la aprobación del Senado. Si bien se prevé que los nominados hasta ahora superen la prueba, la hostilidad republicana empieza a condimentarse.