Elías Amor: Economía sin datos, nueva apuesta del Consejo de Ministros de Cuba

Elías Amor: Economía sin datos, nueva apuesta del Consejo de Ministros de Cuba

No sabemos cuántas reuniones del Consejo de Ministros castrista se han dedicado al análisis de los asuntos económicos y sociales desde que estalló la pandemia y el obligado confinamiento que ha paralizado la economía del país, que ya venía muy fatigada desde septiembre de 2019.

La última vez ha sido durante el Consejo de Ministros de septiembre, con la asistencia y participación del mismo amplio elenco de otras veces: Manuel Marrero, Machado Ventura, Lazo, Valdés Mesa y, por supuesto, Díaz Canel, Gil, Murillo, Malmierca, etcétera, entre otros. Solo faltó Raúl Castro.

Precisamente fue el ministro de Economía y Planificación, Gil quien empezó la reunión informando sobre varios puntos relativos a su competencia. Que si la actividad productiva de las inversiones no ha crecido con la dinámica necesaria, que si el impacto del bloqueo, que si no se producen suficientes alimentos, que si hay que sustituir importaciones, que si la COVID-19 sigue causando estragos al funcionamiento de la economía por la pérdida de exportaciones, las dificultades para el acceso a las fuentes de financiación internacionales, las pocas inversiones extranjeras, el exceso de actividad estatal sobre la privada, el descontrol de los gastos del presupuesto… y así, un sin fin de problemas para los que el ministro no ofreció ni un solo dato de coyuntura, ni un porcentaje, ni una media, ni nada.





Todo el análisis de la economía cubana en el corto plazo se basa en una descripción cualitativa realizada por un ministro al que, obligatoriamente, hay que creer todo lo que dice.

Mientras que otros países siguen de cerca la evolución de sus principales indicadores de producción, empleo, inversiones, exportaciones e importaciones, movimientos de capital, los cubanos se tienen que conformar con las explicaciones del ministro Gil que, por escuchadas, son tan repetitivas que aburren, porque es lo mismo que viene diciendo desde hace un año, antes de que estallara la crisis del coronavirus.

Como no hay datos, estos Consejos de Ministros acaban siendo una sucesión de informes que aportan poco al análisis objetivo de los problemas y lo que es más importante aún, a la solución a los mismos. Por ejemplo, el ministro habla de que las inversiones no se están cumpliendo, pero no ofrece una cifra cuantitativa, y tan solo se limita a decir que este es “un aspecto al cual deberá prestarse especial atención, dada la prioridad estratégica de estos sectores en la reducción de la dependencia importadora, la soberanía alimentaria y energética, y la transformación productiva del país”.

¿Y qué mas? ¿Por qué unos sectores si y otros no, cuando se habla de inversiones? ¿Acaso no es más racional apostar por inversiones en aumento que permitan recuperar de una vez la baja participación de la formación bruta de capital fijo en el PIB, origen de la debilidad de la economía cubana? ¿Y acaso el ministro no sabe que para conseguir ese objetivo hay que aceptar la inversión privada, y no solo la estatal, con todo lo que supone de un nuevo marco jurídico para los derechos de propiedad?

El ministro enumera, por ejemplo, los problemas provocados por la COVID-19, como “pérdida de ingresos por exportaciones; la afectación en la importación de productos esenciales; las dificultades para el acceso a fuentes financieras externas y a créditos comerciales; el impacto en los niveles productivos del sector estatal, del no estatal y la inversión extranjera; así como a la ejecución de un grupo de gastos no previstos inicialmente en el Presupuesto del Estado”, pero no ofrece ni un solo dato y así no se puede ir a ningún sitio.

Tan solo una cifra: Hasta el cierre del mes de agosto “la economía contabilizó en cerca de mil millones de pesos en gastos ocasionados por las medidas de enfrentamiento al coronavirus, y que están asociados, en lo fundamental, a disímiles erogaciones que ha tenido que asumir el presupuesto del estado, que en el periodo ha evidenciado también una contracción de los ingresos”, o igualmente los “366 millones de pesos en gastos por garantías salariales a trabajadores que han tenido que quedarse en casa a causa del nuevo coronavirus y que también ha financiado el Presupuesto del Estado”.

¿Cuánto se apuesta el ministro de Economía de Cuba que la desviación de gasto va a ser mucho mayor que esos mil 400 millones de pesos que anuncia? Ofrece pocos datos, pero cuanto menos inquietantes. Porque si solo han transcurrido seis meses de la pandemia, y quedan otros tantos, esa cifra va a subir y mucho, probablemente se irá al entorno de los dos mil 800 millones o quizás más, tres mil millones de pesos, en tanto que los ingresos no aumentarán. Y la pregunta es la misma de siempre, ¿de donde va a salir el dinero? ¿de los bonos soberanos y la patética deuda pública que anunciaron hace unas semanas? Lo dudo, es mucho dinero, se está hablando de un 3% del PIB. Alguien tendrá que venir al rescate, ¿ya se sabe quién va a prestar fondos?

Este es el tipo de preguntas, cuyas respuestas el pueblo cubano necesita conocer, y que algún periodista de Granma debiera formular al ministro. La situación económica es de tal gravedad, y la incapacidad de gestión del gobierno comunista tan obvia, que sin credibilidad ni confianza se puede ir muy lejos, por mucho que hagan alarde de trabajo, de dedicación y de otras cosas que, obviamente, están incluidas en el cargo, ¿o no?

El Consejo de Ministros abordó otros asuntos candentes. ¿Alguien se acuerda del “perfeccionamiento empresarial”? Si, aquellas técnicas para conseguir que las empresas estatales fueran más eficientes. Pues bien, continúan trabajando en ello, aunque parezca mentira, y el Consejo de Ministros aprobó un conjunto de medidas para “avanzar en el perfeccionamiento de las empresas estatales” por supuesto, bajo la dirección del incombustible Murillo, que sigue empeñado en creer que “mayor autonomía a las empresas y flexibilidad” es la receta para hacerlas funcionar de manera eficiente, cuando sabe que ese no es ni el camino ni la solución.

Pero Murillo lleva casi 30 años convencido de su “perfeccionamiento empresarial” y ahora es muy tarde para reconocer errores. Mientras tanto, más empresas siguen desapareciendo, un 11% desde 2014 (de mil 995 que había entonces a las mil 774 de 2019, según ONEI).

Da igual que las nuevas medidas a las empresas se relacionen con un mejor destino de las utilidades retenidas después de impuestos, o que se generalice a todo el sistema empresarial el “pago por alto desempeño”, o que se permita a los trabajadores jubilados ser contratados para ocupar igual cargo al desempeñado al momento de obtener su pensión, siempre que responda al interés de la entidad. Murillo sabe que son paños calientes en una herida que no se ha cerrado y que además, por culpa de un mal tratamiento, se gangrena.

Todas las medidas anunciadas por Murillo, como ese juego irreal para “dar mas facultades a los jefes; para que se paguen impuestos sobre utilidades y distribuyan utilidades, sin tener personalidad jurídica, estableciendo como condición que la empresa ceda parte de su patrimonio; que autorice a contratar a los trabajadores de la entidad fuera de su jornada laboral en determinados servicios, o convertir en empresas las unidades empresariales de base que cierran ciclos productivos, total o parcialmente, o desarrollen actividades de diferente naturaleza dentro de la misma empresa, previo análisis y fundamentación del Presidente de la Organización Superior de Dirección Empresarial” no son las que deben permitir a las empresas cubanas funcionar de manera eficiente, ya que continúan apostando por una estructura jurídica que resta productividad y competitividad a las empresas.

Lo estatal ha mostrado su ineficiencia y el fracaso de la revolución, en palabras de Díaz Canel.

La reunión acabó con informes de Marrero sobre las empresas estatales socialistas, más de lo mismo; o el cumplimiento de la Operación Puerto-Transporte-Economía Interna (Optei), en el transcurso del primer semestre de 2020, a cargo del ministro de Transporte. También Malmierca pasó revista a los daños económicos ocasionadas al país por irregularidades ocurridas en las operaciones del comercio exterior y se presentó, por el presidente del Instituto de Planificación Física, un análisis de las ilegalidades que se han ido detectando durante el presente año en varios territorios y que afectan el ordenamiento territorial y urbanístico de Cuba.

Díaz Canel habló de la “encomiable” batalla que libra la nación frente a la COVID- 19 y que “el fracaso nunca será una opción para la revolución, y nosotros vamos a vencer y defender nuestra independencia, nuestra soberanía, sin ninguna injerencia, con las capacidades y las potencialidades que tenemos en nuestro pueblo”.

El presidente añadió que a la par estaremos involucrados “en el diseño del funcionamiento del país en la normalidad, con realismo, y recuperando la actividad económica y social en todo lo posible, para que la economía, de una manera gradual y controlada, se vaya reactivando”, en lo cual trabajan varios grupos de trabajo.

Sería bueno saber quiénes forman estos grupos, y sobre todo, con qué criterios han sido elegidos y si realmente existen. Sería bueno saber si tal vez requieren alguna ayuda adicional. Cualquier aportación, por pequeña que sea, en estos casos debe ser bien recibida.

Sin indicadores ni datos, lo tratado en este Consejo de Ministros tiene poco interés, por no decir ninguno.


Alias Amor es Economista Presidente del Observatorio Cubano de Derechos Humanos Miembro del Consejo del Centro España-Cuba Félix

Este artículo se publicó originalmente en CiberCuba el 29 de septiembre de 2020