Tachirenses denuncian abusos de transportistas

Tachirenses denuncian abusos de transportistas

Foto Cortesía

 

El chofer puso en neutro el autobús, uno de esos largos y viejos que abusan de su vida útil en las rutas de San Cristóbal, y se paró al lado de su asiento para dirigirse a la masa humana, aglutinada, de casi 40 personas paradas en la línea central entre los casi 50 asientos, ocupados, por supuesto:

— Estoy esperando que las dos señoras que no me han pagado la diferencia, me den lo que falta. ¡Hasta que no me paguen, no arranco!





Se refería el hombre a que dos damas, una de ellas tercera edad, solo le había abonado 5 mil bolívares, precio oficial del pasaje urbano en la ciudad, pero que, sin mediar explicaciones, en casi todas las unidades que recorren diariamente la ciudad, unas incluso sin control de ruta, están cobrando diez mil. El doble.

–Mire, la señora de chaqueta negra, págueme los cinco mil que faltan, espetó el hombre, de nuevo, aún parado, oteando las personas paradas entre él y la señora, que apenas refunfuñaba mientras buscaba los billeticos en el bolso.

Esta escena sucede a diario en las unidades de transporte en la ciudad. Hay una tarifa oficial, que fue establecida por un acuerdo dado, sellado y firmado, como se dice, supuestamente entre caballeros: Uno, el ciudadano alcalde en representación de la comunidad de San Cristóbal. Del pueblo, pues. Y del otro lado, dirigentes del sindicato que representa a los transportistas.

— Uno supone, decía un pasajero de la unidad que nos ocupa, que cuando los del sindicato firman el acuerdo, es porque ellos, que son conocedores de los problemas del transporte, entienden que ese precio es por lo menos, razonable. Por eso firman. Entonces ¿porqué los choferes aumentan el pasaje a motu proprio, como si ellos fuesen la autoridad? 

El maltrato habitual de los conductores a los pasajeros, en particular a las personas de tercera edad, ha generado escenas dentro de las unidades que muestran el grave problema de tensión social que vivimos los venezolanos.

Cuando otro chofer le reclamaba a un tercera edad que le diera la mitad faltante, el anciano, con razón, y fuerza, se negaba. Esgrimiendo el argumento de que el pasaje cuesta cinco mil bolívares, y que el acuerdo habla de medio pasaje o pasaje gratis para los “viejitos”, aseguró que no pagaría los cinco mil restantes. “Te estoy pagando cinco mil, cuando debería pagarte 2 mil 500 ¡Vas ganando! Le dijo y le dio la espalda para irse a la parte trasera de la unidad.

El conductor, ofuscado, apagó la buseta, y gritando dijo que no se movía hasta que no le pagara. Entonces un pasajero, apurado, le gritó: “Yo te pago la diferencia vale, pero arranca! Le pagó y la camioneta continuó la ruta.

Entonces quedan los comentarios entre los pasajeros, unos a favor del anciano, cuestionando el tratamiento  y falta de respeto que aplican unos conductores. Ojo, no son todos. “¿Será que ese señor no tiene padre?” “¿Le gustaría que otro conductor se los tratara igual?”

Y otros a favor del conductor: “Bueno, hay que entenderlos, los pobres trabajan prestando un servicio. Y diez mil bolívares ya no es nada! Ni un refresco!”

 

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