Yosmar Poleo: El Síndrome de Estocolmo

Yosmar Poleo: El Síndrome de Estocolmo

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El Síndrome de Estocolmo es un estado psicológico en el que la víctima de secuestro, o una persona detenida contra su voluntad, desarrolla una relación de complicidad con su secuestrador. En ocasiones los prisioneros pueden acabar ayudando a sus captores a alcanzar sus fines o evadir la justicia.

Hoy traigo a colación este concepto porque pareciera ser que el gobierno nacional a través de la aprobación de una Ley Contra el Odio, quisiera implantarnos de manera psicológica obligada el Síndrome de Estocolmo. Es decir, pretenden que amemos y desarrollemos sentimientos de gratitud por quienes han secuestrado el país por más de 18 años, por quienes han violentado nuestros derechos humanos, civiles y políticos, por quienes nos han sometido a una casa por cárcel porque han dejado que la inseguridad y los grupos paramilitares hagan de las suyas; por quienes nos han condenado al hambre, a la miseria, a morir a mengua y por quienes nos conducen en especial a nuestros jóvenes, a experimentar el Síndrome de Ulises, mejor conocido como el Síndrome del emigrante, que es un cuadro de estrés crónico y múltiple, que afecta a inmigrantes que viven situaciones extremas, y en el caso de Venezuela, más de 3.5 millones de venezolanos, han salido despavoridos del país para preservar sus vidas y sobrevivir a esta dictadura de nuevo cuño como la denominan.





El gobierno mediante la persecución, el chantaje, el amedrentamiento y hasta la cárcel, pretende que rindamos pleitesías a nuestros verdugos y que digamos amén a todos sus desaciertos y atrocidades. Y es que acaso se debe sentir amor y enviar bendiciones a la “revolución”, cuando sales en vía crucis a tratar de comprar alimentos y medicinas y no los consigue, y si corres con la suerte de verlos en algún anaquel, sus precios dolarizados te impiden adquirirlos; será que tenemos que bendecir la miseria de millones de coterráneos que hicieron de su rutina de vida, comer de la basura. Pues no señores, hablando en un lenguaje coloquial más no ofensivo, la gente siente ira, rabia, frustración y hasta furia, cuando su estómago está crujiendo de hambre y no se puede llevar a la boca ni un bocado de pan, porque la quincena la gastó el mismo día que cobró, o porque pagó lo que ya debía.

La ley entra por casa y el bullyng político que hace el gobierno del señor Nicolás Maduro, tanto a los dirigentes de la oposición o a cualquier mortal que se atreva a levantar su voz de protesta por la grave crisis que vivimos, debe cesar; o el lenguaje burlesco, agresivo y violento de los voceros del gobierno debe parar, porque sí esos señores no dan el ejemplo como pueden pedirle peras al olmos.

La Ley contra el Odio y ya conociendo a los personajes, es para aniquilar cualquier pensamiento plural y diverso mediante la intimidación y el chantaje, y para catequizarnos para que al final de los días terminemos diciendo “Viva Chávez”, “Viva Maduro” o cualquier otra loa sumisa y complaciente.

Con esta normativa nacida de un órgano ilegítimo como es la Asamblea Nacional Constituyente, se persigue impulsar con más fuerza la censura contra los medios de comunicación, para impedir que el mundo sepa la verdad de lo que aquí acontece. En una especie de Síndrome de Munchhausen, el gobierno quiere simular que todo está bien y que quienes nos empecinamos en mantenernos enfermos y descontentos por el modelo político, somos 30 millones de venezolanos.

Finalmente reflexiono que si de verdad el gobierno quisiera la unificación del país, debió comenzar con una Ley del Amor y del Perdón, y dar una muestra de humildad y liberar a los presos políticos por ejemplo; pero no estoy de acuerdo que a lo macho y al mejor estilo Jalisco, impongan una Ley contra el Odio, que vaticino va a traer más odio, más división y más descontento.

 

Yosmar Poleo C.

Periodista

Community Manager

@yosmarpoleo