Hermano de Óscar Pérez: El mundo debe saber que estos criminales siguen actuando desde Venezuela

Hermano de Óscar Pérez: El mundo debe saber que estos criminales siguen actuando desde Venezuela

Luis Armando Pérez, hermano de Óscar Pérez, en Madrid – M. Trillo

 

Al venezolano Luis Armando Pérez, exempleado de banca de 41 años, ya no le quedan hermanos vivos. El menor, Óscar Pérez, era el policía que se sublevó contra el régimen de Nicolás Maduro tomando un helicóptero en 2017 y que fue masacrado junto a otros seis rebeldes en El Junquito en 2018. Antes había sido asesinado el mediano, Alexánder.

Por Manuel Trillo / abc.es





Tras salir de Venezuela hace más de dos años y pasar por varios países de Sudamérica, Luis Armando está en España, donde ha solicitado asilo. Ayer acompañó a los diputados en el exilio Wilmer Azuaje y Franco Casello en la presentación de unas espeluznantes fotos y videos de la matanza de El Junquito, que han aportado a la Corte Penal Internacional y la Oficina de Derechos Humanos de la ONU como pruebas de crímenes de lesa humanidad.

«Vine a dar la cara porque hay que pararles. El mundo debe saber que estos criminales, que tienen una red de corrupción y están relacionados con grupos terroristas, siguen actuando desde Venezuela», declara a ABC. Además, advierte de que «son un virus y se están expandiendo para ampliar sus tentáculos». Por ello pide al Gobierno español que permanezca atento y «filtre» a los venezolanos que llegan, ya que entre ellos considera que hay personas vinculadas al régimen enriquecidos con el dinero «robado» al pueblo. Además, insta a imponer sanciones a los jerarcas chavisas como las de EE.UU.

Un héroe que compara con Jesucristo

A Luis Armando Pérez no le gusta que a su hermano le llamen «el Rambo venezolano». Para él, es un auténtico «héroe» y más bien lo compara con el propio Jesucristo por la magnitud de su sacrificio.

Los dos diputados venezolanos indicaron que las imágenes prueban que lo de El Junquito fueron asesinatos a sangre fría, pese a que Pérez y sus compañeros habían capitulado. «Cuando te rindes, tienes derecho a la vida», explicó Wilmer Azuaje, pero en este caso «les dieron tiros a quemarropa».

Según dice, así lo demuestran los restos de pólvora en los tatuajes, los impactos de bala en los brazos que indican una postura defensiva y que las armas de las víctimas estaban cargadas, es decir, que no habían disparado.

Pese a que parte de los familiares han mostrado su malestar por la difusión de las fotos, creen que son necesarias para mover a la acción. Si no se hubiesen mostrado las imágenes del horror del Holocausto, «no se habría sensibilizado para que no se repitiera», aseguró Franco Casella.