El interferón cubano: El mito y la realidad, por Waldo Acebo Meireles

Telesur presenta al médico cubano Luis Herrera como el creador del Interferón | foto captura

 

Recientemente el gran amigo de Cuba, Nicolás Maduro, cantó loas a la ayuda que estaba recibiendo de los médicos cubanos para combatir el COVID-19 y como estaban empleando el interferón descubierto por el médico cubano Luis Herrera, y los maravillosos resultados que están alcanzando. Decenas de website de izquierda, y algún que otro de derecha, han propagado esa falacia, incluso un noticiero de Telesur[1], que también se ve en Cuba, ha repetido esa falsedad y lo mejor de todo es que el Dr. Herrera, que aparece en el mismo, no ha tenido la mínima honestidad de negar esa tremenda engañifa.

La farmacopea ‘cubiche’ ha tenido grandes y variados logros, desde aquel, ya lejano, PPG (policosanol) capaz de reducir el colesterol[2] en sangre y como efecto secundario, muy publicitado, el de aumentar la libido masculina hasta el veneno de alacrán que cura un variado grupo de cánceres. Si estos y otros grandes descubrimientos de la farmacopea cubana son en el mejor de los casos inicuos, el asunto del interferón sí tiene una trascendencia dañina, ya que crear una falsa esperanza en que el Heberon, nombre con el que comercializa el interferón producido en Cuba, puede curar o por lo menos aliviar el virus que genera el COVID-19, es punto menos que algo criminal.





Este médico que se auto nomina creador del interferón ni tan siquiera estuvo entre los seis profesionales cubanos[3] que el 30 de marzo, lunes, de 1981 llegaron al laboratorio del Dr. Kari Cantell[4] en Helsinki, Finlandia, que generosamente aceptó mostrarles a los cubanos como se podía producir el interferón a partir de sangre humana. Este reducido grupo fue el que logró producir el interferón por primera vez en Cuba, en una residencia adaptada como laboratorio. Este fue el núcleo básico para el desarrollo de lo que después fue el llamado ‘Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología’.

El Dr. Manuel Limonta que había estado al frente de los seis que se entrenaron con el Dr. Cantell dirigió ese centro hasta 1999[5] e inició la producción en gran escala del interferón que ha sido comercializado como ya mencionamos con el nombre de Heberon, desconocemos si ha sido un éxito comercial, pero lo que sí sabemos es que no ofrece una cura para el virus que se ha diseminado por todo el planeta, y desgraciadamente, por la incuria de los que desgobiernan el país, van a tener más que suficientes pacientes para comprobar su efectividad.


[1]https://www.youtube.com/watch?v=j7jFYy1gJiA

[2] “Incluso en dosis altas, el policosanol derivado de la caña de azúcar cubana no produjo cambios significativos en los niveles de colesterol durante las 12 semanas de tratamiento, dijo el autor principal, el Dr. Heiner Berthold, de la comisión de medicamentos de la Asociación Médica Alemana.” En: The Boston Globe; 17 de mayo de 2006.

[3] El grupo estuvo integrado por Manuel Limonta Vidal, Victoria Ramírez Albajés, Ángel Aguilera Rodríguez, Pedro López Saura, Eduardo Pentón Arias y Silvio Barcelona Hernández. Revista Bohemia, 28 de noviembre de 2016.

[4] Kari Cantell. The Story of Interferon: The Ups and Downs in the Life of a Scientist. Ed. World Scientific Pub Co Inc. 1998, págs. 140-149.

[5] En 1999 estuvo implicado en uno de esos procesos supuestamente anti-corrupción acusado viajes innecesarios al extranjero, mal uso de divisas y otros pecadillos. Ver: Sergio Díaz-Briquets Jorge Pérez-López. Corruption in Cuba Castro and Beyond. Ed. University of Texas Press 2006, pág. 140. En 2011 pasó a ser Director Regional del International Science Council (ISC).


Este artículo fue publicado originalmente en CubaEncuentro el 24 de marzo de 2020