David Mendoza: Los poderes creadores del pueblo

David Mendoza: Los poderes creadores del pueblo

Según el redactor del preámbulo de la Constitución Nacional de la República Bolivariana de Venezuela Gustavo Pereira, ésta visibilizó al pueblo. Así lo recoge una página de noticias y opinión política publicada el 15 de diciembre de 2011. Y añade: “el poder creador del pueblo” está más vivo que nunca a través del poder popular y los consejos comunales. Así mismo, cuando mencionamos los poderes creadores del pueblo, nos viene una sonrisa natural a la boca y pronunciamos casi automáticamente “Aquiles Nazoa”, ese poeta, humorista y cronista siempre presente, primo de mi abuela: María Elpidia Nazoa. Él afirmaba que creía (profesando) en los poderes creadores del pueblo. Por último, el pintor César Rengifo fue un ferviente defensor de los poderes creadores del pueblo desde una perspectiva muy influenciada por sus ideas políticas. Sin embargo, hoy más que nunca es importante reivindicar esta invocación del preámbulo de la constitución: “los poderes creadores del pueblo”.

¿Y qué significa “los poderes creadores del pueblo”?

Si buscamos la palabra “poder” en el diccionario, encontraremos definiciones parecidas a esta: “Tener la capacidad o facultad de hacer determinada cosa” del diccionario electrónico Farlex. Y si buscamos la palabra “crear” encontramos: “Sacar o producir una cosa de la nada”. Por otra parte, vale la pena también buscar la palabra “pueblo”: “Conjunto de los habitantes de un país o de un lugar determinado” otra acepción “Conjunto de personas de la misma etnia, religión u otro vínculo que les une en una comunidad, tanto si vive en un país como si son errantes”, también “Conjunto de las personas humildes de una población”, y esta que es muy interesante, “Conjunto de todos los ciudadanos de un país respecto a sus gobernantes”.





Si valoramos el contexto en el cual la palabra “pueblo” está siendo invocada en el preámbulo de la constitución, tendríamos que convenir que se refiere a todos los venezolanos, por tanto, estaríamos hablando de la primera acepción. El poder creador de todos los venezolanos sin importar su clase social, religión, origen étnico o cultural y lugar de residencia. De ser el caso, el redactor de dicho preámbulo, descontextualiza el significado de “pueblo” cuando afirma que esta constitución lo visibilizó. En esta afirmación, él quizá se refiere a cualquiera de las otras acepciones de pueblo, pero no a la que él mismo utilizó como poder constituyente.

Con respecto al poder, cabría una salvedad. Si se invoca al poder creador del pueblo, es porque ningún poder está por encima de éste, es el máximo poder, y por eso se le invoca. Por tanto, afirmar que hoy el poder creador del pueblo está más vivo que nunca, a través del poder popular y los consejos comunales, es una falacia o al menos una contradicción. Si se está invocando porque es poder, es porque está vivo, no medio vivo. La voluntad política de encausar los poderes creadores del pueblo en formas para su manifestación, no puede pretender excluir cualquiera otras formas de existencia del poder creador del pueblo, por esto no es exacto afirmar que está más vivo que nunca, ni en 2011 ni ahora.

“El poder creador del pueblo” es más grande que sus pregoneros. Si es poder creador, puede construir su propia realidad, si no puede, entonces no es poder. Si puede, entonces también puede romper las formas previstas para su manifestación, si no puede, entonces no es poder. No se limita a los prejuicios ideológicos de un grupo político o a una forma determinada de ver la realidad. Sin embargo, la pregunta de las cien mil lochas ¿Puede el pueblo venezolano crear su propia realidad? Más allá del eslogan de marketing político ¿Puede?

¿Tiene poder hoy el pueblo de Venezuela para crear su propia realidad y su propio sueño?

El poder creador del pueblo es quizá una resultante de los diferentes vectores que lo componen. Y al parecer se auto contrarresta, las fuerzas se neutralizan. Hoy el poder creador del pueblo de Venezuela está totalmente neutralizado. Y para aterrizar un poco esta idea, veamos su creación material, mídase como se mida, un ejemplo: el producto interno bruto, palo abajo desde hace mucho tiempo, su producción intelectual con las universidades a duras penas aguantando, palo abajo, y así. Incluso lo más fantástico se ha visto en estos días: invocar el poder creador del pueblo para neutralizar la voluntad del pueblo. Es el caso de la actual Asamblea Nacional Constituyente, la cual es producto de la necesidad de servir de contrapeso a la Asamblea Nacional electa por el pueblo, por parte de un grupo político. Incluso, lo que se previó como régimen democrático en Venezuela, hoy se ve más que empañado por un uso sectario del poder político. Lo que se cede y concede a la injusticia por causa, mañana servirá como instrumento contra tal causa (lo digo yo). Tenemos años de ley habilitante, permitiendo a la administración el uso indiscriminado y sin control de los recursos del pueblo, ese al cual se invocó como poder supremo.

¿Te acuerdas de tu amigo “el constituyentista”?

Sobre esta conversación escribí en un artículo titulado: ROMPECABEZAS V: GENERALES ESDRÚJULOS Y MI AMIGO EL “CONSTITUYENTISTA” publicado el 22 de febrero de 2019 en otro diario, lo siguiente, reseñando el encuentro con mi amigo:

“En los pasillos del Edificio de Postgrado de la Universidad Santa María, mientras me dirigía a la coordinación, me topé con un amigo, cuyo nombre, a propósito no voy a recordar ahora, que forma parte de ese cuerpo colegiado, convocado por el presidente del PSUV, denominado Asamblea Nacional Constituyente. Él se inscribía en una especialización (si no recuerdo mal) de criminología. Luego de una breve pero nutritiva conversación, les puedo dar fe de lo siguiente:

Sobre la legitimidad

Pregunté: ¿Tú de verdad crees que la Asamblea Nacional Constituyente representa a todo el país?
Respondió: A una parte. Pero ellos fueron los que no participaron (refiriéndose a la oposición). Pregunté: ¿Te parece que eso es suficiente para justificar que el país no esté representado, sino una parte, en un órgano como ese?
Respondió: Ellos decidieron no participar.
Pregunté: La gente reclama que la institucionalidad del país es ilegítima. ¿Por qué no convocan elecciones?
Respondió: ¿Cuál es la lógica de eso? ¿Qué vamos a hacer con los cuatro millones de comunistas que tenemos?
Preguntó: ¿Tú crees o no crees que esto es una democracia?
Respondí: No es democracia (ni una democracia, ni otra democracia. Esto no es ninguna democracia). Ustedes (refiriéndome a la Asamblea Nacional Constituyente) no representan a la sociedad. No tienen legitimidad, ni tampoco las demás instituciones.
Preguntó: ¿Entonces crees que es una dictadura?
Respondí: Dictadura, dictablanda, no sé. Pero democracia no es.

Fin de la cita. En el mejor de los casos, Venezuela no tiene presidente sino un “César”.

Principio político de representatividad

“El principio de representatividad es de vital importancia para afianzar la legitimidad institucional. Tiene la virtud política de la voluntad ciudadana expresada a través del sufragio universal, libre, secreto y directo; garantiza la obtención de los intereses ciudadanos por los poderes constituidos, principal objetivo de cualquier sistema democrático y; otorga a los representantes electos, la fuerza orgánica del quéhacer público… El efecto consustancial de esta trilogía del poder consolida la legitimidad del estado, otorga gobernabilidad y gobernanza al ejercicio público, genera acciones corresponsables e incluyentes con la ciudadanía y evita la verticalidad y opacidad de las acciones y programas del quéhacer público” fuente: http://rendiciondecuentas.org.mx/el-principio-de-la-representatividad-democratica-y-la-voluntad-ciudadana/

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