Ángel Lombardi: ¿Feudalización del poder en Venezuela?

Más allá de las definiciones de un sistema político hay que intentar describirlo, como una especie de anatomía y fisiología del poder, la política y el político. No otra cosa hizo Maquiavelo en El PRINCIPE desde la observación directa y el estudio de la historia. En el caso venezolano, harían falta muchos estudios, pero podemos intentar fijar algunos aspectos relevantes, en este caso, me centro en lo que podemos llamar la “feudalización del poder”; suspendida de hecho la Constitución (solo se aplica lo que convenga), el poder está fragmentado y repartido de manera fáctica. En el llamado “gobierno” hay un presidente de cuestionada legalidad y legitimidad de parte de un importante sector político y social y un poco más de cincuenta países. En torno a él se cohesiona (?) parte de la estructura burocrática y la influencia, no negada, del régimen cubano y otros intereses económicos internacionales. En paralelo está otro dirigente de poder público visible, presidente de una “constituyente” supra-constitucional y con plenos poderes. Además preside el partido de gobierno y se le atribuyen fuertes e importantes influencias económicas y militares. Un tercer dirigente, con rango vicepresidencial y responsable de las políticas económicas y ahora también responsable de PDVSA. Una evidente, no oculta ni negada troika del poder. El “sector-militar” también está fragmentado en un archipiélago de grupos y fuerzas fuertemente penetrado por intereses económicos, políticos e ideológicos y bajo vigilancia y sospecha permanente. Sobre estas cuatro bases se “sustenta y sostiene” el régimen y todas las estructuras de poder y gobierno “arriba y abajo”.

¿Es sostenible este “modelo” en el tiempo? No lo sé.

Si no se divide internamente (implosión) puede durar y más si la torpe oposición (igualmente también dividida y enfrentada) no lo entiende. He tratado de ser descriptivo, lo que no significa que me equivoque y peque de simplismo. Cuando EEUU hace la propuesta realista de transición democrática negociada y la permanencia del Alto Mando mientras se organizan los procesos electorales correspondientes, está reconociendo la realidad y fortalezas del régimen. Mientras muchos opositores siguen planteando sus diversas y contradictorias “tesis”, que no discuto, simplemente planteo que se analicen en la perspectiva de su viabilidad real, factible y objetivamente posible. Un repaso rápido: El TIAR, con EEUU en proceso electoral y una América Latina sumida, cada país, en una grave crisis económica, social y política, luce poco probable “activarlo”. El “golpe” tan deseado y proclamado por muchos es cosa de conspiradores y uniformados, que debe haberlos (algunos desde la seguridad del exterior), el régimen lo sabe y el modelo castrista ha sido eficaz en prever. Por último, la “invasión” irreal, fantasiosa y extemporánea, por las elecciones en EEUU y porqué están empantanados en Medio Oriente, y la mayoría de los norteamericanos no quieren otra guerra y por eso, por exigencias electorales, está retirándose parcialmente del Medio Oriente. Cualquier escenario es posible, pero no veo en el horizonte 2020 los escenarios bélicos y la gravedad de la crisis venezolana exige soluciones políticas de corto plazo; quizás no las deseables en un plano teórico, pero toda solución política es insatisfactoria por definición. Eso lo supo Maquiavelo y lo escribió, más allá de sus propias ideas y deseos, y por eso El Príncipe se sigue leyendo. Al margen y para terminar, en lo personal preferiría soluciones no violentas, racionales y de sentido común. Y devolverle a la política su mejor sentido, que no es otro que el acuerdo en el disenso sobre la base del interés general y el bien común, en este caso, la tranquilidad, las oportunidades y prosperidad a todos los venezolanos.