¿En qué país vivimos?, por José Manuel Rodríguez

¿En qué país vivimos?, por José Manuel Rodríguez

 

“Yo hago lo que tú no puedes, y tú haces lo que yo no puedo. Juntos podemos hacer grandes cosas”.Madre Teresa de Calcuta.





Vivimos en una sociedad dividida, fraccionada por diferencias profundas de carácter social, político y económico. Habitamos entonces en varios países dentro de un mismo territorio.

Existe un país que es exclusivo de la clase gobernante. Un país de privilegiados por el poder, donde el hambre, la enfermedad, la inseguridad y la falta de servicios son vistas desde arriba sin que afecten ni por asomo a aquellos que lo tienen todo. Este pequeño país pareciera ser, por los momentos inexpugnable y está reservado a unos pocos que se ven gordos, rozagantes, sanos, en buenos carros, pues, el poder todo se lo provee.

Le sigue el país de los enchufados. Estos son todos aquellos que a costa del engañoso discurso de igualdad en “revolución” tuvieron, tienen y administran grandes contratos y negocios mil millonarios con el gobierno. Supieron conectarse, adular, halar mecate y pisar las cabezas que fuera necesario para acceder a los beneficios que les dan sus conexiones y tratos con aquellos que viven en la nación de la clase gobernante. A estos tampoco les falta nada. Manejan cuotas de poder importantes y muchas divisas, por lo general. Compran fuera del país, casi siempre en el diabólico imperio, a donde también van si se enferman. Tienen grandes mansiones en aquellas urbanizaciones del este, en las cuales según ellos unos años atrás vivían los “siniestros capitalistas de la derecha”, andan en carros blindados y pagan escoltas.

A raíz de lo acontecido en estos últimos años, se constituyó otra república, que nace del caos imperante e inducido. La república de los “bachaqueros”. En este submundo se mueven aquellos que descubrieron el negocio y el lucro en la desgracia del vecino. Los que de alguna manera se agenciaron contactos en la red de distribución de productos básicos para revenderlos al resto de los venezolanos a cinco, seis y hasta diez veces por encima de su precio. Estos consiguieron la solución a sus problemas. Generan una economía paralela, donde se maneja mucha plata. Pasan sus trabajos de vez en cuando, pero por lo general tienen sus necesidades cubiertas y se dan sus lujos, los que antes no podían. Aquí hacen vida todos los que tienen negocios derivados de la debacle económica. Los que contrabandean alimentos, los que compran y venden divisas, los que trapichean con las medicinas, en fin, el buhonerismo del mercado negro en su máxima expresión.

Tenemos otra entidad humana, que aunque es también parte de este territorio, se encuentra fuera de el. Son aquellos que salieron del país buscando nuevas alternativas de supervivencia. Aquellos que salieron huyendo de la crisis para mejorar ellos y ayudar a sus familias. Esa es la patria del éxodo. Sus familiares aquí pasan vainas, pero sobreviven gracias a las remesas que ellos envían, remesas que por cierto, ya los de la clase gobernante están por meterles mano, para que no se escape nada.

Después, y por último, está el país de los desamparados, de los que tenemos que sobrevivir con un salario de hambre, todos los avatares de la crisis económica. Los que vivimos en la escasez y luchamos día a día contra una hiperinflación. Un país donde se va la luz y el agua, un país sin transporte público y sin seguridad personal ni jurídica. Un país donde la realidad es la supervivencia, el desasosiego y la desesperanza. Este es el país más grande, el que ve cada vez más lejos las soluciones a sus problemas y que obligadamente pone sus ojos en cualquiera de los otros mencionados anteriormente para encontrar salida a sus sufrimientos, mientras quienes rigen los destinos de todo el territorio solo dedican su tiempo libre a hacer politiquería y populismo barato para conservar el poder que les permita mantenerse en el territorio de la clase gobernante.

Nuestra sociedad está mal, enferma y dividida. Mientras no haya real conciencia que este territorio es una patria única y que los problemas son de todos y para todos, seguiremos divididos hasta quien sabe cuándo.

José Manuel Rodríguez
Analista / Asesor Político
@joserodriguezasesor