Purga castrense… ¿más leales a Chávez que a Maduro?

Purga castrense… ¿más leales a Chávez que a Maduro?

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Una conocedora del ámbito militar de Venezuela habla con DW sobre la reciente ola de arrestos en sus Fuerzas Armadas. A sus ojos, ésta evidencia la fractura del chavismo. “Va a haber muchas más detenciones”, presagia.





Por: DW

Cuando DW habló con el catedrático estadounidense Evan Ellis sobre la crisis político-institucional de Venezuela en mayo de 2017, su diagnóstico se convirtió en objeto de debate inmediato en las redes sociales, dentro y fuera de la nación caribeña. “Lo que ocurre en Venezuela no es una cuestión de política o de relaciones internacionales, sino un gran golpe del crimen organizado: un grupo de criminales ha tomado control del Estado y asaltado su tesorería”, sostenía el profesor del Instituto de Estudios Estratégicos (SSI) del Army War College de Estados Unidos, especializado en la investigación del acontecer latinoamericano.

“El problema de fondo es que no existe un mecanismo jurídico internacional ni un modelo de cooperación regional que permita rescatar a un Estado en esas circunstancias sin violar su soberanía”, argüía Ellis y agregaba que, “apartando formas de resistencia más agresivas que las vistas hasta ahora, que sin duda desembocarían en una tragedia, no hay muchas otras opciones para sacar al país del atolladero en que está. Pero la población venezolana está desarmada porque así lo establece la Constitución…”. El docente de Carlisle, Pensilvania, aludía tácitamente a una intervención militar externa y a un golpe de Estado como ultima ratio.

Desde entonces, la discusión de estas alternativas parece haber dejado de ser tabú. “Tenemos muchas opciones para Venezuela, incluyendo una militar, si es necesaria”, dijo el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en agosto de 2017. Su consejero de Seguridad Nacional, H. R. McMaster, confirmó que esa posibilidad estaba siendo sopesada. El 1 de febrero de 2018, poco antes de su gira por América Latina, el ex Secretario de Estado Rex Tillerson matizó esas declaraciones al alegar que la Casa Blanca no pretendía derrocar al hombre fuerte de Caracas, Nicolás Maduro, y sugerir que eran los soldados venezolanos quienes se encargarían de ello.

Una semana más tarde, el senador republicano Marco Rubio, figura clave en el diseño de la política de Trump para Venezuela, fue más allá y sostuvo que “el mundo apoyaría a las Fuerzas Armadas de Venezuela si decidieran proteger al pueblo y restaurar la democracia deponiendo al dictador”. Poco después, el 2 de marzo, comenzó lo que varios analistas políticos perciben como una purga extraordinaria en la institución castrense venezolana. En entrevista con DW, la periodista Sebastiana Barráez aporta más detalles sobre la ola de arrestos de uniformados que ha tenido lugar cuando faltan sólo dos meses para los comicios presidenciales.

Deutsche Welle: Licenciada Barráez, usted lleva cubriendo la fuente militar para varios medios por mucho tiempo, ¿qué importancia le da usted a la más reciente serie de detenciones de oficiales del Ejército, en comparación con las que se han registrado en años anteriores?

Sebastiana Barráez: Esta es la más significativa desde 1999, cuando Hugo Chávez ascendió a la jefatura del Gobierno, porque los oficiales detenidos no son opositores antichavistas. Al contrario, tengo entendido que ellos admitieron el motivo que los llevó a conspirar: su deseo de rescatar la ‘Revolución Bolivariana’, tal como la impulsó el difunto Chávez. No se registró un acto de rebelión flagrante, pero, gracias a la delación de una subalterna, la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) se percató de que el teniente coronel Igbert Marín Chaparro había asumido una postura crítica de cara al status quo y le siguió la pista.

A los ojos del estamento chavista, Marín Chaparro era un hombre de absoluta confianza; el cargo que él tenía cuando lo detuvieron no lo ostenta cualquiera: Marín Chaparro fue nombrado comandante del Batallón de Ingeniería Motorizada Juan Pablo Ayala, que, junto a las sedes del Ministerio de la Defensa y de la Comandancia General del Ejército, está ubicado dentro del Fuerte Tiuna, el corazón militar de Venezuela. Lo que tiene preocupado a Maduro es precisamente el compromiso de los conspiradores con el proyecto político de Chávez; ellos no son opositores antichavistas, sino astilla de ese palo que es la ‘Revolución Bolivariana’.

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