¡No huyo de Venezuela! Huyo de la desgracia que se vive en mí país, por Gervis Medina

¡No huyo de Venezuela! Huyo de la desgracia que se vive en mí país, por Gervis Medina

 

¡Cuestionar no es nada fácil! Sólo lo hacen los inteligentes, la gente que piensa y razona, la gente que conoce países con Estado de derecho, la gente que no confunde política con religión, la gente que no confunde “esperanza” con “expectativas”. La gente que siempre cuestiona e incómoda para saber la verdad, son sólo brutos para el “Estado deletéreo” de la coalición dominante y para “la Oposición representativa y presocrática”.





Seré brutalmente franco, ¡No huyo de mi país, huyo de la desgracia que se vive en él! Al igual que la mayoría, he estado recibiendo impactos duros a mi salud corporal y mental; por el caos económico, tecnológico, moral y teológico que se ha desarrollado en la última década en nuestro país, llamado Venezuela.
¡Resulta ahora! Que no se puede preguntar. Hay que conformarse con el “vamos bien”. Sí uno quiere saber más se convierte en sospechoso. Así ha engañado la clase política durante décadas repitiendo consignas y gritando kumbanyá.

Me afecta mucho lo que ha vivido mi familia, es una cosa inhumana. Además el cerco de censura que se vive día a día a través del gobierno local. El gobernador del estado Zulia y sus séquitos se han encargado del sufrimiento de toda una población, amenazando y poniendo en práctica la política del terror, bajo la bóveda del miedo con sus círculos armados, liderados por cierto, por un comunicador social.

¿Cómo voy a mantener a mi familia hasta que Guaidó y la comunidad internacional recalculen la estrategia? La dirigencia opositora aún no tiene un plan, una estrategia y una organización, que integre a la sociedad, puras pajuatadas y consignas.

¡Me harté! de la complicidad de varios profesionales del derecho extorsionando a los administrados en el SAIME, notarias y registros. Sin hablar de las que se hacen en SEDEMAT y la Policía de Maracaibo. Asi como también periodistas que colaboran con la coalición dominante, a través de los negocios de cuñas en radio y T.V. y luego gritan “Maduro coño e tu madre”. Huyo de los medios de comunicación que hacen lo propio, censurar a quienes somos críticos y denunciamos los actos de crimen en su momento. Pero cobran cheques gruesos por las cuñas que contratan del actual gobierno nacional, regional y municipal.

Por otro lado, me importa poco lo que declare “Guaidó”, su discurso político está agotado; nadie tiene más nada que decir.

¿Qué puedo hacer para acelerar el cambio? ¡Nada puedo hacer! Lo que pueda hacer o decir no hará que Trump decida ni que la MUD cambie y Guaidó deje de ser un famoso o peor aún que Maduro deje de mandar.

Con el discurso político agotado y sin tener incidencia en las decisiones de los círculos de Poder, la única lucha real y posible es por la supervivencia de mí ser.
Hoy en día, cuando no se sabe a ciencia cierta cómo, cuándo y de qué manera caerá la coalición dominante. La oposición participativa (sociedad) ha tendido a idearse una visión casi idílica del futuro del país. Tendiendo a pensar que todo se arreglará en paz y civismo que casi mágicamente desaparecerán las decenas de miles de miembros de colectivos, pranatos, guerrillas, narcotraficantes y grupos terroristas que hoy existen bajo la protección del Estado. Pensando que, las instituciones que dejaron de funcionar y donde se impuso el caos y el desorden pasará a ser una nación normal y estable por el solo hecho de un cambio de figura en el Poder.
Pues déjeme decirle que eso no será así; a menos que se planifique en todos sus componentes en todos detalles el restablecimiento de un ambiente de orden, seguridad y defensa.

El Stand Up Comey, del 23F ha decidido negociar con el sector más madurista del chavismo unas elecciones pactadas, junto al sector militar más implicado en narcotráfico y lavado de dinero. Bajo un acuerdo de impunidad a los altos jerarcas de la camada. Y sin rendir cuentas de las donaciones y conciertos celebrados para obtener recursos.

“Guaidó” ha demostrado ser un pésimo presidente y pésimo estadista para la transición, ya que está demasiado comprometido con la vieja política quien ha demostrado ser un candidato más, además de modelo de radio y televisión. La sociedad neofilista, quien ama lo que esté de moda, como si fuera el último “IPhone” vuelve a equivocarse, porque tiene sed de esperanza y busca “Mesías” en todos lados.
Por cierto, la sociedad en general se equivoca con el término “esperanza”. Confunde este principio cristiano, con la “expectativa” a la solución de los problemas de la Nación. He visto como profesionales de la comunicación, analistas de la política y políticos confunden estos términos, creando una falsa expectativa en el inconsciente colectivo de la población.

El “socialismo” ha avanzado en sus métodos, haciendo a la ciudadanía cómplice de su ejecución, mediante el voto viciado y el falso mesianismo político, han usado la fe contra sí mismo, haciéndole partícipe de su ciega destrucción. ¡El venezolano es el lobo del venezolano!

En ese sentido dedicaré el tiempo a mi vida personal, perdí el interés en el debate de las élites y el discurso político. La estrategia fracasó hay cosas que corregir y no lo están haciendo. Analizar lo inexistente, teorizar el absurdo polemizar por polemizar hablar por hablar, no tiene mucho sentido cuando el hambre, la enfermedad y la muerte toca tu puerta. ¡Quiero que pase lo que vaya a pasar y listo sin tanta paja filosófica!

El no corregir, traerá desgaste a los venezolanos y desmoralización, atacar a quien no está convencido no es funcional, el desgaste se está dando por inefectividad. Estamos entre tomar el Poder o la continuidad del estado forajido. ¡Apareció Chávez y lo endiosaron! ¡Apareció Capriles hicieron lo mismo! Apareció Guaidó y vuelven a hacer lo mismo! El peo no es el maestro, es que los alumnos son unos idiotas. Parte de la población vive el “efecto Guaidó” con el síndrome “Candy Crush”.
¡Amo a mi país! Pero me avergüenzo de la clase política. El venezolano es como un matorral en la estepa que no ve llegar la felicidad; habita en la aridez del desierto, en una tierra salobre e inhóspita.

El mesianismo, la sumisión al poder y ver a los políticos como seres infalibles que merecen la confianza total y absoluta, son taras que los venezolanos tenemos y que nos trajeron a esta hecatombe. Cuando el venezolano, no tema criticar al político más popular, deje de darle un cheque en blanco, que le exija al político y se le castigue si no cumple, y cuando se deje de confundir religión con política entonces diré allí “Vamos bien”.

¡Mi invitación es a mirar hacia adentro! El proceso de conversión ya no requiere influencias externas en ésta etapa de la integración de opuestos.

A “Nicolás Maduro” le digo que ¡Sólo sus propios aliados son los que le cortaran las bolas! A usted no lo va a tumbar ni “USA”, ni “Colombia”, ni la “Oposición venezolana”, a este proceso lo acabarán los hijos del proceso.

Estamos viviendo una era, y las eras solo las acaban los hijos de esa era. No es un período, un tiempo, o un momento, es una era histórica, que se reconocen por el rompimiento de constantes históricas. Este proceso ha roto constantes históricas y eso lo hace una “Era” y las eras sólo las acaban los hijos de esa misma era. Que hay que vivirlas para poderlas superar después.

Las sociedades tienen que pasar por ese proceso histórico y son inexorables. Las grandes sociedades, de hoy han pasado por cosas muchísimas más duras que las nuestras, esta era republicana. Por eso les digo, ¡Que no huyo de mi país, sino de la desgracia que se vive en él!

Gervis Medina
Escritor Venezolano