El que esté libre de pecado, por Jorge Millán

El que esté libre de pecado, por Jorge Millán

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Feligreses acuden un domingo a la misa, una eucaristía especial que era oficiada por una autoridad clerical. Van a escuchar la palabra de Dios, el único refugio de muchos, en tiempos en los que alzar las manos al cielo, parece ser la única salida, ¡sin exagerar! La cotidianidad del recogimiento espiritual es rota a gritos y amenazas por un grupo violento que irrumpe en el templo y, a la fuerza, encierra a todos los presentes para obligarlos a escuchar un discurso político a favor del gobierno de Nicolás Maduro y de “el legado” de Hugo Chávez Frías. Como si se tratara de la sinopsis comentada de una trama de ficción, nuestra realidad la supera con creces. La iglesia queda en el 23 de Enero, es la parroquia de San Pedro Claver, en Monte Piedad. La misa de este domingo 29 de enero, la ofició Monseñor Jesús González de Zárate, Obispo Auxiliar de Caracas, quien tras escuchar de los camisas rojas una sarta de ofensas contra la Conferencia Episcopal Venezolana, se armó de valor para mediar y pedirles que dejaran en paz a la feligresía. Por cierto, aunque no les gusten los epítetos a estos radicales, se llaman colectivos violentos y su filiación con el gobierno es pública, notoria y comunicacional; por si las dudas. Esos mismos grupos del 23 de Enero que hemos denunciado ante el Ministerio Público por acosos cibernéticos en redes sociales con amenazas de muerte, en nuestra contra, sin que hasta la fecha haya el menor avance en las investigaciones.

La impunidad es la cara más terrible de este régimen. Mientras en otros países son los propios ciudadanos quienes se involucran en la escogencia de sus jueces, en Venezuela las tribus judiciales le quitaron la equidad a la justicia y ejecutan la orden del que gobierna, condenando al inocente y dejando escapar al delincuente, salvo contadas excepciones. Estas estructuras paramilitares que actúan como guardia pretoriana del gobierno son ilegales, parece insólito recordar lo obvio; no deberían portar armas, porque su monopolio está reservado al Estado, sin embargo, la desfachatez de su accionar, comunica un claro mensaje: el de la impunidad.





El debate en la opinión pública en los últimos días ha radicado en la reacción del PSUV a nuestra propuesta del camino del voto, como la mejor solución a tanto horror. Los voceros menos agresivos, aseguran que elegir a un nuevo gobierno “no resolverá los problemas estructurales”. Y es nuestro deber recordar que el hambre, el vertiginoso ascenso de la criminalidad y la inflación de tres dígitos, llegaron con Chávez y se quedaron con Maduro. Sí, ese Chávez del que el gobierno prohibe hablar mal a los empleados públicos, para luego negar que estamos en dictadura. Ordenar sacar de las operadoras de cable la transmisión de la serie “El Comandante” y tratar de bloquear los enlaces en YouTube, son solo otra evidencia más de la animadversión a la crítica, propia de regímenes autocráticos.

Sabemos que el ciudadano le tiene duras facturas a la MUD, incluso a nuestras decisiones. Hemos leído en redes comentarios sin filtro de gente que habla desde la desesperanza y la decepción. Sería deshonesto y anti demócrata no asumir las críticas y reclamos en su justa medida. La estrategia desmoralizante del gobierno rinde sus frutos, y pretende desmovilizarnos ante la injusticia. Por ello creemos profundamente necesario retomar el valor del individuo en este proceso por el que luchamos y aspiramos que culmine en la elección de un nuevo gobierno. Por dictaduras ha pasado nuestra patria y de ellas se ha liberado con sabiduría. Se nos trató de apaciguar con un diálogo al que fuimos como demócratas, pero del que nos paramos, no sin agotar los esfuerzos. Si el individuo no reacciona, la dirigencia opositora, por mucho que conduzca, no vencerá. El que esté libre de pecado…

Jorge Millán