La Gran Aldea: La Investigación

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La Gran Aldea

 

 

La investigación





La actividad investigativa que precede a un señalamiento por parte del Departamento de Justicia de EE.UU. al momento de presentar una acusación formal, está basada en hechos concretos. Agentes encubiertos, grabación de comunicaciones, seguimiento personal y tecnológico, dan cuenta de la veracidad o falsedad de lo que van aportando testigos e informantes. Todas estas técnicas fueron utilizadas en esta investigación, de modo que cada afirmación de la acusación, contra Maduro y su gente, se encuentra respaldada por varios medios probatorios.

Por: Zair Mundaray – La Gran Aldea 

Uno de los acontecimientos jurídicos distintivos del nuevo siglo, fue sin duda la comprensión por buena parte de la comunidad internacional, de las dimensiones que ha alcanzado la criminalidad organizada transnacional, y los peligros que este fenómeno comporta para el sostenimiento de las relaciones sociales armónicas, la estabilidad de los sistemas democráticas, los equilibrios económicos y las libertades ciudadanas.

Como consecuencia de la Resolución 55/25 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 15 de noviembre de 2000 nace la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, un todavía joven instrumento, cuyos frutos han sido hasta el momento bastantes discretos si hacemos un balance. Sin embargo, esta norma ha sido fundamental en la investigación adelantada por la Fiscalía de Nueva York contra la banda delincuencial que ha convertido a nuestro país en un Estado mafioso.

Kofi A. Annan, para entonces Secretario General de las Naciones Unidas, decía durante la presentación de esta Convención que uno de los contrastes más marcados que existen en el mundo actual es el abismo entre lo civil y lo incivil. Cuando digo “lo civil” quiero decir la civilización: Los siglos acumulados de conocimientos que sientan las bases del progreso. Cuando digo “lo civil” también quiero decir la tolerancia: El pluralismo y el respeto con los que aceptamos a los diversos pueblos y nutrimos de ellos nuestras fuerzas. Y, por último, quiero decir la sociedad civil: Los grupos de ciudadanos, empresas, sindicatos, profesores y periodistas, los partidos políticos y demás grupos que desempeñan una función esencial en el funcionamiento de toda sociedad. Por el contrario, alineadas contra esas fuerzas constructivas, cada vez en mayor número y con armas más potentes, se encuentran las fuerzas de lo que denomino la “sociedad incivil”. Se trata de terroristas, criminales, traficantes de drogas, tratantes de personas y otros grupos que desbaratan las buenas obras de la sociedad civil. Sacan ventaja de las fronteras abiertas, de los mercados libres y de los avances tecnológicos que tantos beneficios acarrean a la humanidad. Esos grupos prosperan en los países con instituciones débiles y no tienen escrúpulos en recurrir a la intimidación o a la violencia. Su crueldad es la verdadera antítesis de lo que consideramos civil. Son poderosos y representan intereses arraigados y el peso de una empresa mundial de miles de millones de dólares; pero no son invencibles. Annan parecía vaticinar lo que sería la Venezuela de unos años después, cuando las fuerzas de la incivilidad al mando de Hugo Chávez, tomaron el control del Estado para destruir todo a su paso.

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