Aumento de salario amenaza el consumo familiar

Aumento de salario amenaza el consumo familiar

(foto José Gil)
(foto José Gil)

 

Carolina Martínez, trabajadora con siete meses de embarazo, sentencia sin titubeos que se vienen días de “comida cara”. El incremento del salario integral le supone un salto de precios de alimentos. Considera que era “mejor bajar los precios para bajar la inflación, que aumentar los salarios porque cada día vamos a peor”. Así lo reseña laverdad.com / Yasmín Ojeda

El disparo de precio de productos, por ajuste de costos de producción en empresas que trasladen la carga de nóminas a las estructuras, se dinamiza en un decaído presupuesto familiar, golpeado por las variaciones mensuales y presión de la escasez. “Se nos vienen aumentos de todo. Servilletas, papeles, comida. Los precios no se contraerán, aumentarán. No tendremos cómo comprar”.

El Gobierno venezolano decretó un aumento del salario mínimo básico que se situaba en 15 mil 51 bolívares y pasará a 22 mil 576 bolívares, mientras que el bono de alimentación aumentará de 18 mil 585 bolívares a 42 mil 480 bolívares.





En datos hasta 2014, el INE publicó un descenso del consumo en los hogares. Los más pronunciados se cuentan en harinas, lácteos y cereales. El Banco Central de Venezuela también recoge la inclinación mensual en las encuestas a comercios y hogares a pesar de no anunciarla.

Una aproximación de cómo está el comportamiento de poder de compra se asoma con el informe del Centro de Documento y Análisis para los Trabajadores. El costo de la canasta alimentaria a junio cerró en 255 mil 436,88 bolívares. “Una familia requiere casi 17 salarios mínimos para poder cubrir sus necesidades”.

Para Cendas-FVM el análisis cerró para el mismo período en carga de 277 mil 432,88 bolívares. En un mes aumentó 50 mil 970 bolívares, obligando a las familias a necesitar 18.4 salarios mínimos para abastecerse de los alimentos esenciales para asegurar el consumo.

Marlene Hernández, ama de casa, conoce los resultados del alza. Cuatro kilos perdió de contextura. Muestra su delgadez palmeando la cintura asegurando que si se desayuna, no almuerza. Si almuerza, no cena. Falla una comida al día. “Tenemos que dejar de comer. Recortar más por lo caro de todo. Nos veremos más flacos”.

Hernández recomienda cambiar la política en los ajustes de salarios y precios. “Pagar más” para lograr los productos que registran margen de escasez y desabasto desestima. La medida era “contraer los precios”. Generar un camino para “producir más y bajar la inflación”, agrega Carolina Martínez. “No se puede tirar una cosa (aumento de salarios) sin conversar porque se va afectar al país”, concluye Hernández.