Oswaldo Páez-Pumar: El legado

Oswaldo Páez-Pumar: El legado

thumbnailcolaboradoresResulta apropiado escribir sobre el legado de Chávez cuando se están cumpliendo tres años del mismo; y más apropiado aún hacerlo hoy día de los inocentes.

Por Oswaldo Páez-Pumar

Fueron muchas las oportunidades cuando, en aquel entonces, se denunció su muerte, encubierta todavía hoy; cobertura que sirvió de punto de apoyo, para el bodrio de aquella ponencia “conjunta” de la sala constitucional que declaraba innecesario el juramento para considerar que había tomado posesión del cargo para el nuevo período.





Desde luego, la comedia que se formó alrededor de la designación del usurpador como sustituto, adquiere la condición de tragedia por el transcurso de estos tres años durante los cuales los venezolanos hemos podido percatarnos de la absoluta incapacidad del elegido para desempeñar el cargo. Sus alocuciones en cadena donde se empeña en imitar en gestos, entonación de voz y amenazas a su predecesor dejan traslucir que quien ejerce la función presidencial, no solamente está incapacitada intelectualmente para la misma, sino que carece del más mínimo sentido de la realidad y es también por lo tanto incapaz de hacerse asistir en la delicada función de conducir el país.

El legado que nos dejó Chávez fue el de un inepto. ¿Sería una sabia decisión para que al compararlo con él, se lo tuviera como insustituible? Yo no lo creo, porque pienso más bien que él murió creyendo que lo había hechomuy bien, como todo ególatra. ¿Pretendió hacernos caer por inocentes? Hay quienes juran sin tener prueba alguna, que ese día fue cuando murió. Sin embargo, no importa el día. El hecho cierto es que Maduro cayó por inocente y cree que dirige el país. No se da cuenta de que todo marcha a la deriva y que si fue escogido para el oficio fue porque no Chávez, sino Cuba, lo que quiere decir Castro, necesitaba alguien incapaz en grado sumo para que necesitara apelar al tutor.

Por eso resulta apropiado abordar este tema el día de los inocentes, ya que a pesar de todo lo zahorí que Chávez se creía, él fue quien primero cayó por inocente al pensar que los consejos de Castro tenían como objetivo ayudarlo en su tarea de gobernar a Venezuela, cuando por lo único que Castro se interesaba era por su propia sobrevivencia. El legado de Chávez es prolongar esa creencia y para ello nada más adecuado que un cretino.
Caracas, 28 de diciembre de 2015