Notas sueltas, por Carlos Moreno

Notas sueltas, por Carlos Moreno

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El castigo al Zulia no tiene comparación. Largas jornadas con apagones y fluctuaciones de energía se tornan en desesperación e impotencia.





El tránsito ha sido ya muy largo si nos remontamos a las siempre fallidas promesas de Hugo Chávez en 2008 cuando aseguraba acabar con la crisis energética. Hoy todo se intensifica con su delfín, igualmente destructor.

Los alimentos, suerte de tesoro, para quien pueda tenerlos y dar de comer a su familia, se pudren. Abuelos en cama, enfermos, niños recién nacidos, todos, sin distingo, vuelven a diario a las cavernas al quedar atrapados en un vaho caliente que taladra la paciencia.

No hay, claro está, comunicación, tampoco agua ante la falla de sistemas hidroneumáticos en casas y apartamentos. Todo es calor, fastidio, cansancio, supervivencia, retroceso. Toda explicación insulta al argumentar con saboteos, cuando la única verdad es la destrucción intencional de un país como medio para sostenerse en el poder. Y el régimen habla de elecciones.

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EEUU mueve en su tablero. Maduro sigue en el punto de mira y tres acciones recientes hablan de la estrategia.

El VP Pence señaló que los comicios del 20 de mayo son una farsa, de lo que se interpreta un desconocimiento definitivo si el régimen continúa con su plan, anunció sanciones a tres maduristas por narcotráfico y pidió a los países del hemisferio exigir cuentas a Maduro por destruir la democracia en Venezuela.

Pompeo, secretario de Estado, secundó el discurso y exigió la apertura de un canal humanitario.

Hay una agenda para Venezuela, midamos cómo la desarrollan en las próximas semanas luego de la decisión de Trump de abandonar el acuerdo nuclear con Irán, que ahora concentra la atención del mundo por la peligrosidad de la medida.

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Hace un año, mi hermano Paúl Moreno Camacho, el brigadista Cruz Verde de la Universidad del Zulia, asistía con todo el equipo, a niños y ancianos de la casa de cuidado Niños del Sol, en Maracaibo, luego de la arremetida con gases lacrimógenos por parte de la GNB a manifestantes zulianos.

Alguien capturó el momento de Paúl llevando en brazos a un niño, sacándolo de aquel edificio inundado de gases. Es una imagen que atesoro, que habló de su entrega por cuidar vidas en medio de la crisis de represión. Nueve días después un protegido del chavismo le arrancaba su vida.

Hoy construimos su sueño de llevar salud. Hoy guerreamos contra la corrupción judicial que ampara a un cobarde homicida. No descansaremos.