La nueva normativa adoptada por la Unión Europea para la migración y las demandas de asilo no representa una ruptura con el modelo que hasta ahora estaba vigente, criticó este jueves en Bruselas el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, que defiende una política más firme.
“El tono de la propuesta es mejor. Pero ‘reubicación’ o ‘cuota’ es siempre ‘reubicación’ o ‘cuota’, porque cambiar de nombre no es suficiente. El enfoque básico no ha cambiado porque quieren administrar la migración pero no contener a los migrantes”, dijo el dirigente conservador.
Orban, junto a sus homólogos Igor Matowic (Eslovaquia) y Mateusz Morawiecki (Polonia), se reunió este jueves en Bruselas con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para discutir detalles del Nuevo Pacto para la Migración y el Asilo, lanzado el miércoles.
Luego de esa reunión, en un encuentro con la prensa en la representación de Polonia, Orban dijo que “no hay una ruptura. Hay muchos cambios, pero no hay aún una ruptura”.
En su visión, una verdadera ruptura con el modelo vigente sería que “nadie puede pisar la Unión Europea sin tener el permiso para hacerlo o sin que su pedido de asilo sea aceptado. Hasta ese momento, tienen que permanecer fuera del territorio de la Unión Europea”.
El dirigente derechista húngaro añadió que la propuesta defendida por su país “es contener a los migrantes. Y son dos cosas distintas”.
Por su parte, Morawiecki señaló que Polonia, Hungría, Eslovaquia y República Checa (que forman el llamado Grupo de Visegrado), defienden “políticas de más rigor y eficiencia en al control de fronteras, y ayudas a áreas que constituyen una fuente de migrantes a Europa”.
En el encuentro que mantuvieron con Von der Leyen, dijo Morawiecki, presentaron sus “opiniones iniciales” sobre la nueva política migratoria europea.
Este nuevo Pacto distribuye responsabilidades entre los países del bloque para el tratamiento de migrantes y demandantes de asilo.
La normativa determina que los países que no estén dispuestos a recibir inmigrantes deberán asumir la responsabilidad por el reenvío de esas personas a sus países de origen, idea que el Grupo de Visegrado rechaza con firmeza.
AFP