La desinformación en torno a Bielorrusia y Caso Navalny preocupa a la Unión Europea

La desinformación en torno a Bielorrusia y Caso Navalny preocupa a la Unión Europea

Navalny
FOTO DE ARCHIVO: El político opositor ruso Alexei Navalny participa en una manifestación para conmemorar el quinto aniversario del asesinato del político opositor Boris Nemtsov y para protestar contra las enmiendas propuestas a la constitución del país, en Moscú, Rusia, el 29 de febrero de 2020. REUTERS / Shamil Zhumatov – / Foto de archivo

 

La Unión Europea (UE) ha detectado nuevas narrativas de desinformación en torno a la crisis en Bielorrusia tras las elecciones presidenciales de agosto y el envenenamiento del opositor ruso Alexei Navalny, ambas con una tendencia a culpar a Occidente de intentos de desestabilización.

Fuentes europeas apuntaron este jueves a estos dos eventos de actualidad recientes como áreas donde han detectado un incremento en los intentos de desinformación, con tácticas que “hacen el rastreo y la atribución mucho más difíciles”.





A la hora de analizar estos casos “hay que encontrar un equilibrio entre enfoques que puedan funcionar y al mismo tiempo no pasarnos”, explican estas mismas fuentes.

“Lo último que queremos es inmiscuirnos en la libertad de prensa o de expresión”, dijeron, señalando, por ejemplo, la dificultad de clasificar “información que no se puede probar como falsa”, cuando hechos o imágenes reales “se ponen en un contexto para dar una impresión para crear una narrativa” engañosa.

LAS PROTESTAS EN BIELORRUSIA

Las manifestaciones en Bielorrusia desde la victoria en las elecciones presidenciales de Alexandr Lukashenko, disputada por la oposición, tildada de fraudulenta y que la UE no reconoce, han sido el origen de campañas de desinformación en las últimas semanas.

En Bielorrusia, la UE ha detectado una “fuerte presencia de medios controlados por el Estado y por el Kremlin” en todo tipo de canales, como radio, televisión o las redes sociales, incluyendo Telegram, donde la oposición bielorrusa “había tenido ventaja en el pasado”.

El objetivo de esta desinformación no es tanto la oposición política a Lukashenko sino “Occidente” como un catalizador de la revolución y una amenaza a la seguridad nacional.

En este sentido, se señala particularmente a países vecinos como Lituania o Polonia, a quien se acusa incluso de tener intenciones de ocupar parte del territorio bielorruso, así como a la OTAN, a quien se describe como “una amenaza inminente que está rodeando Bielorrusia con tropas”.

Además, la narrativa que se está presentando desde Rusia es que “Bielorrusia está siendo atacada” y que Rusia es “el único camino hacia delante”, con “un papel predominante” del medio del Kremlin Russia Today en apoyo a los medios públicos bielorrusos.

EL ENVENENAMIENTO DE NAVALNY

El ataque al líder opositor ruso Alexei Navalny también ha tenido presencia en los esfuerzos de desinformación de las últimas semanas, con reacciones en los medios controlados por el Gobierno ruso “muy similares” a las que se vieron con el envenenamiento del exespía ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia en Salisbury (Reino Unido) en 2018.

“Es similar en términos de tendencia, niega la existencia de pruebas fiables, construye teorías de la conspiración sobre a quién puede beneficiar o vende dudas sobre el incidente en sí”, dijeron las fuentes.

Igual que en el caso de Bielorrusia, se plantea como “una fuente de provocación externa” ideada por “Occidente” como excusa para imponer nuevas restricciones y sanciones y “castigar a Rusia”.

Las narrativas principales detectadas en los medios prorrusos alegan, por ejemplo, que el ataque nunca ha sucedido y que el problema de Navalny es de salud o que el ataque ha sido para poner presión a Rusia.

También se ha visto un rechazo a que haya pruebas -se acusa a los médicos berlineses de fabricar los resultados de los análisis del opositor que confirmaban el envenenamiento con un agente nervioso soviético- o se cuestiona “por qué Rusia querría envenenarle” cuando no es una figura “popular” en el país.

En ambos casos, los análisis desde la UE se han complicado por la complejidad que está alcanzando el ecosistema mediático prorruso, con actores “menos obvios” que Russia Today o Sputnik en los que el apoyo expreso del Kremlin no se puede rastrear de la misma manera.

EFE