Grandes latrocinios sin investigación alguna, ningún juez se atreve, mediatizan al parlamento y surgen las grandes mafias de la impunidad que compran consciencias. Son muchísimos los ladrones qu temen salir del país, aunque también quienes lo hacen e inierten magníficas sumas en negocios turbios que tienen a todas las autoridades extranjeras con el ojo pelao. Estos no son los ladrones de antes que escandalizaban a la opinión pública y fueron objetos de bulliciosas investigaciones. Estos ladrones de ahora se distinguen por sus extravangancias. Grandes fortunas, caallos de paso y compra de botellas de vino en subastas públicas lo delatan. Sus hijos y demás familiares, gozan de la buena vida en Venezuela y e las grandes capitales del mundo. Arman unas parrandas sin pudor alguno en Caracas, desde el propio Ávila, o en cualquier sitio que se les ocurra. El único problema que al parecer tienen es asegurar la lealtad de os testaferros. A veces hay ladrones que roban a ladrones y lo mejor es callar. Pero si algún día se hace justicia, hijos, sobrinos y nietos, correrán con las consecuencias.
Estos ladronazos contaminan todo lo que puedan y ejercen una pedagogía que ha atrapado a gente de la oposición que incurre en los mismos actos, aunque – si se quiere – de dimensiones más modestas. Quien pueda apreciar cambios en la vestimenta, el uso de carro, chofer y guardaespaldas de cualquier “íder opositor”, tiene un buen corruptómetro a la mano. Como la tos, los reales no pueden ocultarse. Una pila de vagabundos que estafan la buena fe de los venezolanos. S el drama que vamos a solventar desde que se inicie el cese de la usurpación. No habrá espacio para los ladronazos de este o de cualquier momento.
Juan Pablo García es Diputado a la Asamblea Nacional.